XacopediaSan Antón, hospital de

Histórico recinto hospitalario y convento de la Orden de los Antonianos situado en el Camino Francés, 3 km antes de Castrojeriz (Burgos), en la comunidad autónoma de Castilla y León. A 450 km de Santiago. Sobre una despejada zona del Camino, a 810 m de altitud, y ya con Castrojeriz al fondo, gran núcleo jacobeo medieval, la Orden de los Antonianos fundó aquí su principal convento-hospital en España para atender a los afectados por la enfermedad del ergotismo, provocada por el consumo de pan de centeno contaminado por el hongo del cornezuelo, muy frecuente en la Edad Media, por ser este producto una de las bases de la alimentación. La elección del lugar no fue casual: era un territorio de clima seco, productor de trigo candeal no contaminado por este hongo y en pleno Camino Francés, lo que permitía atender a los muchos peregrinos europeos afectados por esta enfermedad que se dirigían a Santiago en busca del remedio divino. Del antiguo conjunto medieval solo quedan ruinas.

El Camino, en uno de los momentos más intensos para el peregrino, pasa por debajo del superviviente arco gótico del edificio en cuyas inmediaciones existían unas hornacinas donde los monjes dejaban provisiones para los caminantes que llegaban una vez se habían cerrado las puertas. Hoy en esas hornacinas y en otros símbolos del lugar los peregrinos depositan todo tipo de recuerdos, deseos y esperanzas en forma de notas, objetos, etc. Las viejas ruinas recobraron parte de su antigua misión acogedora con la apertura en 2002 de un albergue de peregrinos acondicionado en una antigua edificación allí existente.

San Antón de Castrojeriz fue el primer convento-hospital de los antonianos en España y el más poderoso. Se fundó en 1146, bajo el patrocinio del rey Alfonso VII de Castilla, convirtiéndose en la casa madre española de la orden. El comendador de Castrojeriz designaba a los demás comendadores de las encomiendas que dependían del convento. Contó con diversos privilegios reales, entre ellos el derecho preferencial de pedir limosna para el hospital en una amplia área territorial. Lo hacía a través de los llamados demandantes, que postulaban en nombre de los monjes.

Rodeada de un halo de misterio, vinculado a las propias prácticas de estos monjes para curar el ergotismo o fuego sagrado, la orden creció rápido en este emplazamiento. La emblemática y siempre enigmática cruz en forma de tau, usada en distintos rituales de curación, era el emblema de los antonianos y su presencia se puede rastrear todavía en los restos del conjunto. Alguna leyenda cuenta que cuando pasó por San Antón, camino de Santiago, decidió adoptar la citada letra como símbolo de los franciscanos.

La llegada de los peregrinos y enfermos al convento se anunciaba mediante una campana. El hospital era uno de los mejor dotados y más espléndidos de todo el camino. Sin ser comparable a los históricos de Roncesvalles o al hospital del Rey de Burgos, las raciones de pan y vino eran práctica habitual.

El edificio cuyas ruinas hoy admiramos es una obra gótica del siglo XIV. En el XVIII, ya conocido el origen de la enfermedad cuya curación había hecho famosos a los antonianos, la orden fue perdiendo presencia. Esta nueva situación llevó a que el conjunto pasase en 1787 a manos privadas, al disolverse dos años antes mediante una bula del papa Pío VI. Su último comendador abandonó el convento en 1789. Dos años después (1791), durante el reinado de Carlos III, se ordenó el cierre definitivo. El conjunto, tan admirado y poderoso durante tantos años, acabó convirtiéndose en una explotación agrícola. Todo un símbolo de la propia decadencia y descrédito del Camino. [MR]

V. Antonianos, Orden de los


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