musulmanes
Desde principios del siglo VIII, los musulmanes llegaron a la Península Ibérica y extendieron en ella su poder. Los antiguos reyes hispanos intentaron recuperar estos territorios y vieron en la figura del apóstol Santiago el miles Christi que les podía ayudar en su lucha.
Desde el descubrimiento por parte del eremita Paio, en el primer cuarto del siglo IX, del sepulcro que contenía los restos del apóstol Santiago y de sus discípulos Teodoro y Atanasio, el obispo Teodomiro autentificó que estos pertenecían a Santiago y así se lo comunicó al rey Alfonso II el Casto. El monarca favoreció el culto al apóstol y la peregrinación a su santuario y trató de instrumentalizar políticamente su figura para convertirlo en patrono y protector de las tropas cristianas frente a las musulmanas.
En el Códice Calixtino, Santiago se relaciona ya con la defensa de la cristiandad en distintos pasajes. Por ejemplo, se le aparece en sueños a Carlomagno (768-814) y le dice que “así como el Señor te hizo el más poderoso de los reyes de la tierra, igualmente te ha elegido entre todos para preparar mi camino y liberar mi tierra de manos de los musulmanes, y conseguirte por ello una corona de inmarcesible gloria […]. De esta manera se apareció a Carlomagno por tres veces el santo Apóstol. Así pues, oído esto, confiando en la promesa apostólica y, tras habérsele unido muchos ejércitos, entró en España para combatir a las gentes infieles”.
A Reinando Ramiro I (842-850), el apóstol se le aparece también en sueños la víspera de la batalla de Clavijo, en el año 844. Le anuncia que llegará en su auxilio en medio del combate, a lomos de un caballo blanco y le ayudará a vencer a las huestes musulmanas. Así lo hace, según la tradición, y el rey, como señal de agradecimiento, instaura en Calahorra el legendario Voto de Santiago. Aunque parece demostrado que el Voto de Santiago se estableció con posterioridad, probablemente en el siglo XII, este impuesto que tanto poder económico proporcionó a la archidiócesis compostelana tuvo su justificación en la ayuda e intercesión que el apóstol Santiago les proporcionaba a las tropas cristianas en sus enfrentamientos con las musulmanas.
Nuevamente en el Códice Calixtino Santiago se le aparece al obispo Esteban para defender su condición de miles Christi, “para que no dudes más de que milito al servicio de Dios y soy su campeón y en la lucha contra los sarracenos precedo a los cristianos y salgo vencedor por ellos. He conseguido del Señor ser protector y auxiliador de todos los que le aman y me invocan de todo corazón en todos los peligros. Y para que creas esto más firmemente con estas llaves que tengo en la mano abriré mañana a las nueve las puertas de Coimbra que lleva siete años asediada por Fernando, rey de los cristianos, e introduciendo a esto en ella se la devolveré a su poder”.
Después de la conquista de Granada en 1492, los Reyes Católicos confirmaron y renovaron el Voto de Santiago. La figura de Santiago matamoros fue utilizada políticamente por los monarcas hispanos e incluso portugueses en su lucha por la reconquista de los territorios de la Península Ibérica en poder de los musulmanes.
Ya en los siglos XIX y XX, los intelectuales galleguistas y otras personalidades europeas y españolas mostraron su desacuerdo con la figura guerrera de Santiago. En la actualidad, la representación de Santiago a caballo y enarbolando la espada contra los musulmanes ha perdido protagonismo. Incluso el Cabildo compostelano, aunque no se atrevió a quitar la imagen realizada por Gambino para una de las capillas de la catedral, sí tapa las figuras de los musulmanes heridos o muertos con un gran centro de flores para evitar una disputa que en el contexto histórico actual está fuera de lugar. [JS]