Capital de la provincia del mismo nombre de 107.100 habitantes (139 m) en el Camino del Sudeste o Mozárabe en Galicia. A 113 km de Santiago. Esta ciudad es un hito señero del Camino, ya que aquí confluían diversas rutas secundarias y por aquí regresaban muchos peregrinos por razones de devoción. De gran tradición jacobea, esta ciudad destaca también por razones propias, que los peregrinos han sabido valorar a lo largo de la historia, como son su catedral y el Pórtico del Paraíso -con su apóstol Santiago-, o las Burgas, que durante siglos amainaron los dolores de los caminantes ayudando a curar sus heridas. Es por ello que muchos peregrinos pasaban varias jornadas en la ciudad, por lo que se desarrolló una importante red de hospitales.
El primero de ellos estaba en Seixalbo, en el mismo acceso a la ciudad de Ourense. Sólo queda de este edificio un relieve en piedra grana que representa a San Martín compartiendo su capa. Está en el Museo Archivo Histórico Provincial. Ya en el centro, además de la iglesia mayor que atendía a pobres y peregrinos, estaba el hospital de San Roque que funcionaba ya en el siglo XII y seguiría haciéndolo aún a mediados del XVIII. Situado en el solar de la actual alameda, el centro asistencial atendía a enfermos, pobres y peregrinos, que podían estar tres días. Su elegante portada renacentista todavía se conserva en la iglesia de la Santísima Trinidad. Posee tímpano triangular, con una hornacina que acoge la imagen pétrea de San Roque y su frontón clasicista cobija una imagen de Santiago peregrino.
Un fraile italiano que se alojó en Ourense en el siglo XVIII nos dejó constancia de su experiencia a través de un diario editado en Florencia en 1997, Il pellegrinaggio a Santiago de Compostela di Fra Giacomo Antonio Naia, en el que relata los dos días que vivió en la ciudad alojado con los franciscanos. Precisamente el antiguo convento de San Francisco acoge también el actual albergue de peregrinos, que es atendido por hospitaleros voluntarios de asociaciones de amigos del Camino de Santiago.
El citado fraile italiano dejó también en su diario mención a otro símbolo jacobeo de Ourense, el puente Viejo: “Cercano a la ciudad se pasa un gran río sobre un bellísimo puente de piedra viva y en medio de este puente hay una bella casa de mármol construida a modo de fortaleza.”
El puente romano (s. I) fue una de las mayores obras de arquitectura vial de todo el Imperio. Situado sobre el río Miño, era baluarte estratégico y paso hacia Santiago de Compostela. Los puentes tienen tal importancia en la Edad Media para los peregrinos que incluso hay limosnas y piadosos legados para su reparación. Del primer puente romano únicamente se conservan algunos sillares almohadillados en las bases. En el siglo XIII fue reconstruido, dando el perfil actual con arco apuntado y rampas. En el siglo XVII sufrió una nueva modificación, esta vez definitiva.
La catedral de San Martiño de Ourense, cuya advocación entronca con una de las devociones clásicas de los caminos jacobeos, es la principal joya artística del rico patrimonio de la ciudad. Iniciada en la segunda mitad el siglo XII, su templo es de factura románica, con un crucero en el que trabajó un taller vinculado al maestro Mateo. Sobresale en su conjunto su espectacular Pórtico del Paraíso (segunda mitad del siglo XIII), inspirado en el Pórtico de la Gloria y también situado en su fachada occidental, pero de menor calidad artística que el compostelano. Es también muy efectista su luminoso cimborrio gótico. Destacan, además, su inacabado claustro románico y varias de las capillas renacentistas y barrocas (San Xoán, Virxe das Neves, etc.)
Pero si algo no pueden dejar de visitar los peregrinos en la catedral de Ourense, tanto los devotos como los demás, es la imagen del Santo Cristo. Emplazado en una suntuosa capilla barroca, es una pieza gótica (s. XIV) de gran devoción, que se relaciona con una imagen muy parecida venerada al final del Camino a Fisterra. Ya el licenciado Molina (s. XVII) destaca que este misterioso Cristo orensano “es visitado de todos o de la mayor parte de los romeros que vienen al apóstol”.
También es reseñable la iglesia de Santiago das Caldas, situada en el barrio de A Ponte; alberga una imagen del Apóstol de 1,70 m de alto, así como escenas de su vida en relieve y las numerosas reliquias conservadas en la ciudad y de gran interés jacobeo. Las de Santa Eufemia, conservadas en la catedral, propiciaron que en el siglo XII el rey Fernando II concediese a la catedral importantes donaciones y a los peregrinos que las visitasen privilegios muy similares a los de Santiago. De gran tradición jacobea son también las de San Martín -una pequeña reliquia colocada en un brazo de plata-, así como las costillas de Santa María Magdalena, siempre tan vinculada al culto del Camino.
El Camino de Santiago continúa después del puente sobre el Miño por dos rutas; una de ellas transcurre por la avenida de Santiago -con sus azulejos decorados con una vieira jalonando el suelo-, calle Camiño Real, Sartétigos, Fonte do Santo, Outeiros da Forca, Tamallancos, Vilamarín, etc., hasta Casasnovas, donde este camino se une a la alternativa de Canedo, la que cogen aquellos que en la avenida de Santiago siguen la dirección marcada por la escultura de Nicanor Carballo hacia Quintela y Liñares.
En la ciudad orensana tiene su sede la Asociación Cultural Amigos de la Vía de la Plata de Ourense. Dio sus primeros pasos en 1989, presidida por el gran estudioso de esta vía, Eligio Rivas Quintas. A principios de los años noventa esta asociación promovió el estudio y señalización de este Camino entre Zamora y Compostela y promovió sus primeras guías. [TRI]