Localidad de 6.640 habitantes (39 m), situada al final de la Prolongación Jacobea a Fisterra, A Coruña. A 82 km de Santiago por Dumbría, a 113 km de Santiago por Fisterra y a 29 km de Fisterra. Villa marinera por excelencia, que conserva sus antiguos secaderos de congrio junto al mar y también tradiciones relacionadas con la confección de encajes. La vocación jacobea de Muxía viene condicionada por dos factores fundamentales: el santuario de A Nosa Señora da Barca y todas las tradiciones marianas y jacobeas que lo ro-dean -incluida una de las grandes romerías de Galicia-, y la cercanía e influencia del histórico monasterio de Moraime. Ambos, A Barca y Moraime, han ido conformando la historia de la villa y también su leyenda.
Tuvo Muxía, al igual que Moraime, hospital de peregrinos ya en épocas tempranas. Situado cerca de la iglesia parroquial de Santa María y bajo la advocación de Nuestra Señora del Rosario, hay noticias de este -y de su precario estado- en el año 1589: “En la villa de Muxía ay otro hospital que esta junto a la Yglesia; tiene su capilla y su casa baxa donde bibe el hospitalero y encima esta doblado con su sala y un aposento: está bien reparado y tiene alguna ropa, tiene de renta un ferrado de trigo y unas casas que son la mitad de la casa en que bibe Vilaboa en la plaza y otra mitad de otra casa junto a la yglesia queta bacia y un quarto de otra questa cayda.”
El historiador Antón Pombo señala el interés de los prelados compostelanos en este hospital a raíz del auge de la gran romería de A Barca en el siglo XVIII. Hoy en día, siguiendo con su tradición de acogida, Muxía ofrece a los peregrinos un moderno albergue en la parte alta de la villa.
El recorrido de los peregrinos por Muxía viene condicionado por su marcha hacia el emblemático santuario, el gran final de su Camino, situado junto al mar, a quinientos metros del centro de la villa, por el Camiño da Pel. Aunque la estructura urbana tradicional de Muxía está muy condicionada por las modernas edificaciones construidas en los últimos años, se conservan aún algunas construcciones de rancio sabor marinero. Destaca sobre todo en Muxía, al pie del antiguo camino hacia el templo, la hermosa iglesia parroquial de Santa María, que se alza airosa sobre el mar exhibiendo un estilo romántico tardío o de transición. Pocas noticias se tienen sobre su origen, salvo una bula del papa Inocencio III (1203) que donaba el templo, con sus pertenencias, a los cistercienses de Carracedo. De una sola nave y con arcos apuntados sostenidos por columnas, un arco triunfal da paso al ábside. A través de una puerta ojival, adosada al muro norte, se accede a la bonita capilla gótica del Rosario, de finales del siglo XIV. [JAR]
V. Nosa Señora da Barca, santuario de A / San Xulián de Moraime, iglesia de