XacopediaBarcelona

Ciudad catalana de 1.600.000 habitantes (12 m) desde donde parten los peregrinos a la tumba del apóstol Santiago a través del Camino de Sant Jaume y hacen su primera parada en el santuario de Santa María de Montserrat. Se halla a 1.130 kilómetros de la meta jacobea si se elige la Ruta que, desde Tárrega, continúa hasta Jaca, donde se une al Camino Francés. Si se opta por la alternativa, que va por Lleida y se junta en Quinto de Ebro con los peregrinos que vienen por el Camino del Ebro y se encuentran en Logroño con los que se dirigen a Compostela por el Camino Francés, los kilómetros recorridos son 1.090.

El puerto de Barcelona estaba ubicado al sur de la montaña del Montjuïc, en la desembocadura del río Llobregat. Una leyenda atribuye el topónimo de la ciudad a la Barca Nona cuyos restos halló Hércules tras su naufragio en las inmediaciones del Montjuïc, cuando formó una expedición para buscar el Vellocino de Oro. Los náufragos encontraron refugio en el puerto y, ayudados por Hermes, dios de los comerciantes y viajeros, fundaron una ciudad llamada Barcelona que creció abierta al mar.

Tras la invasión musulmana, acaudillada en el año 985 por Almanzor, la ciudad fue definitivamente recuperada en 1118 por el conde Ramón Berenguer III. Entre los años 1164 y 1285, Barcelona se convierte en el principal puerto comercial de la corona de Aragón y comparte protagonismo con otros puertos del Mediterráneo como Génova y Venecia. En este período, recibe también peregrinos, los denominados romeus de sant Jaume, procedentes de Grecia, Italia o de las islas de Baleares, de Sicilia, Córcega, Cerdeña o de Chipre, que por el mar Mediterráneo llegaban al puerto de Barcelona y obtenían los oportunos salvoconductos que les permitían recorrer su Camino de peregrinación hasta el sepulcro apostólico de Santiago de Compostela con tranquilidad por estas tierras.

Además de estos peregrinos llegados por el Mediterráneo, Barcelona recibe también otros romeus de sant Jaume, procedentes de la frontera pirenaica del Coll de Panissars, donde en el siglo XI estaba instalado el monasterio benedictino de Nostra Senyora del Coll de Panissars, que tuvo una fundación hospitalaria para peregrinos, y desde allí se dirigían a Barcelona por Agullana, Darnius, Boadella i les Escaules, Pont de Molins, Girona, Hostalric, Sant Celoni, Montmeló y Santa Coloma de Gramanet; y a los que vienen desde el Coll d’Ares, en la frontera con Francia, por Molló, Camprodon, Sant Pau de Segúries, Sant Joan de les Abadesses, el monasterio de Santa María de Ripoll, Vic, Granollers y Montmeló.

Todos los romeus de sant Jaume procedentes de Barcelona se dirigían a Montserrat. Desde principios del siglo IX, la ermita de Santa María de Montserrat se convirtió en un importante centro de peregrinos que iban a venerar a la Virgen y que desde allí partían hacia Santiago de Compostela, donde llevaban la noticia de los milagros obrados por mediación de la Moreneta y propagaban su devoción desde Compostela a todo el orbe cristiano. En el siglo XI, se instaló en las inmediaciones del santuario un monasterio de monjes benedictinos que se encargaron de dar albergue y atención a los muchos peregrinos que llegaban a Montserrat procedentes de Barcelona.

Ya en el año 959, el abad Cesáreo de Montserrat peregrinó a Compostela para lograr el apoyo de Sisnando II (952-968), obispo de Santiago, y poder así restaurar en su favor la dignidad metropolitana de Tarragona. Además, en 1032 se consagraba el culto a Santiago en el monasterio de Santa María de Ripoll, desde donde muchos peregrinos se dirigían a Barcelona después de haber venerado la reliquia de Santiago, para emprender su viaje piadoso al santuario compostelano.

Desde Vic, también llegaban peregrinos a Barcelona para recorrer el Camino de Sant Jaume. En el códice XLVIII del Misal de Vic, datado en 1038 y conservado en la Biblioteca Capitular de Vic, se recoge la existencia de un rito litúrgico de la peregrinación a Santiago que consistía en la entrega a los peregrinos por parte del obispo del bordón y la escarcela, después de darles la bendición: Surgentes a terra imponat eis episcopus sive presbyter sportas et det baculum -El obispo o un sacerdote impone la escarcela a los peregrinos y les da el bordón-. Este mismo rito está recogido en los ceremoniales de Roda y Lleida, también del siglo XI, o en el de Tortosa, en Tarragona, del XIV, y es citado asimismo en el Códice Calixtino: “En nombre de nuestro Señor Jesucristo, recibe este morral hábito de tu peregrinación, para que castigado y enmendado te apresures en llegar a los pies de Santiago, a donde ansías llegar, y para que después de haber hecho el viaje vuelvas a nuestro lado con gozo, con la ayuda de Dios, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén […]. Recibe este báculo, que sea como sustento de la marcha y del trabajo, para el camino de tu peregrinación, para que puedas vencer las catervas del enemigo y llegar seguro a los pies de Santiago, y después de hecho el viaje, volver junto a nosotros con alegría, con la anuencia del mismo Dios, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén”.

