También denominada Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta, y Orden de San Juan de Jerusalén. Sería conocida como Orden de Malta desde 1530, tras instalar su sede central en esta isla mediterránea. Los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén -llamados en ocasiones simplemente Hospitalarios- la crearon en el año 1099, tras la conquista de esta Ciudad Santa. Diversos autores la consideran la orden que prestó mayor servicio y protección a los peregrinos jacobeos, actividad con la que continúa en el presente, en especial durante los años santos compostelanos.
Además de la labor hospitalaria, los sanjuanistas realizaron diversas campañas militares, primero contra las razias árabes y, posteriormente, contra turcos, sirios, egipcios y armenios. Ya en los tiempos del segundo Gran Maestre de la Orden, Raymond du Puy, se evidencia una marcada orientación beligerante. Durante los siglos XII y XIII obtendrán, al igual que la Orden del Temple, un gran poder militar, político y económico.
Desde sus inicios los caballeros adoptaron la Regla de San Agustín y, como atuendo característico, un hábito negro con una cruz de paño blanco con ocho puntas, símbolo de las ocho bienaventuranzas citadas por San Mateo. A partir de 1259 cambiarán su vestimenta por la de color rojo, mientras que la cruz sigue siendo blanca.
En el siglo XIV se organizan en prioratos, bailiajes y encomiendas. Asimismo, los prioratos se enmarcaban en las ocho principales lenguas y territorios que existían hacia 1492: Alemania, Aragón-Navarra, Auvernia, Castilla-Portugal, Francia, Inglaterra, Italia y Provenza. Los grandes maestres, citados en calidad de frey, llegaron a acuñar monedas con su efigie.
Los antecedentes de la orden se sitúan en la creación de un hospital en Jerusalén en el año 1048, por iniciativa de un grupo de mercaderes procedentes de la ciudad italiana de Amalfi. El padre superior de este centro fue el Beato Gerardo, quien en adelante será conocido como el fundador de la orden.
Será reconocida mediante bula, promulgada en 1113, por el papa Pascual II. Los sanjuanistas se ponían así bajo la protección de la Santa Sede. Pocos años después, en 1120, el papa Calixto II amplió los privilegios de los que gozaban. Un siglo después, en 1198, un grupo conocido como los Escogidos o Trinitarios de Jesús, encabezados por San Juan de Mata y San Félix de Valois, se escinden y fundan la Orden Trinitaria.
A medida que las tropas musulmanas iban ganando terreno en Oriente Próximo, la orden fue desplazando progresivamente sus contingentes hacia Occidente. Es entonces cuando se implanta en las rutas hacia Compostela, con fundaciones hospitalarias, ya en los siglos XII y XIII, en puntos del Camino Francés como Atapuerca -la primera, en 1126-, Pamplona, Cizur Menor, Lizarra, Itero del Castillo, Hospital de Órbigo y Manzanal del Puerto, entre otras localidades. También llegaron hasta Galicia, donde cabe mencionar los hospitales de Sarria y Portomarín, este último con su singular iglesia-fortaleza de San Juan o San Nicolás.
Además de fundar numerosos centros a lo largo del trazado jacobeo, la Vía Francígena también se benefició de la caridad de la orden. Destacan en este sentido los hospitales fundados en las ciudades de Pisa y Venecia, puertos muy utilizados por los peregrinos compostelanos durante la Edad Media. De esta forma, consiguieron extender su red asistencial a las tres peregrinaciones mayores. Con la desaparición de los templarios en 1312, en muchos países europeos sus posesiones pasaron a formar parte del patrimonio de la Orden de San Juan.
Es en estos tiempos, tras la caída de Jerusalén y de San Juan de Acre (1291), cuando la organización establece su sede en la isla de Chipre. Después compran la isla de Rodas, en la que erigen su base desde 1310 hasta 1522, cuando la orden debe capitular ante las tropas de Solimán el Magnífico. Seguidamente, llegarán a Malta (1530), donada a los sanjuanistas por el emperador Carlos I. En 1565 tuvieron que hacer frente a las incursiones de los turcos y en 1571 sus navíos participarían en la batalla de Lepanto.
El 12 de junio de 1798 Napoleón Bonaparte ocupa Malta en su camino a Egipto, y la cede dos años más tarde a Inglaterra, acabando así con la soberanía que los sanjuanistas ejercían sobre la isla desde el siglo XVI. Aunque el Tratado de Amiens de 1802 obliga la restitución de la isla a la orden, los ingleses no cumplirán con lo pactado y en mayo de 1814 los británicos obtienen la soberanía definitiva sobre Malta.
La ocupación francesa derivó en la entrada en escena del zar Pablo I, quien se hizo proclamar gran maestre del gran priorato de Rusia en 1797, amparado en su estatus de protector de la orden. Su sucesor, Alejandro I, mantuvo el título de protector, pero dispuso que el papa Pío VII eligiese uno de los candidatos a gran maestre. El pontífice escogió a Tomassi, quien tomaría posesión del cargo en 1803.
En 1834 trasladaría su sede a Roma, donde se sitúa aún a día de hoy, muy próxima a la emblemática plaza de España. Poco tiempo después, en 1845, el papa Gregorio XVI emite su aprobación a la reorganización de la orden.
La voluntad hospitalaria con la que nació la orden volvió a revelarse durante las dos guerras mundiales, donde realizó una continuada labor asistencial. Cuenta con dos sedes, ambas situadas en la capital italiana: una en el Palacio Magistral de la Vía Condotti y otra en la villa del Aventino. En los dos enclaves goza de estatus de extraterritorialidad gracias a un acuerdo suscrito con la República de Italia en 1960. El Gran Maestre de la Orden es considerado príncipe soberano y superior religioso, con potestad para impulsar ciertas leyes, administrar los bienes de la orden e incluso suscribir acuerdos internacionales. La elección de la cabeza de la organización corre a cargo de los caballeros profesos con votos perpetuos.
La orden mantiene relaciones diplomáticas bilaterales con 104 países y posee el estatuto de Observador Permanente ante organizaciones como Naciones Unidas, el Consejo de Europa, la OMS, la FAO y la Cruz Roja. Expide sus propios pasaportes, emite sellos y acuña monedas.
A día de hoy siguen rigiéndose bajo el antiguo lema Tutio Fidei et Obsequium Pauperum [Defensa de la fe y ayuda a los pobres]. En este aspecto, intentan mantener en la actualidad esa ancestral relación con el Camino de Santiago, colaborando con la asistencia al peregrino sobre todo en los años santos y significativamente en la catedral de Santiago, donde los coloristas uniformes de la orden parecen negar el paso del tiempo. [SOB]