XacopediaAntonianos, Orden de los

Orden hospitalaria también conocida como de San Antón, de los Caballeros de San Antonio, Hermanos Hospita-larios de San Antón, etc. Nacida en Francia en 1095, logró una rápida expansión por Europa.

Su principal función era la atención a los afectados por la enfermedad del ergotismo gangrenoso, que se extendía por el continente. Conocido popularmente como fuego de San Antón -por ser los antonianos los encargados de combatirlo- o fuego sagrado, por las altísimas fiebres que ocasionaba, producida por el consumo de pan de centeno afectado por toxinas provocadas por hongos parásitos del cornezuelo del centeno.

Se instalaron en el Camino para prestar atención a los muchos peregrinos que marchaban a Santiago buscando remedio a este mal.

Los antonianos llegaron a España a través del Camino Francés en el siglo XII y en esta centuria lograron su mayor implantación, regentando varios hospitales. Su centro más conocido y poderoso en esta Ruta -y también en toda la Península- fue el hospital de San Antón de Castrojeriz, Burgos, del que se conservan restos.

Los antonianos combatían el fuego sagrado dando a los enfermos y peregrinos pan fresco, además de una serie de preparados de farmacia. Gran número de peregrinos que iban hacia Santiago y Roma recibieron su ayuda, especialmente en Francia, según aparece en numerosos relatos.

Además del hospital de Castrojeriz, que llegó a ser cabecera de la orden en España, otros con fama en el Camino Francés fueron los de Pamplona, Puente la Reina -quedan ruinas- Viana, alto de San Antón -antes de Nájera, en dirección oeste- León -pudo haber varios- Sarria y Portomarín. Llegaron a contarse hasta veintidós centros hospitalarios de la orden para alojar peregrinos. Con la disminución de la enfermedad -tras constatarse su relación con el cornezuelo- los antonianos entraron en una progresiva decadencia. En 1787 el papa Pío VI los integró en la Orden de Malta.

Los antonianos, con su hábito negro y la cruz azul de la tau -cruz sin su parte superior- cosida en él, resultaban inconfundibles. Su historia comenzó en el siglo IX, cuando un grupo de caballeros franceses parten para Bizancio, donde esperan encontrar el cuerpo de San Antón Abad, eremita egipcio del siglo III que había vivido en el desierto, aislado del mundo. Logran hacerse con la reliquia y la traen para la ciudad de Saint-Antoine-de-Viennois.

Ya en el siglo XI, al noble francés Gastón de Valloire se le aparece el propio San Antón, con un báculo en forma de tau en la mano, diciéndole que su hijo, enfermo del fuego sagrado, se curaría si destinaba todos los bienes que tenía a ayudar a los afectados por dicho mal.

Días después el muchacho se cura y ambos -padre e hijo- venden todos los bienes y se visten con unos hábitos negros en los que cosen la señal de la tau, imitando la forma del bastón con el que San Antón se había aparecido a Gastón. En Egipto, la tierra original del santo, la tau representaba la vida después de la muerte y había sido el propio San Antón el primero en utilizarla. Se trataba de una forma presente también entre los primeros cristianos, quizá en línea con las teorías que defienden que Jesús fue martirizado en una cruz en forma de tau, de uso habitual por los romanos. Los antonianos, cuenta Juan Ramón Corpas Mauleón, acostumbraban a rozar con un báculo en forma de tau las extremidades gangrenadas de los peregrinos.

Sea como sea, lo cierto es que la Orden de los Antonianos, tanto por la inusitada eficacia de sus remedios medicinales como por su origen e historia, tuvo una existencia cargada de simbolismo y misterio, elementos que continuaron latentes tras su desaparición y que han dejado su huella en el Camino. [MR]

V. tau / San Antón, hospital de.


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