La mitología y las leyendas de Galicia, y más concretamente las de Fisterra, están muy influenciadas por un fondo europeo común, en muchos casos coincidente con las leyendas, tradiciones y mitos de los países atlánticos, en particular los que derivan del mítico universo celta. La leyenda de la terrible vieja Orcavella, habitante siniestra del monte Facho de Fisterra o promontorio Nerio -en el Camino de Fisterra y Muxía-, es brutal y despiadada como ninguna otra. El primer testimonio escrito de la vieja habitante del lugar procede de una interesante obra, Silva Curiosa, publicada en París en 1583 por Julio Íñiguez de Medrano.
Viene a contar Medrano que, cuando un peregrino subía hacia la cima del cabo Fisterra para buscar un viejo enterramiento sobre el que había leído muchas leyendas, le detuvo un pastor para rogarle que no continuara hasta la cima: “¡Guardaos, guardaos! ¡Santo Dios, hermano!, ¿y a dónde ýbades a perderos? ¿Non sabedes que dentro de aquellas peñas esta fechado o corpo maldito de la encantadora Orcavella, y que nunca jamás home ni muller lo vido que no sea morto antes del año?”
Prosigue el pastor narrando la leyenda al peregrino. La terrible vieja había llegado a España en tiempo de guerras contra moros y paganos. Luego aquel monstruo llegó al Reino de Galicia manejando artes diabólicas, robando noche y día cuantos niños podía y luego devorando sus carnes, a tal punto que “vivió 176 años, y dentro d’este tiempo fue tan grande el estrago y matança que esta loba incarniçada hizo que ella dexó la mitad d’este reino despoblado y desierto”. Harta de sangre, la horrible bruja se acercó a Fisterra subiendo a las altas peñas del facho, donde cavó una tumba y se enterró bajo una gran losa abrazada a un infeliz pastor que había hallado allí. A los lamentos del desgraciado acudieron otros pastores que intentaron, en vano, levantar la gran lápida al descubrir que el sepulcro estaba defendido por docenas de serpientes, huyendo espantados y dejando al pobre pastor abandonado a su suerte. Desde entonces, todo el que sube hasta allí e intenta abrir el sepulcro se ve afectado por la maldición de la vieja infernal, y no hay nadie que haya visitado el sepulcro y visto los cuerpos allí enterrados que no haya muerto antes de un año. Y de ahí las advertencias del pastor al peregrino.
Diversos estudiosos como José Luis Pensado, Benjamín Trillo o Fernando Alonso Romero, han estudiado la leyenda de Orcavella, integrada en todo el conjunto de mitos que envuelven el finis terrae. A Orcavella se la relaciona con la señora del inframundo y de la muerte, también con las leyendas escocesas de la Cailleach Bheur, otra vieja que se sumergía cada cien años en un lago para vivir otros cien o, como señala Alonso Romero, con la vieja de Dingle, que vivía en la casa más occidental de Irlanda, al igual que Orcavella en el extremo occidental galaico.
Se sugiere también que pueden ser mitos aún más antiguos que la cultura celta, procedentes de lo más profundo de la edad de los constructores de dólmenes. Para Pensado, orca vella, significaba lo mismo que ‘arca vieja’. En Galicia, arca o anta son lo mismo que dolmen, por lo que Orcavella no sería otra cosa que ‘dolmen de la vieja’. Benjamín Trillo, siguiendo la misma hipótesis, identifica el dolmen con unas ruinas que se encuentran en todo lo alto del Facho de Fisterra, en un recinto privado y cercado perteneciente a una compañía telefónica.
La vieja Orcavella, se integra así en el conjunto de mitos y leyendas que se recogen en un lugar, extremo del mundo occidental, con un significado simbólico de muerte y resurrección. En los mismos parajes se localizan las piedras de la fertilidad de la ermita de San Guillerme, o las Pedras Santas dispersas en el propio Facho. Y, no en vano la fiesta más importante del pueblo de Fisterra es la Pascua de Resurrección, del que todo el pueblo hace una representación colectiva justo a la entrada del monte, en el exterior del templo de Santa María das Areas. [JAR]