Xacopediafuentes escritas

Los textos en los que se fundamenta la cultura jacobea están relacionados con tres cuestiones: la relación de Santiago el Mayor con la península y el traslado y enterramiento de su cuerpo en su extremo occidental, la inventio [descubrimiento] de su sepulcro y, por último, el origen de las peregrinaciones y el Camino de Santiago.

Cronológicamente se reparten de la siguiente forma: de las primeras hay referencias más o menos precisas sólo desde finales del siglo VI o principios del VII y narraciones diversas desde el siglo IX, momento de la inventio de su sepulcro en la actual Compostela, hacia los años 820-830; de las segundas se conservan documentos escritos indirectos vinculables con el mismo siglo IX y narraciones desde el siglo XI; y de las terceras -las peregrinaciones y el Camino- hay citas indirectas desde el siglo IX y directas y expresas desde el XII.

El grado de calidad y fiabilidad de las fuentes relativas al origen de la tradición jacobea y sus primeros momentos de desarrollo continúa siendo un tema de debate, como lo fue a lo largo de la historia, especialmente durante los siglos XVI y XVII, cuando se puso en duda por determinados sectores todo su entramado documental y narrativo. En la actualidad es, en todo caso, un asunto con un fondo científico pausado y asumido en la gran mayoría de los casos. Como sucede con tantas otras tradiciones, no se puede echar mano de estos datos únicamente para defender o rechazar la verdad o mentira de la predicación y enterramiento de Santiago el Mayor en Compostela, los dos temas más controvertidos junto con el origen del Voto de Santiago. Son hechos que exceden, con mucho, el mayor o menor grado de fiabilidad y precisión de sus fuentes, casi siempre de carácter narrativo.

La fuentes jacobeas fundacionales son casi siempre escasas y tardías, y se mueven principalmente en el ámbito de la leyenda o próxima a ella. Pero no son más numerosas y exhaustivas en otras cuestiones de la Iglesia primitiva. Es necesario no olvidar una evidencia: pese a no haber ninguna fuente próxima en el tiempo que confirme la presencia de Santiago en Hispania, es un hecho que las referencias más antiguas son anteriores al descubrimiento de su sepulcro en Galicia y procedentes de fuera de la península y no al revés. El caso más significativo es el Breviarium Apostolorum, de finales del siglo VI o principios del VII, redactado en el norte de Italia o sur de Francia, donde se anuncia por primera vez que Santiago predicó en Hispania. No menos revelador y desconcertante resulta el monje británico Beda el Venerable, que a principios del siglo VIII, unos cien años antes del descubrimiento del sepulcro de Santiago, señala que este está enterrado en las tierras occidentales hispanas. ¿Quién influyó en quién?

Parece evidente que estas noticias, que repiten algunas fuentes más por estos siglos, pudieron inspirar el hecho esencial del descubrimiento, pero no nos disipan las dudas de por qué situaron a Santiago el Mayor en la península en su predicación y después de su muerte. Se ha apuntado que estarían fundamentadas en la primitiva teoría de la dispersión, según la cual los apóstoles habrían llevado la palabra de Jesús por todo el orbe cristiano. Santiago, sin una atribución específica en la Biblia, habría sido el personaje idóneo para situar en el extremo occidental. La propuesta tiene sentido, pero, de nuevo, no resuelve todas las dudas. ¿Fue así de fácil? ¿Qué interés podía mover a estas fuentes? ¿Copiaron de otras anteriores hoy desconocidas?

Al margen de las preguntas, hay otro hecho cierto, situado ya en la península. Hacia los años 784-785 se difunde en el pequeño y acosado reino cristiano de Asturias, a cuyo territorio pertenecía Galicia, un himno litúrgico en el que se concede a Santiago el máximo protagonismo posible. Se le canta como “la cabeza refulgente de Hispania” y como patrón. Sucede unos cuarenta años antes del descubrimiento del sepulcro en el occidente gallego. Hay de nuevo una conexión todavía más evidente. Desconocemos cómo se estableció.

