Cenobio situado en la localidad lucense de Samos, Lugo, a unos 12 km de la villa jacobea de Sarria, fundada por Alfonso IX, a 30 km de O Cebreiro, lugar por donde entra el Camino de Santiago en Galicia, y a 121 de Santiago de Compostela.
Los historiadores cuentan que el monasterio de Sámonos tiene sus orígenes en el siglo VI y que con el paso del tiempo cedió su nombre reducido, Samos, al municipio y a su capital. Hasta mediados del siglo IX, que aceptan la Regla de San Benito, los religiosos fundadores se regían por las de San Fructuoso o San Isidoro. Se trata de un cenobio que poseía una gran capacidad de influencia social y espiritual. Probablemente por esta razón y por estar situado en el Camino de Santiago se convierte en un lugar de obligada parada para los caminantes y peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela.
En el monasterio había monjes encargados de atender a los peregrinos. Como había donaciones para este fin, se construyó en su interior un hospital. Precisamente el documento más antiguo que se conserva referente a la estancia de peregrinos es del siglo XI y en él se refleja la contabilidad del albergue.
Después de muchos altibajos, con incendio destructivo incluido (1558), en el siglo XVIII los peregrinos podían comer en el refectorio del monasterio, durante tres días, lo mismo que co-mían los monjes. Si los peregrinos eran sacerdotes o personajes importantes tenían también cama en el monasterio. En la actualidad, la reducida comunidad de monjes regenta un albergue de peregrinos con 90 plazas, situado en la planta baja del monasterio y que permanece abierto todo el año. El actual conjunto del monasterio procede en gran medida del siglo XVIII. Destacan la monumental iglesia y sus claustros, como el muy popular de As Nereidas, con su singular fuente barroca. En este cenobio residieron personalidades como el rey Alfonso II el Casto, descubridor del sepulcro de Santiago (s. IX), y el erudito Padre Feijoo (s. XVIII). A unos 150 m del monasterio se encuentra la famosa capilla del Salvador, prerrománica, a la sombra de un gran ciprés. [LC]