Fernando I de LeónTambién conocido como el Magno o el Grande (ca. 1010-León 1065). Conde de Castilla (1028-1065) y rey de León (1037-1065). Hijo de Muniadona y de Sancho el Mayor, el primer gran promotor del Camino Francés, fue peregrino a Santiago en 1065, acompañado de su mujer Sancha y de sus hijos, en una visita de gran eco y solemnidad.
Conquistó Coimbra en 1064, tras implorar la intercesión del Apóstol, según narra la Historia Silense y después recoge el Códice Calixtino. Aquí, aún más que en Clavijo, se puede situar el origen definitivo de la consolidación de la figura del Santiago caballero y matamoros, al tomar parte montado sobre un caballo blanco, a favor del rey Fernando I de León para lograr la toma de esta ciudad portuguesa. Santiago se le apareció antes milagrosamente al rey, mostrándole las llaves de Coimbra, en manos de los moros. Al día siguiente, el propio Santiago se las entregó a Fernando I, tras conquistar la urbe a los ejércitos cristianos. Su posterior peregrinación a Compostela sería para dar gracias al Apóstol por su intercesión.
Relacionada con esa leyenda, está otra recogida en la Silense y el Calixtinus, que cuenta como durante el asedio a Coimbra por parte de Fernando I, un peregrino griego se indignó al escuchar al pueblo invocando a Santiago como buen caballero y los increpó diciéndoles que el santo sólo había sido un pescador de Galilea. Aquella misma noche se le apareció Santiago montado en un brioso corcel y llevando en la mano las llaves de la ciudad que se disponía a entregar al monarca castellano.
Los primeros años de reinado los pasó Fernando I resolviendo conflictos internos y reorganizando su reino. En 1054, las disputas fronterizas con su hermano García III de Navarra se tornaron en guerra abierta, hasta que las tropas leonesas dieron muerte al monarca navarro en la batalla de Atapuerca.
Entonces emprendió una enérgica actividad de reconquista, tomando las plazas de Lamego (1057), Viseo (1058) y Coimbra (1064), además de someter a varios de los reinos de taifas al pago de parias al reino leonés. Al morir dividió sus reinos entre sus hijos: al primogénito, Sancho, le correspondió el estado patrimonial de su padre, el condado de Castilla, elevado a categoría de reino, y las parias sobre el Reino taifa de Zaragoza; a Alfonso, le concedió el Reino de León y el título imperial, así como los derechos sobre el Reino taifa de Toledo; García recibió el Reino de Galicia, creado a tal fin, y los derechos sobre los reinos taifas de Sevilla y el de Badajoz; a Urraca y a Elvira les legó las ciudades de Zamora y Toro, respectivamente, también con título real y las rentas correspondientes. [IM]