Famosísimo hito del Camino Francés a la salida de Roncesvalles, en la ruta hacia Burguete. Junto con la de Cruz de Ferro, en los montes de León, es la más famosa y más fotografiada de las existentes en las rutas jacobeas. Es, como la leonesa, parada obligada para muchos peregrinos, lugar de oración, recogimiento y marco mítico y sacro para dejar recuerdos, signos y pequeñas cruces improvisadas, al igual que sucede en otros lugares próximos -Bentartea, Ibañeta, etc.-. Como en pocos otros puntos del Camino, la aparente sencillez y modestia del monumento contrasta con el interés que provoca entre los peregrinos, que se encuentran con ella unos 300 m después de salir de Roncesvalles.
De origen incierto, su emplazamiento y composición actual se deben a Francisco Polit, prior de Roncesvalles en la segunda mitad del siglo XIX, quien mandó levantarla hacia el año 1880. Sería el resultado del aprovechamiento de otra cruz o cruces anteriores. Para el historiador de Roncesvalles Javier Ibarra, se habrían aprovechado los restos de la conocida popularmente como cruz de Roldán (s. XV), ubicada en las proximidades y que destruyeron los soldados revolucionarios franceses en 1794, por considerarla un monumento español a la derrota franca en la batalla de Roncesvalles (778). Los restos se guardaron en Roncesvalles -capilla de Santiago- y parte de ellos serían reutilizados en el nuevo hito. Recientemente se ha recuperado la memoria de la citada cruz, con la que a veces se confunde la que nos ocupa, mediante la instalación en las cerca-nías -y en el Camino- de un crucero de nueva factura.
Ibarra añade que se utilizaron materiales de una segunda cruz, de ubicación próxima pero desconocida, la llamada cruz Vieja, que desde el siglo XIV marcaría los límites meridionales de Roncesvalles.
Algún historiador del siglo XIX, como Agapito M. Alegría, no descarta que la parte superior del monumento, su cruz de brazos florenzados, sea bizantina y, por tanto, vinculable a la famosa y nunca localizada cruz de Carlomagno (s. VIII), que este emperador franco levantaría en Ibañeta de camino a España y que cita el Codex Calixtinus (s. XII).
Se apoya para ello en la lectura que hace de la inscripción que se puede ver en la cruz, que afirmaría que fue elevada por Carlomagno en Ibañeta, y a una tradición aún existente en el siglo XIX referida a su traslado desde Ibañeta a Roncesvalles. Esta leyenda se basaría en dicha tradición, ya que se considera obra del siglo XIV, posiblemente de cuando la cruz se instaló en algún lugar de Roncesvalles. ¿Se trataría de la cruz Vieja que hemos señalado?
Hoy la mayoría de los autores coincide en que el conjunto es una cruz gótica con base del siglo XIX, del momento de su montaje en el emplazamiento actual. Las imágenes esculpidas se-rían, además de la de Jesús crucificado, la Virgen con el Niño y el rey Sancho el Fuerte y su esposa Clemencia. Otras interpretaciones consideran que las dos últimas corresponden a un matrimonio que impulsaría el monumento en el siglo XIV y que a ellos aludiría la inscripción señalada.
Se desconoce el origen del nombre -cruz de los Peregrinos- de este pequeño gran monumento. Agapito M. Alegría, que no descarta, como vimos, que sea parte de la cruz original de Ibañeta, lo atribuye a la costumbre de los peregrinos, citada en el Calixtinus, de detenerse a descansar y orar ante esta una vez llegados a la cima del último puerto pirenaico. Hoy en día esta denominación, con o sin fundamento histórico, se ha convertido en una realidad: es la cruz más emblemática de la primera mitad del Camino Francés por tierras españolas. [MR]
V. Cruz de Carlomagno / Roldán, cruz de