Principales fuentes jacobeas anteriores al descubrimiento del sepulcro de Santiago (ss. I-VIII)

Fuentes originales sobre la vida de Santiago

La Biblia

El Nuevo Testamento contiene la vida de Santiago con Jesús y una referencia a su martirio en Jerusalén. Nada dice sobre su misión evangelizadora.

Fuentes europeas

Dídimo de Alejandría y San Jerónimo

Siglo IV. Oriente. Escriben que los apóstoles habrían descansado, tras su muerte, allí donde habían llegado con su predicación.

Católogos bizantinos

Siglos V-VI. Oriente. Textos sobre la predicación. Todavía no citan a Santiago como evangelizador de occidente.

Passio Sancti Iacobi

Siglos V-VI. Francia. Amplia narración literaria sobre el martirio de Santiago en Jerusalén. Su versión no confirma ni desmiente una predicación anterior del Apóstol en la península.

Breviarium Apostolorum

Fin del siglo VI-principios del VII. Francia o Italia. Primer texto que sitúa la misión evangelizadora de Santiago en Españahic Spaniae et occidentalia loca praedicat.

Beda el Venerable

Principios del siglo VIII. Inglaterra. Este monje inglés es el primero en señalar que Santiago está enterrado en las tierras occidentales de Hispania.

Aldhelmo de Malmesbury

Principios del siglo VIII. Inglaterra. En el Poema de Aris cita la predicación de Santiago el Mayor en la península.

Fuentes hispanas

Máximo de Zaragoza

Siglo VI. Alude a una iglesia fundada por Santiago en Zaragoza durante su predicación.

De ortu et obitu patrum

Siglo VII. Obra de San Isidoro de Sevilla con la primera cita hispana sobre la predicación de Santiago en la península. Se considera una interpolación del Breviarium.

Beato de Liébana

776/786. En Comentarios al Apocalipsis de San Juan sitúa a Santiago predicando en la península. Así se muestra en un mapa alusivo. Tuvo gran difusión.

O dei verbum

784/785. Anónimo o del Beato. Himno litúrgico del reino astur que resalta a Santiago como “la cabeza refulgente y dorada de Hispania” y su patrón y defensor.

Inventio y peregrinaciones//// Sorprende a algunos autores la insuficiencia de fuentes en aspectos de carácter histórico como la inventio o el descubrimiento del sepulcro de Santiago y la fundación de su santuario, hechos ambos de los que apenas hay referentes escritos coetáneos. La relevancia de un acontecimiento de tales dimensiones -la aparición del sepulcro de uno de los apóstoles de Cristo- debería haber dejado una mayor huella documental. Pero no todos los estudiosos mantienen esta posición: en el pequeño reino astur la confirmación del sepulcro apostólico era un hecho de gran valor, pero habría quedado reducido en un primer momento a un ámbito próximo. Se situaba en un territorio acosado y de muy escasos recursos en todos los ámbitos.

Una parte significativa de los documentos más precisos para confirmar el hallazgo del sepulcro apostólico y el nacimiento del santuario jacobeo están en el Tumbo A de la catedral compostelana, que contiene privilegios y concesiones reales a Santiago de los siglos IX (centuria del descubrimiento) al XIII.

Sin embargo, la principal fuente narrativa -la que ha tenido mayor difusión popular-, es la Concordia de Antealtares (1077), documento establecido entre el obispo Diego Peláez y Fagildo, abad del monasterio de los monjes custodios del sepulcro, para la construcción de la catedral. En su preámbulo se narra el proceso milagroso del hallazgo. Una narración parecida se recoge a principios del siglo XII en la Historia Compostelana, que sitúa como consecuencia directa de la translatio, cuyo relato incluye justo antes. Se inspira en gran medida en el texto más antiguo conocido que intentó explicar el hecho sorprendente de que Santiago fuese enterrado en un lugar tan distante de la ciudad en la que había sido decapitado. Nos referimos a la Epístola del papa León, previsiblemente de origen compostelano, surgida, según algunos autores, poco después del hallazgo, en el siglo IX.

