Millán, San

Eremita español (473-574). Vivió alejado del mundo en la sierra riojano-burgalesa de La Demanda, en las inmediaciones del actual Camino de Santiago. El imaginario popular ha querido verlo como colaborador de Santiago el Mayor en la lucha contra los musulmanes. Fruto de ello es su representación iconográfica como caballero con una espada en la mano y en plena acción. Esto llevó a relacionar a ambos con alguna forma de pervivencia del mito de los Dióscuros, Cástor y Pólux.

En realidad, es una iconografía originada en el privilegio de los Votos de San Millán atribuido al conde Fernán González (934), pero considerado obra falsa de los monjes del monasterio de San Milán de Yuso (La Rioja). Los Votos, dirigidos a las gentes de Castilla y destinados al sostenimiento de dicho cenobio, vuelven a vincular de forma indirecta a Santiago con San Millán, ya que unido a ellos iba su consideración como patrón de Castilla. Llegó incluso a ser invocado como copatrón de España con el propio Apóstol, aunque la iniciativa no fructificó. En Yuso es posible contemplar su representación guerrera, tanto en la portada como en el altar mayor.

Gonzalo de Berceo (s. XIII) realizó un poema hagiográfico sobre su vida, que se considera uno de los primeros en idioma castellano. Las reliquias de San Millán se conservaron en el monasterio de Yuso, zona alternativa de paso del Camino Francés. Esto hizo que el relevante conjunto fuese destino de peregrinos en ruta a Compostela. En él hacían un alto para adorar al santo, al que se le atribuían muchos milagros. En el presente vuelve a ser un lugar visitado por los jacobitas. [MR]