También San Gregorio Ostiense. Religioso de origen italiano vinculado al Camino de Santiago (?-1044). Etimológicamente significa ‘vigilante’. Gregorio llegó a España en el siglo XI procedente de Ostia, lugar próximo a Roma, buscando la aventura de la santidad, haciendo prodigios entre la gente y liberándolos de una plaga de langostas. Pudo peregrinar a Santiago. Desde muy joven recibió una educación benedictina en el convento de San Damián y San Cosme, en la capital italiana. Hizo su profesión religiosa para, a continuación, estudiar filosofía y teología. Ansiaba ser ordenado sacerdote para hacer el bien a la gente con su entrega al apostolado. A la muerte del abad, los hermanos religiosos creyeron que el más apto para dirigir la abadía era Gregorio, pero él se opuso debido a su humildad y a que rechazaba toda ostentación.
Lo designó el papa Juan XVIII obispo de Ostia y luego cardenal. Lo nombró además bibliotecario apostólico y en este cargo Gregorio sirvió a cuatro papas. Después, fue enviado a Navarra como legado. De aquí pasó a Nájera, en Logroño. Esta localidad era por entonces la capital del reino de Navarra, y en ella empezó a darse a conocer plenamente haciendo prodigios entre la gente. Se cuenta que la libró al lugar de una plaga de langostas. Gracias a este milagro y a su labor entre la gente humilde, se granjeó la amistad y el cariño de los habitantes del reino de Navarra.
San Gregorio fue probablemente uno de los primeros caminantes a Santiago de Compostela. Llegó al Reino de Pamplona en los últimos años de su vida, enviado por el papa Benedicto IX, y gracias a su visión del Camino se volcó en la construcción de puentes como los de Santo Domingo de la Calzada o Burgos.
Su mayor suerte fue el encuentro providencial con Domingo de la Calzada. Una vez que conoció sus cualidades, no se separó nunca de él. Le era de gran ayuda en el camino que habían emprendido ambos hacia la santidad. Gregorio le enseñó a Domingo esta senda con su ejemplo. Gracias a él, Domingo llegó a ser santo con el nombre de Santo Domingo de la Calzada.
Gregorio murió en Logroño, donde fue atendido debido a una enfermedad. Como recuerdo de este santo, hay imágenes suyas en varios lugares de La Rioja y Navarra y una gran basílica levantada en su honor en el monte Piñalba, entre Estella y Viana, en el Camino Francés.
Cerca del Camino de Santiago que se dirige desde Estella hacia Los Arcos se encuentra la Basílica de San Gregorio Ostiense, uno de los conjuntos más sobresalientes del barroco navarro. Sorprende su presencia regia sobre una colina y abruma su portada, de gran riqueza y profusión ornamental. En el interior del templo deslumbra su cúpula, de la que desciende un chorro de luz que convierte el crucero en un espectacular espacio con cierto aire teatral, muy propio de la estética barroca.
A pesar de que la primitiva iglesia fue construida tras el descubrimiento del sepulcro del santo en el siglo XIII, las reformas posteriores han creado un templo de extraordinarias proporciones. Desde finales del XVII y durante buena parte del XVIII se elevó la actual basílica. En la primera fase se levantaron la nave, la portada y la torre. La fase rococó, en el tercer cuarto del siglo XVIII, supuso la construcción del crucero y la cabecera con el camarín. Por último, hacia 1831 se procedió a la reforma decorativa de la nave, en estilo neoclásico, y a la elevación del coro.
En el interior del templo, las pinturas murales que se observan narran la pericia de San Gregorio en la plaga que tuvo lugar en la comarca en el siglo XI. Con diferencia, lo más destacable es la cabecera de estructura trebolada, que aparece rematada por una monumental cúpula octogonal de estilo rococó que corona el crucero y que da al presbiterio una iluminación escenográfica.
La razón de ser el santuario de San Gregorio Ostiense radica en una reliquia del santo, su cráneo, que se conserva bajo un rico forro de chapa de plata. Sepultado en la basílica, pronto se convirtió en protector contra la langosta, el pulgón y otros insectos. Así nace la tradición de pasear la reliquia por múltiples localidades y echar agua por la cabeza para posteriormente esparcirla sobre el campo con el fin de asegurar una buena cosecha. De ahí surge la frase hecha “andar más que la cabeza de San Gregorio”. Durante el mes de mayo, los vecinos del valle de Valdega y Los Arcos peregrinan los domingos hasta el santuario y organizan comidas campestres para honrar al santo. [IM]