PaioTambién citado como Pelagio, Pelayo, Payo. Personaje posiblemente a medio camino entre la realidad y la leyenda, aparece como el ermitaño que percibió una serie de señales inusuales que llevaron al descubrimiento del sepulcro del apóstol Santiago en lo que hoy es la ciudad de Compostela hacia los años 820-830. Se trataría, por lo tanto, de una figura clave en el hecho jacobeo, pero de él nada sabemos salvo lo poco que narran algunos relatos compostelanos. El primero de ellos, y el más esencial, es la Concordia de Antealtares (1077). Cuenta que “en tiempo del serenísimo rey don Alfonso, llamado el Casto, un anacoreta de nombre Paio que residía próximo al sepulcro del Apóstol, tuvo una revelación por medio de ángeles”. A continuación se añade que la visión se le manifestó mediante una serie de inusuales luminarias en un lugar próximo. Los fieles de su iglesia también percibieron el prodigio, por lo que avisaron al obispo de Iria Flavia, Teodomiro, quien acabó certificando que se trataba del sepulcro de Santiago.
A Paio no lo cita el segundo texto esencial sobre el descubrimiento, la Historia Compostelana (s. XII), libro encargado por el obispo Diego Gelmírez y que quizás habría considerado un demérito que la noticia inicial del descubrimiento la aportase un simple anacoreta, pese al prestigio que tenían estos personajes, por lo que la atribuye a unas “personas de gran autoridad” que avisan del hecho al obispo Teodomiro.
Paio es, sin duda, uno de los personajes más conocidos de la leyenda compostelana. Su figura, con fundamentos reales o simplemente literarios -la participación en el hecho de Teodomiro sí ha sido confirmada históricamente-, confiere belleza al relato y le da sentido en un tiempo donde este tipo de personajes gozaban de gran prestigio religioso y social. Una figura como la suya, dedicada por completo a la vida contemplativa y la oración, reforzaba el valor del hallazgo. Para la Historia Compostelana, elaborada algo después, en el esplendoroso siglo XII santiagués, la figura de Paio ya no tenía el mismo valor. [MR]