Papa (La Toscana 1020-Nápoles 1085). Papado: 1073-1085. Se educó en el monasterio cluniacense de Santa María, en el Aventino (Italia). Nombrado legado pontificio en Francia y Alemania, pudo comprobar el estado de relajación en el que se encontraba la Iglesia. Adquirió experiencia en política romana como secretario del papa Gregorio VI y luego como tesorero de León IX. Bajo los pontificados de Nicolás II y de Alejandro II, se perfiló como uno de los hombres más influyentes de la curia papal, representante de la corriente reformista.
En 1073 fue elegido papa y se consagró a la que desde entonces se conoce como Reforma gregoriana, que representa un esfuerzo por elevar el nivel moral del clero, al mismo tiempo que defendía la independencia del papado frente a las restantes monarquías y reforzaba la supremacía de la autoridad romana sobre las iglesias occidentales, tras el cisma que había protagonizado la Iglesia de Oriente en 1054.
Todos estos objetivos eran los que venían sosteniendo los reformistas católicos desde que los propusiera León IX, pero Gregorio se distinguió por la intransigencia y la energía con la que los defendió. Fue él quien, en el Concilio de Roma de 1074, proclamó el celibato de los eclesiásticos que todavía perdura en la Iglesia católica. Continuó la lucha de sus predecesores contra la simonía, prohibiendo a los laicos conceder cargos eclesiásticos. En el tajante Dictatus papae de 1075 afirmó que sólo el papa podía nombrar y deponer a los obispos como cabeza de la Iglesia; llevó su autoritarismo hasta el punto de defender que también correspondía al papa la designación de los reyes, por tener un poder delegado de Dios.
Estalló entonces la denominada Querella de las Investiduras (1075-1122), en la que el Papado se enfrentó con el Imperio a propósito de la investidura de los obispos. El emperador Enrique IV declaró depuesto al papa y Gregorio VII declaró depuesto y excomulgado al emperador (Concilio de Letrán, 1076). Este, temeroso de perder la fidelidad de sus súbditos, realizó penitencia en Canosa hasta que el papa le levantó la excomunión (1077); pero para recuperar la corona imperial hubo de emplear la fuerza contra los príncipes alemanes, provocando una nueva excomunión (1080). Marchó entonces sobre Roma, depuso a Gregorio y le sustituyó en el trono papal por el antipapa Clemente III, quien le coronó emperador en 1084.
Gregorio VII e Inocencio I dejaron documentos en los que expresaban que sólo a San Pedro se debía el establecimiento del culto en Occidente. Por tanto, niegan la presencia del apóstol Santiago en España, ya que sostenían que nunca se evangelizaba donde habían predicado otros apóstoles. El testimonio de San Gregorio VII defiende, en carta a Alfonso VI, que los siete varones apostólicos, como discípulos de Santiago, fueron enviados a Hispania. Indalecio predicó en Urci, Tesifonte en Vergi, en Carcesa lo hizo Hesiquio y Segundo en Abula. Se trata de ciudades de difícil localización, aunque en el caso de Eufrasio está muy claro que su apostolado lo realizó en Iliturgi, antiguo enclave poblacional de cierta consideración que comúnmente se identifica con Andújar, aunque existen muchas razones arqueológicas para situarla más bien en las inmediaciones de la actual Mengíbar.
En el año 1073, cuando es elegido papa, Gregorio VII recuerda a los hispanos que forman parte de la donación hecha por Constantino, que debían renunciar al rito mozárabe, rasgo distintivo hispánico, y aceptar el rito romano. Esta medida le causó diversos enfrentamientos. El rito mozárabe sólo desaparecerá cuando Alfonso VI, amenazado de excomunión, acuerde mediante el Concilio de Burgos, en 1080, adoptar la liturgia romana y poner al frente del monasterio de Sahagún al cluniacense Bernardo, primer arzobispo de Toledo.
Gregorio VII resistió asediado en el castillo de Sant’Angelo hasta que vinieron a rescatarle los normandos de Sicilia, en cuyos dominios moriría poco después. Fracasaba así el intento de imponer el papado sobre los poderes seculares, aunque la misma política sería mantenida por sus sucesores y honrada por la Iglesia de la Contrarreforma al canonizar a Gregorio VII en 1606. [IM]