Plenamente históricas son las primeras citas escritas sobre las peregrinaciones y el Camino de Santiago. De las primeras tenemos noticias desde el mismo siglo IX y sobre todo desde el X, del que se conservan las pioneras referencias documentadas de peregrinos ultrapirenaicos. Para ver por escrito la primera mención al Camino de Santiago (iter Sancti Iacobi) fue necesario esperar hasta principios del siglo XII, cuando la Crónica Silense narra los esfuerzos reales para crear y dar forma a este itinerario (el Camino Francés) a través de la franja norte peninsular.

En el mismo siglo XII culminará el proceso el Códice Calixtino, manuscrito conservado en la catedral compostelana y que conoció múltiples copias repartidas por Europa (Liber Sancti Iacobi). En él se construye todo el entramado ideológico de la peregrinación compostelana, se le da contenido y se describe en detalle el Camino de Santiago a través de Francia y España. El proceso de elaboración de las fuentes fundacionales del universo jacobeo concluía con esta espléndida y decisiva obra.

Fuentes del descubrimiento del sepulcro de Santiago y las peregrinaciones (ss. IX-XII)

Floro de Lyon y Usuardo de Saint-Germain

Ca. 840-850. Primeros en señalar, en sus respectivos martirologios, que los huesos de Santiago se veneraban en los confines de España.

Epístola del papa León o Epístola de León

Siglo IX. Primera fuente conocida de la translatio. Se conservan diferentes versiones en España y Europa.

Documento de San Martín de Albelda (La Rioja)

Mediados del siglo X. Recoge la primera noticia de un peregrino jacobeo con nombre conocido, el obispo de Le Puy (Francia), Gotescalco.

Cronicón Iriense

Finales siglo XI. Cita por primera vez el descubrimiento del sepulcro de Santiago en la actual Compostela.

Concordia de Antealtares

1077. Primera narración de la inventio del sepulcro de Santiago, citando a sus tres grandes protagonistas: el anacoreta Paio, el obispo Teodomiro y el rey Alfonso II.

Historia Compostelana

Ca. 1110-1150. Contiene nuevas versiones narrativas sobre la translatio y la inventio que parten de las ya conocidas.

Tumbo A de la catedral de Santiago

Ca. 1129. Incluye los primeros documentos sobre las donaciones y privilegios reales para favorecer el nacimiento del culto y el santuario santiagués.

Historia Silense

Siglo XII. Se cita por primera vez el Camino de Santiago [iter Sancti Iacobi] y las iniciativas para su concreción en la primera mitad del siglo XI.

Codex Calixtinus

Siglo XII. Aporta el sentido de la peregrinación medieval, los milagros de Santiago, la versión más exitosa de la translatio y, sobre todo, da a conocer el itinerario del Camino de Santiago o Camino Francés y sus rutas a través de Francia.

Documento del Voto de Santiago

Ca 1150. Falsificación atribuida al canónigo compostelano Pedro Marcio que ocasionó la principal fuente de fondos y problemas para la Iglesia de Santiago a través de la historia.

Superado el periodo de elaboración de los textos fundacionales, la cuestión jacobea comienza a ser tema de los primeros historiadores. Destaca en el siglo XIII el leonés Lucas de Tuy, que defiende la vinculación de Carlomagno con la causa jacobea. Ya en el siglo XV llegará al ámbito jacobeo una de las aportaciones escritas más ricas con las que ha contado: la literatura odepórica, el relato de los viajes a Santiago realizado por peregrinos escritores casi siempre aficionados de países como Francia, Alemania, Italia, etc. Su labor, que hoy resulta de especial interés para investigadores y curiosos de la historia jacobea, se prolongará hasta finales del siglo XVIII.

Pero antes llegarán al mundo del estudio de los orígenes jacobeos y los primeros tiempos de su evolución una serie de escritores, historiadores y religiosos más o menos dotados que participarán a lo largo de los siglos XVI, XVII y XVIII en una serie de polémicas sobre la mayor o menor consistencia histórica de las tradiciones jacobeas. Especialmente debatidas serán, sobre todo durante el siglo XVII, la predicación y la translatio, que dieron lugar a un gran número de obras y escritos. Los motivos de esta abundancia serán fundamentalmente dos: la demanda más o menos continuada de determinados sectores para que se nombraran otros patrones para España -Santiago lo era por el peso de una tradición que se ponía en duda- y la oposición de amplias zonas de España al pago del Voto de Santiago, que se consideraba además de gravoso e injusto, de falso origen, como serían falsas las tradiciones compostelanos que lo habían propiciado. A favor y en contra de ambas cuestiones surgen todo tipo de obras.

