Rey de Asturias (759-842). Reinado: 791-842. Fue decisivo en el nacimiento y desarrollo inicial del santuario compostelano, situado, como el resto de Galicia, en su aislado reino cristiano asturiano, en el noroeste y norte peninsular. Hacia los años 820-830 confirmó como pertenecientes a Santiago el Mayor los restos óseos aparecidos en un olvidado edículo funerario de origen romano emplazado en un bosque del occidente gallego. Sobre los motivos y hechos concretos que le llevaron a tomar esta decisión nada se sabe.
Fue, en todo caso, un primer e imprescindible paso que sólo él podía hacer efectivo con su superior autoridad, emanada de Dios. Y le dio forma estable mandando construir la primera iglesia para el culto y la custodia del sepulcro. El paso siguiente fue la creación de una comunidad monástica responsable de los restos apostólicos, que dio origen al primer cenobio compostelano, San Salvador de Antealtares, actual convento de San Paio. Completó la labor de creación de lo que se iba a conocer como el locus sancti Iacobi -el lugar santo de Santiago- con un baptisterio del que apenas se conservan restos.
Pero Alfonso II no se conformó con todo lo anterior. En otra decisión que evidencia su interés por el naciente santuario de Santiago, realiza en el año 834, durante una peregrinación desde Asturias, la primera donación de tierras a la naciente Iglesia compostelana. Fue un espacio de tres millas de radio alrededor del locus sancti que daría origen al futuro señorío de Santiago y permitiría la supervivencia de los primeros religiosos del lugar.
Estas medidas, unidas a su decisión de situar a Oviedo como capital del reino y centro religioso, pretendían reforzar la pequeña iglesia asturiana frente a la situada en territorio musulmán, liderada desde la poderosa Sede Metropolitana de Toledo, que mantenía serias discrepancias teológicas con la del pequeño reino cristiano.
Se cree que Alfonso II solicitó ayuda al emperador franco-alemán Carlomagno, con el que mantuvo contactos, para la consolidación de su Iglesia y la durísima lucha contra los musulmanes, que llegaron a arrasar Oviedo, la capital del reino. Estos hechos pudieron inspirar en el siglo XII el relato legendario de la Historia Turpini -libro IV del Códice Calixtino- donde se sitúa al gran emperador continental como liberador del sepulcro y responsable de la apertura del Camino a Santiago. Se buscaba reforzar la dimensión europea del santuario, a pesar de que la muerte de Carlomagno se produjo en el año 814, varios años antes del hallazgo del sepulcro de Santiago, y de que el texto ignoraba la trascendencia de Alfonso II en el nacimiento del santuario.
Durante el reinado de Alfonso II podría haber nacido la consideración del Apóstol como “patrón y señor de toda Hispania”, partiendo quizá de fuentes que, como el himno O dei verbum, de finales del siglo VIII, aluden a un patronato anterior. En este confirmado patronato estarían los orígenes remotos de una interpretación de su figura como líder celestial en el largo combate peninsular contra los musulmanes. Esta interpretación va a convivir a través de la historia con su consideración como apóstol y peregrino, que le daría su verdadera dimensión europea.
Alfonso II está considerado como el primer peregrino jacobeo. Visitó el naciente santuario compostelano al menos una vez (834), llegando previsiblemente a través de lo que hoy se conoce como el Camino Primitivo, entre Oviedo y Compostela. [MR]