Durante la Edad Media y en los siglos siguientes el zurrón era, junto con el bordón, el elemento más característico de la indumentaria del peregrino, como bien se encarga de resaltar el Codex Calixtinus (s. XII), que lo cita en latín como pera/perarum. Destaca también el Calixtinus el nombre que le daban italianos -scarsellam-, provenzales -sportam- y franceses -ysquirpam-.
A lo largo de los siglos también se ha citado con otros nombres, derivados en parte de los señalados: esportilla, hoy en desuso, pero con notable presencia en el medievo; escarcela, derivado del italiano scarsella; bolso o bolsa; morral -así aparece citado en la traducción al español del Codex Calixtinus-, etc.
Aquí optamos por el vocablo ‘zurrón’ porque de todas las definiciones del Diccionario de lengua española (Real Academia Española, 2001) consideramos que es la más ajustada -o la menos desajustada- a la forma, material y objetivos del este elemento esencial de la indumentaria del peregrino antiguo. En su segunda aceptación, el citado diccionario define el zurrón como “bolsa de cuero”, y siempre se daba esta característica, en tanto que el morral lo considera un “saco […] colgado por lo común a la espalda”, algo que no se ajusta a su tamaño y forma habitual. El término ‘escarcela’, que el diccionario considera “una especie de bolsa que pendía de la cintura”, se aproxima más a realidad -se refiere a ella como algo pretérito, por ejemplo-, pero no la completa. Además, es de muy escasa tradición en el español con este sentido.
El zurrón tenía forma rectangular o trapezoidal -más moderna- y era de pequeñas dimensiones. Se sujetaba al tronco con una larga correa de cuero dispuesta en bandolera y se adornaba con una o varias conchas de vieira.
La relevancia que el zurrón tenía para el peregrino queda patente en las detalladas referencias que a él hace el Calixtinus en el sermón Veneranda dies (libro I). Este texto se detiene en ofrecer las características que debe tener el zurrón: un saquito estrecho de piel de bestia, siempre abierto por la boca y sin ligaduras. Sobrecoge comprobar las funciones simbólicas que le concede: “Que sea un saquito estrecho significa que el peregrino, confiado en el Señor, debe llevar consigo una pequeña y módica despensa. El que sea de cuero de una bestia muerta -continúa el Veneranda- significa que el peregrino debe mortificar ayunos, con frío y desnudez, con penalidades y trabajos”. Y todavía más: “El hecho de que no tenga ataduras, sino que esté abierto por la boca siempre, significa que el peregrino debe antes repartir sus propiedades con los pobres y por ello debe estar preparado para recibir y para dar”. El peregrino auténtico era, por lo tanto, un mendicante y el zurrón -pequeño, abierto- su símbolo o atributo más evidente.
Así lo confirma el que este mismo texto y otras referencias posteriores destaquen que, junto con el bordón, se bendecía en la iglesia -benedictio perarum et baculorum- desde la que el peregrino partía hacia Compostela.
El objetivo principal del zurrón era transportar algún sencillo y escueto alimento para el camino, como advierte el Codex. Apenas nada más.
Sólo se utilizaba a veces para la documentación acreditativa de la peregrinación y el viaje, muy importante desde el siglo XVI, debido al incremento de falsos peregrinos. Pero justamente por esto, parece que se prefería mantener los documentos más protegidos en alguna otra parte del atuendo o, desde finales de la Edad Media, guardados en pequeñas cajas metálicas. En Santiago y otras poblaciones del Camino Francés se podían adquirir, entre otros productos específicos para los peregrinos, hermosos zurrones, entre los que destacan los de piel de ciervo.
Los viajeros jacobeos modernos no utilizan el espiritual zurrón, sino medianas o grandes mochilas cargadas de casi todo lo mucho que el hombre moderno considera imprescindible, desde variadas prendas de repuesto para el camino hasta algún frasco de perfume, objetos que el Calixtinus veía como una ofensa a Dios, pese a que la Iglesia los tolerase entre los devotos más pudientes. Eran otros tiempos. Y estos son otros tiempos. [MR]
V. benedictio perarum et baculorum / mochila / peregrino, atributos del / peregrino, indumentaria del
La cronología del universo jacobeo y del propio Camino de Santiago nunca ha sido una cuestión fácil, tanto por la imprecisión temporal de determinados hechos históricos como por basar sus orígenes en ciertas tradiciones y leyendas. Sin embargo resulta muy reveladora. Por ello, incluimos en esta obra un resumen de fechas significativas y, en algunos casos, controvertidas. La intención es ayudar a completar la visión de conjunto de la cultura jacobea.