A mediados del siglo XII, los condes de Barcelona ofrecían a los nobles o clérigos principales de querían peregrinar a Santiago de Compostela la posibilidad de pernoctar en el palacio de Vilamajor del Vallés, derribado por un terremoto en el siglo XV, que estaba situado a unos cuarenta kilómetros de Barcelona. Allí se alojó también el arzobispo compostelano Martín Martínez (1156-1167) en uno de sus viajes a Roma, que junto con Jerusalén y Santiago eran las tres ciudades santas de la cristiandad.

El declive de la ciudad, iniciado en el siglo XV, coincidió también con la decadencia de las peregrinaciones a Santiago de Compostela, aunque no se produjo, desde luego, por este motivo. La recuperación económica que experimentó la ciudad en el siglo XVIII, favorecida por la industrialización y el desarrollo de las centurias siguientes no influyeron en la revitalización del Camino de Sant Jaume, que no recuperó su vigor actual hasta los últimos años del siglo XX.

La principal plaza de la ciudad, que alberga las sedes de la Generalitat de Catalunya y del Ayunta-miento de Barcelona, lleva el nombre de Sant Jaume, que es como en estas tierras llaman a Santiago, porque hasta el siglo XIX se ubicó allí la iglesia dedicada al Apóstol. En la actualidad, rodean la Plaça de Sant Jaume la fachada renacentista del Palau de la Generalitat, que tiene en el resto del edificio elementos del gótico, y la fachada neoclásica de la Casa de la Ciudad o casa consistorial, cuya fábrica presenta también características del gótico, en la otra fachada de 1399 y en su patio interior.

La actual iglesia de Sant Jaume, que alberga en el tímpano de su pórtico gótico un relieve con la figura de Santiago matamoros, fue levantada sobre una antigua sinagoga en 1394 y tuvo como advocación a la Santísima Trinidad. Desde la destrucción de la antigua iglesia de Sant Jaume está dedicada al apóstol Santiago y en su interior suelen celebrarse conciertos de música clásica.

También en el Barrio Gótico se encuentra la catedral de Santa Eulalia, construida entre los siglos XIII y XV sobre la románica. En la fachada principal, junto al parteluz con la figura de Cristo, están esculpidas las imágenes de Santiago y los demás apóstoles, y en el interior aparece representada la escena de la Ascensión del Señor a los Cielos, que fue contemplada por Santiago y sus compañeros en el colegio apostólico.

El templo catedralicio acoge en su interior la capilla de Nuestra Señora del Pilar, que recuerda la aparición de la Virgen ante Santiago a orillas del Ebro, la de San Roque, cuya advocación como protector de peregrinos o enfermos está muy extendida en iglesias y hospitales situados en los distintos Caminos de Santiago y suele representarse vestido de peregrino, con el bordón y la escarcela y adornado por conchas de vieira, la de San Benito, cuya Orden acogía a los peregrinos, en donde se representa la escena de la Transfiguración de Cristo ante sus discípulos predilectos, Santiago, Juan y Pedro, en el monte Tabor, y la de Santa María Magdalena, cuya iglesia mandaba el Códice Calixtino visitar en Vézelay. Además, en la capilla de San Pedro Apóstol se representa a San Martín compartiendo su capa de soldado con un pobre, símbolo de la hospitalidad con los peregrinos a Santiago, su sueño milagroso en el que se le apareció el propio Cristo y su consagración como obispo de Tours, donde fue enterrado y cuyo sarcófago manda visitar a los peregrinos del Camino Francés el Códice Calixtino.

En la capilla de San Gabriel y Santa Elena, aparecen escenificadas la Ascensión del Señor a los Cielos y la Dormición y Coronación de la Madre de Dios, que tuvieron como testigos de excepción a Santiago y al resto de los apóstoles; según los Evangelios Apócrifos, el Espíritu Santo les dijo a los apóstoles: “Venid todos en alas de las nubes desde los confines de la tierra y reuníos en la santa ciudad de Belén para asistir a la Madre de Nuestro Señor Jesucristo, que está en conmoción: Pedro desde Roma, Pablo desde Tiberia, Tomás desde el centro de las Indias, Santiago desde Jerusalén”. A Santiago le dijo: “Márchate a Belén, pues la Madre de tu Señor está para partir. Y una nube luminosa me arrebató y me puso en vuestra presencia”.

El apóstol Santiago está representado también en una de las vidrieras situadas en el triforio, a los pies de la catedral.

En el templo de la Sagrada Familia, diseñado por Gaudí, están representadas escenas como la Ascensión del Señor a los Cielos, la Asunción y Coronación de la Virgen María o la Última Cena, en las que participaron Santiago y los demás apóstoles. Por otra parte, también aparecen alusiones a María Salomé, la Madre de Santiago el Mayor y de Juan el Evangelista, hijos de Zebedeo, y a María Magdalena, advocación de gran arraigo en los Caminos de Santiago. Las doce columnas que rodean el crucero están dedicadas a los apóstoles y las de la nave central, a varias diócesis españolas entre las que se encuentra la de Santiago de Compostela. En el exterior, las torres de la fachada de la Gloria están dedicadas a San Pedro, a San Pablo, a San Andrés y a Santiago el Mayor.

El hospital de la Santa Creu se fundó en 1401 y fusionó seis hospitales que había en Barcelona a los que se podían acoger los peregrinos. [JS]


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