XacopediaPortomarín

Villa de 484 habitantes (350 m) en el Camino Francés, provincia de Lugo, Galicia. A 93 kilómetros de Santiago. El Códice Calixtino se refiere a Portomarín como “Pons Minee”, que ha sido interpretado como ‘Puente del Miño’. Su topónimo hace referencia a su situación privilegiada como porto, es decir, como lugar de paso de un río. Este puente, junto con el de Lugo y el de Ourense, era la única manera de atravesar el Miño sin utilizar una barca, razón por la cual la ruta de los peregrinos hubo de pasar por aquí. Por otra parte, “marín” se relaciona también con la existencia desde la Alta Edad Media de un santuario consagrado a Santa María, sobre el que posteriormente se levantaría la iglesia de San Nicolás o San Juan.

Para acceder a este núcleo urbano es necesario bajar a orillas del río Miño y cruzar el actual puente sobre el embalse de Belesar, presa bajo la que descansa el viejo Portomarín desde principios de los pasados años sesenta.

El núcleo poblacional se originó alrededor del puente romano y quedó constituido como un doble burgo: al sur el barrio de San Pedro y al norte, en la otra orilla del río, el de San Juan o San Nicolás, surgido más tarde -a comienzos del siglo XII- alrededor del hospital Domus Dei, hoy desaparecido.

Durante la Edad Media probablemente alcanzó gran importancia, hasta el punto de contar con tres órdenes de caballería, todas ellas implicadas en las labores de atención humanitaria a los peregrinos. En la margen sur estuvieron asentados los caballeros de la Orden de Santiago y la Orden del Temple, mientras, en la norte estaba la Orden de los monjes-caballeros de San Juan de Jerusalén.

Su asentamiento fue propiciado por los monarcas de la época. Así, en el año 933 Portomarín fue confiscado y donado por el rey Bermudo II a la Iglesia de Santiago.

En 1126 doña Urraca ordena levantar el hospital de peregrinos Domus Dei junto al puente y la reconstrucción de la iglesia de Santa María. Posteriormente, a comienzos del siglo XII, el rey Alfonso VII de León (1105-1157) donó a la Orden de San Juan de Jerusalén el realengo de Santa María, donde se encontraban el antedicho templo y hospital.

La Orden de San Juan fue la más relevante y duradera del lugar. Inicialmente se asentó en el barrio de San Nicolás y terminó absorbiendo las posesiones y deberes de las otras instituciones/órdenes de Portomarín. Su expansión se debió, según algunos estudiosos, a su capacidad operativa para dar servicio y asistencia a los peregrinos que se dirigían a Santiago. En la práctica, recibieron donaciones de la realeza -interesada en potenciar la peregrinación compostelana-, de particulares, además de hacerse en el siglo XIV con el legado de la Orden del Temple tras su desaparición.

En Portomarín, se encargaban del hospital Domus Dei y de otros situados en el burgo de San Pedro. Además, construyeron el palacio de la Encomienda en el año 1475, donde se administraba el peaje o portazgo, es decir, se recaudaba la tasa por el paso a través del puente. Se sabe que en determinada época el tributo consistía en el pago de dos maravedís por cada cuadrúpedo que lo atravesara.

Con el paso del tiempo, la encomienda de la Orden de San Juan de Portomarín incrementó su red de posesiones y se convirtió en una de las más extensas y poderosas de la Edad Media gallega. Tenían propiedades principalmente en la provincia de Lugo, pero también en las de Ourense y A Coruña. Además poseían bienes agrícolas, específicos de los hospitales, como eran sus granjas rurales, sometidas a una explotación intensiva con las que asegurar la subsistencia y estabilidad de la encomienda, y poder financiar su causa cristiana en Oriente.

La Orden de San Juan era la propietaria de la soberbia iglesia-fortaleza de San Nicolás, actualmente de San Xoán. Trasladada desde su antiguo emplazamiento a la orilla del Miño, hasta el actual, en el centro del nuevo Portomarín, este singular templo románico fue construido a finales del siglo XII por discípulos del maestro Mateo. Por eso es visible la influencia del Pórtico de la Gloria compostelano en el programa escultórico de esta iglesia, especialmente en su portada. Como en la catedral compostelana, pero sin su perfección, los ancianos del Apocalipsis tocan sus instrumentos en la corte del Juez Supremo.

La nave de San Nicolás sorprende por su gran altura y la belleza de su luz, procedente de sus ventanas elevadas y el gran rosetón de la fachada. El templo perteneció a los sanjuanistas hasta el siglo XIX, cuando abandonaron Portomarín.

Además del Domus Dei, Portomarín contó con otras instituciones que prestaban servicios hospitalarios y misericordiosos a los peregrinos. Entre ellas se contaban una leprosería que inicialmente fue atendida por los caballeros de San Lázaro y los centros de las Órdenes del Temple y de Santiago.

Esta villa es el único lugar del Camino Francés gallego del que Nicola Albani (1743) habla con satisfacción. Cuenta que tiene tiendas -algo no precisamente habitual en el Camino del siglo XVIII-, un río con un bellísimo puente y muchos peces, y que, por fin, logra saciarse de comida y descansar por la noche, “que aquí -aclara- fue donde encontré el primer hospital del reino de Galicia con un poco de comodidad”.

Actualmente Portomarín es uno de los puntos con mayor concurrencia de peregrinos para pernoctar. Cuenta con cuatro albergues, dos de ellos privados y dos públicos: uno de estos últimos es un albergue juvenil y el otro pertenece a la Xunta y dispone de 110 plazas. A pesar de esta amplia oferta, en los años santos esta villa se llena de peregrinos, por lo que suele ser preciso habilitar más espacios públicos para darles cobijo.

En 1963 se inauguró el embalse de Belesar -retiene las aguas del río Miño- y el Portomarín histórico se quedó bajo sus aguas. Un año antes, en 1962 el arquitecto Francisco Pons Sorrolla se encargó de trasladar sus principales monumentos al monte del Cristo, donde renació la población nueva de Portomarín. Algunos de los monumentos reubicados fueron la iglesia de San Nicolás y la portada románica de San Pedro -comienzos del siglo XII-, que fue llevada al pequeño templo del mismo nombre en el nuevo poblado. Esta fachada está formada por arcos de medio punto con arquivoltas cubiertas de motivos geométricos. El tímpano está sostenido por esculturas con forma de cabeza de toro.

Cuando el embalse está bajo deja a la vista las ruinas del poblado antiguo a ambos lados del río, así como el puente reconstruido en 1933, después de que una riada en el año 1895 destrozase en gran parte la obra medieval preexistente, ejecutada por Pedro peregrino por orden de Doña Urraca. Anteriormente, esta había mandado derribar el puente romano previo como estrategia en la lucha contra su esposo, Alfonso el Batallador. De la creación de Pedro peregrino tan sólo permanecía en pie un arco que actualmente integra la capilla de A Nosa Señora das Neves, protectora del paso del río. El puente actual se construyó a principios de los sesenta para superar el embalse. [XIV]

V. San Nicolás de Portomarín, iglesia de


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