Matrimonio de monarcas españoles conocidos como los Reyes Católicos: Isabel I de Castilla (Machigal de las Altas Torres, Ávila 1451-Medina del Campo, Valladolid 1504) y Fernando V de Aragón (Sos, Zaragoza 1452-Madrigalejo, Cáceres 1516). Casados en 1469, fueron los primeros monarcas de la España unificada, tras conquistar Granada en 1492, último reino musulmán peninsular.
De profundas y conservadoras convicciones espirituales y promotores del exclusivismo religioso español, fueron declarados devotos del apóstol Santiago, utilizando sus símbolos y los de la Orden de Santiago para sus fines militares y políticos. Destacó sobre todo el afán religioso de la reina Isabel. En 1486, en plena guerra contra el último rey moro de Granada, peregrinaron a Compostela aprovechando un viaje a Galicia para someter a la nobleza gallega, parte de ella enfrentada al poder real.
En Santiago permanecen del 21 de septiembre al 6 de octubre. Algunos historiadores sostienen que en este viaje conciben la idea de crear en la ciudad un gran hospital para peregrinos, al observar la manifiesta falta de medios para atenderlos. El proyecto, que se iniciará en 1501, iba a ser una infraestructura decisiva para el futuro de Santiago y la supervivencia de las ya cada vez más decadentes peregrinaciones. Durante el viaje, que transcurrió en parte por el Camino de Santiago, promovieron la reconstrucción del viejo hospital-convento de Santa María do Cebreiro, punto fundamental de la Ruta Jacobea, en su entrada en Galicia. Pasaba este lugar por un periodo de declive y la intervención real posibilitó una cierta recuperación, aunque sólo temporalmente. Se interesaron vivamente por el milagro eucarístico que la tradición sitúa en su iglesia.
Fue la primera peregrinación a la tumba apostólica de unos monarcas hispanos desde los tiempos del rey castellano Enrique II (1369-1379), lo que evidencia el progresivo alejamiento de la monarquía, tanto espacial como emocional, del en otro tiempo protegido y reverenciado santuario compostelano. Los Reyes Católicos representan en este sentido el final de todo un periodo histórico, ya que ninguno de sus sucesores volverá a tener un interés y una relación tan directa con Santiago. Ellos van a reverdecer temporalmente el viejo vínculo, mediante una política donde la cultura jacobea queda relegada a un segundo plano por una interpretación envolvente de la figura de Santiago como “Patrón de las Españas” -así lo citan los dos monarcas-, abriendo, quizá sin quererlo, un proceso que se agudizará aún más a raíz de la Contrarreforma.
Además de las iniciativas relacionadas con su visita de 1486, toman antes y después diversas medidas destinadas a beneficiar la peregrinación jacobea. Serán las últimas de la historia en esa línea. En 1478, ante las quejas de la Iglesia compostelana de que los peregrinos eran perseguidos y asaltados en los caminos gallegos, ordenan la persecución de los responsables con todo rigor. Al año siguiente -jubileo- establecen un salvoconducto especial destinado a peregrinos de toda procedencia en el que se coloca bajo la directa protección real a cuantos se dirijan a Santiago a ganar el jubileo, tanto españoles como extranjeros.
De menor alcance, pero expresivo de la devoción jacobea de Isabel la Católica, es el establecimiento de un juro de 35.000 maravedíes para que seis cirios ardiesen de forma perpetua en el altar del Apóstol, a fin de que la oscuridad de la noche no impidiese a los peregrinos entrar en el templo. Hay que recordar que era habitual que los recién llegados pasasen la noche en la catedral, que no se cerraba en ningún momento del día.
La medida de mayor repercusión llegará en 1492. Como agradecimiento a la que consideran la mediación del Apóstol en la conquista de la ciudad de Granada y el descubrimiento de América, conceden nuevos privilegios a Iglesia santiaguista, convencidos de la intervención divina de Santiago en sus éxitos político-militares. Será mediante el llamado Voto de Granada. En 1499 ordenan dedicar un tercio de este a construir el gran Hospital Real de Santiago (1501-1517) para la atención a los peregrinos y enfermos.
Serán también los promotores del otro gran centro asistencial del Camino en el siglo XVI. Tras hacerse con el control de la Orden de Santiago, en la que buscaban su poder y riquezas, pero también su representación simbólica, mandan levantar el grandioso edificio renacentista de San Marcos de León, cuyas obras empezarían en 1514. Va a ser la sede de esta orden y del hospital de peregrinos de la ciudad, que desde siglos atrás ya administraban los santiaguistas. Crean los conventos de las comendadoras de Santiago de Valladolid (1489) y Granada (sobre 1500). [MR]