También conocidos como caballeros templarios y Orden de los Pobres Caballeros de Cristo. Orden militar y religiosa fundada en 1119 por Hugo de Payens y otros ochos caballeros de Jerusalén tras la Primera Cruzada. Es la decana de las órdenes militares y su objetivo se centraba en proteger los santos lugares y a los peregrinos que los visitaban. Además de los fines puramente militares, otros miembros llevaron a cabo la expansión de la organización a lo largo de Tierra Santa y el Mediterráneo, estableciendo multitud de fortificaciones y hospitales. Su poder e influencia se extendieron a los ámbitos económico -se enriquecieron con la creación de la banca y con las encomiendas- y científico, auspiciados por los numerosos privilegios concedidos mediante bula papal. Hacia la década de 1170, los templarios ya estaban asentados en Francia, Alemania, Reino Unido, España y Portugal.
En la década de 1220 la orden disponía de nueve mil encomiendas repartidas por toda Europa, que agrupaban a unos treinta mil miembros, medio centenar de castillos repartidos entre el viejo continente y Oriente Próximo, una flota de barcos anclados en los principales puertos franceses, etc. Entre estos enclaves, tuvieron varios en las rutas jacobeas, principalmente castillos-convento.
En cuanto a su estructura, a la cabeza de la orden se situaba un Gran Maestre -con rango de príncipe-. Bajo su mando estaban los caballeros, los capellanes y los sargentos. Las posesiones de cada nuevo miembro pasaban a formar parte del patrimonio común de la orden.
Los templarios serán reconocidos oficialmente en el Concilio de Troyes (1128). San Bernardo de Claraval, pariente de Hugo de Payens y André de Montbard, otro de los fundadores y quinto Gran Maestre de la orden, les proporcionaría una serie de normas de actuación inspiradas en la Regla benedictina que regía la Orden del Císter, referidas a los preceptos que debían seguir los caballeros, los rangos y los honores. La férrea doctrina los obligaba a cumplir votos de castidad, pobreza y obediencia.
Establecerán su primera base en la ciudad de Jerusalén, concretamente en el templo de Salomón que el rey Balduino II cedió para la causa. La Orden del Temple alcanzó su periodo de mayor prosperidad durante los siglos XII y XIII, gozando de grandes posesiones en España gracias a su participación en la Reconquista. Su intervención en la guerra en Tierra Santa, en el marco de las Cruzadas, también fue decisiva, vinculando el destino de la orden al éxito de las contiendas contra los musulmanes. Con la caída del último gran enclave del que disponía la cristiandad en Jerusalén, San Juan de Acre, también comenzó su declive. Tras la derrota en Tierra Santa, en la que falleció uno de los últimos grandes maestres, Guillaume de Beaujeu (1273-1291), establecieron su nueva sede en Chipre.
Pocos años después, Felipe IV de Francia el Hermoso y el papa Clemente V llevarían a la orden a su extinción. Su último Gran Maestre, Jacques de Molay (1292-1314) fue llamado por el monarca para llevar a cabo la fusión de la Orden del Temple y la de San Juan de Jerusalén, a lo cual el caballero se negó. A partir de este hecho los templarios son acusados de sacrílegos, de sodomía, de adorar a falsos ídolos y de ejercer prácticas satánicas. Molay y muchos otros caballeros fueron detenidos y encarcelados en 1307. Confesaron bajo tortura los graves delitos de los que se les acusaban, siendo el gran maestre ejecutado en 1314. Es entonces cuando comienza la persecución de los miembros de la orden. Ya en el año 1312 el papa Clemente V se había encargado, por presiones del monarca francés, de disolver a los templarios mediante la emisión de una bula.
Tras su desaparición, el papa ordenó que sus posesiones pasaran a depender de la Orden de San Juan de Jerusalén, también llamada de Malta, aunque en países como Francia e Inglaterra la mayor parte de los bienes fueron a parar a las arcas de la Corona. En España, los reinos de Aragón y Castilla recibieron parte del patrimonio templario, si bien surgieron órdenes como la de Santiago y Calatrava que finalmente heredarían bienes confiscados.