En estos siglos destacan, entre otros muchos, autores como Ambrosio de Morales, el Licenciado Molina, Jerónimo del Hoyo, Castellá Ferrer o el padre Flórez, una de las figuras más serias y documentadas.

El estudio de las fuentes documentales originarias comienza a llevarse a cabo con métodos científicos en Francia hacia mediados del siglo XIX. Los primeros investigadores modernos realizan su trabajo en este país y lo centran en el Liber Sancti Iacobi, sobre todo en sus libros IV y V (la Historia de Turpín y el Liber peregrinationis) y en las primeras huellas sobre las antiguas rutas de peregrinación a Compostela. Fruto de esta labor pionera, que abarca hasta las primeras décadas del siglo XX, serán una serie de obras de gran interés firmadas por investigadores e historiadores como el abate Pardiac, Victor Le Cler, Julien Vinson, Léopold Delisle, Camilla Daux, Gaston Paris, Louis Duchesne, Joseph Bédier, Émile Mâle, Élie Lambert, J. Vielliard, etc.

En España figuran entre los precursores del tránsito entre los dos siglos el padre Fidel Fita y, sobre todo, el canónigo e historiador compostelano Antonio López Ferreiro. Realizan las primeras aproximaciones modernas a la investigación de los orígenes jacobeos, fruto de las cuales vieron la luz obras que hoy se consideran clásicas.

Mención especial merece en los inicios del siglo XX el trabajo nunca bien reconocido de la norteamericana Georgiana Goddart King, que elabora la primera obra completa sobre el arte del Camino de Santiago, llevando este itinerario por Francia y España en los años veinte.

Después de la Segunda Guerra Mundial los estudios de investigación se multiplican y se suceden las publicaciones. Francia y España siguen a la cabeza, pero se incorporarán de forma plena a esta doble tarea países como Alemania, Italia, Reino Unido, Holanda, etc. Entre lo más sobresaliente destaca la edición de la trascripción completa del Codex Calixtinus -realizada en los años treinta por el norteamericano Walter M. Whaitehill- y su traducción al español, que se publica en 1951 gracias, entre otros, al trabajo esencial de Abelardo Moralejo. También son reseñables los primeros libros españoles de investigación de las peregrinaciones y el Camino, escritos bajo el liderazgo de Luis Vázquez de Parga y Luciano Huidodro, publicados entre finales de los años cuarenta e inicios de los cincuenta.

Las obras citadas hasta ahora fueron continuadas en Europa con la labor investigadora y editora que inician los grupos de trabajo formados en torno a las asociaciones jacobeas que surgen desde los cincuenta (Francia), los sesenta (España) y los ochenta (Italia, Alemania, Holanda, Reino Unido, etc.). Desde los años ochenta diversos congresos y exposiciones de gran nivel alimentarán la labor editorial con la publicación de libros de actas y catálogos de gran calidad que han ayudado a difundir lo mejor de la cultura jacobea y sus investigaciones más destacadas y novedosas.

En la tarea difusora de alcance popular serán esenciales las guías de peregrinación que ven la luz desde los años ochenta en los más diversos países, con algún ejemplo aislado en las dos décadas anteriores. Las primeras aparecen en España y Francia. Es de gran valor histórico la editada a principios de los años ochenta por Elías Valiña, pionero moderno del Camino, y un grupo de colaboradores, que tuvo una nueva edición en 1993. Actualmente las hay en todos los idiomas occidentales, en japonés, en coreano, etc., y abarcan la totalidad de las principales rutas, entre ellas los caminos en Francia, el Camino Francés, el Camino del Norte, la Vía de la Plata y el Camino Portugués. Al amparo de esta nueva eclosión ha renacido la literatura testimonial de la peregrinación, en algún caso de gran éxito, con best sellers en idiomas como el alemán, el inglés, etc. [MR]

V. literatura / literatura odepórica


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