A finales del siglo XX se contabilizaban hasta cuatrocientas organizaciones que se confesaban herederas de la Orden del Temple. Destinadas a los más diversos fines, alguna incluso considerada como secta, ninguna de ellas puede certificar ser descendiente legítima de la célebre orden militar.
El rasgo distintivo de la Orden del Temple era una cruz paté latina de color rojo sobre fondo blanco, símbolo que se llevaba a la espalda. Esta vestimenta estaba reservada tan sólo a los caballeros, mientras que los sargentos lucían un manto negro.
El sello de la orden mostraba a dos caballeros subidos en un solo caballo, alegoría del ideal de pobreza por el cual se regía. Seguían el lema “Non nobis, Domine, non nobis, sed Nomine Tuo da Gloriam” [No para nosotros, Señor, no para nosotros, sino en Tu Nombre danos Gloria]. De la misma manera, el patrón de los templarios fue también el inspirador de estos valores de vida ascética, San Bernardo de Claraval (1090-1153).
Todos los acontecimientos que rodearon la desaparición de la orden han dado lugar a una imaginería popular. Destaca la superstición hacia el número trece, originada por la fecha de la detención de Jacques de Molay, efectuada el viernes 13 de octubre de 1307. También se dice que fueron trece los caballeros que sobrevivieron a la quema. Asimismo, contribuyeron a expandir el aura de misterio que rodea a estos caballeros medievales la práctica de la alquimia y la criptografía. Precisamente se relaciona a los templarios con la teoría del juego de la oca como metáfora de la peregrinación jacobea. Algunas versiones atribuyen a esta orden la creación del juego.
La orden llega a la península de la mano del conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, en la década de 1130. El rey Alfonso I de Aragón llegaría a dejar el destino de su reino en manos de las órdenes del Temple, del Santo Sepulcro y de San Juan de Jerusalén. La última voluntad del monarca sería revocada, pasando la Corona a manos del Ramiro II. Sin embargo, esto no impidió que la incipiente Corona de Aragón y los templarios llegaran a acuerdos en lo sucesivo. Los caballeros colaboraron en la Reconquista y recibieron como compensación numerosas posesiones, entre ellas, una quinta parte de las tierras conquistadas, así como el privilegio del diezmo eclesiástico. También participaron en la célebre batalla de las Navas de Tolosa (1212), en colaboración con los reinos de Castilla y Navarra y las órdenes de Santiago, Malta y Calatrava.
Muchos de estos terrenos se situaban en el Camino Jacobeo, como es el caso de la ciudad de Tortosa. A raíz de la pérdida definitiva de Jerusalén, contribuyeron a la protección de peregrinos a otros santuarios de la cristiandad, entre ellos Compostela. De esta forma, protegieron la zona de A Coruña (Camino Inglés) e intervinieron en la repoblación de las villas del Camino Francés, recién arrebatadas a los sarracenos. En Ponferrada por ejemplo, los templarios construyeron un gran castillo bajo el mandato de Fernando II de León, que aún se puede ver a día de hoy. También en la comarca del Bierzo, concretamente en la localidad de Priaranza, se conserva una curiosa talla de un caballero templario esculpido en el tronco de un árbol. La ermita de Nuestra Señora de Eunate, en Navarra, sería un antiguo enclave de la orden, según algunas teorías. De su suelo se dice que emanan corrientes telúricas. Entre las principales fundaciones templarias en el Camino Francés destacan también las que promovieron en Sangüesa (San Adrián), Puente la Reina, Granja de Buradón, Villalcázar de Sirga, Carrión de los Condes, Terradillos de los Templarios y Rabanal del Camino.
Pero no sólo dejaron su estela a lo largo del Camino Francés. En la Vía de la Plata gozaron de infinidad de posesiones, así como en otros itinerarios. Tras restaurar el puente romano de Alconetar sobre el río Tajo, sus miembros recibían el pago de los peregrinos que lo transitaban.
Los caballeros también sufrieron la persecución en España. Mediante un mandato del papa, los arzobispos de Santiago y Toledo fueron conminados a proceder contra los templarios en Castilla. [SOB]
V. Camino Iniciático / Malta, Orden de / orden hospitalaria / orden militar / San Juan de Acre, hospital de / Santa María de Eunate, iglesia de