Personaje imaginario que protagoniza uno de los milagros más conocidos de los atribuidos a Santiago el Mayor. Narra lo sucedido a un caballero que se sumerge en el agua con su caballo de forma inesperada. Al emerger, ambos aparecen cubiertos de conchas de vieira, mostrando así la intercesión del apóstol Santiago en su salvación. El milagro alcanzó una gran popularidad en diversos puntos de Europa, al menos desde la Baja Edad Media, cuando se localizan las primeras fuentes que lo narran en distintas versiones.
Se desconoce su origen. Uno de los testimonios más antiguos lo encontramos en una hermosa tabla de 1441 atribuida al pintor Giovenale Johanilis de Orvieto para el retablo de Santiago de la iglesia romana de Santa María de Araceli, que se conserva en el Museo Cívico de Camerino, Italia. También está representado en un relieve de la fachada del Tesoro de la catedral compostelana, diseñada en 1540.
La primera referencia escrita conservada es de nuevo del siglo XV. Aparece en un pergamino de 1443 del monasterio portugués de Alcobaça. De este documento lo recogió el escritor y militar gallego Mauro Castellá Ferrer para incorporarlo a su Historia del Apóstol de Iesus Christo Santiago Zebedeo (1610). El pergamino sitúa el conocido milagro en la zona portuguesa de Maia, en un lugar costero conocido como Bouzas, próximo a la actual ciudad de Oporto. Narra como un caballero de una rica familia, al que no pone nombre -lo cita como o Cavaleiro das vieyras, el caballero de las conchas- está celebrando su boda y de pronto su caballo se interna en el mar y acaba deteniéndose ante una nave, que resulta ser la embarcación que trae los restos del apóstol Santiago a Galicia.
El caballero recibe todo tipo de explicaciones de lo sucedido y de quien es el cuerpo que llevan consigo. También le explican que las conchas que lo cubrieron a él y al caballo al entrar en el mar son el signo de Santiago. El caballero y los demás invitados se convierten a la fe de Cristo y la nave continúa sin más novedades hasta Iria Flavia.
Este relato es conocido en Portugal como a lenda do cavaleiro Caio -la leyenda del caballero Cayo-. Algunas versiones difieren en determinados aspectos de la ofrecida por Castellá Ferrer.
Otros escritores españoles de los siglos XVI y XVII lo recogen en distintos momentos. Tal es el caso del licenciado Molina, Hernando de Oxea y Erce Ximénez. Estos autores difieren en sus relatos y citan otras posibles fuentes localizadas en Toledo, Cataluña, etc.
Las versiones del milagro no coinciden en los detalles de la narración, como decimos, pero tampoco en la localización. Dos son las más citadas: la costa portuguesa de Maia en un punto conocido por Bouzas, cercano a Oporto y, secundariamente, la costa gallega, con localizaciones reclamadas en Vigo -área de Bouzas- y la ría de Arousa, por donde la tradición narra que se internó hacia el puerto de Iria la milagrosa barca apostólica. En Galicia una versión extendida del milagro narra que un novio que está celebrando su boda observa desde la costa un barco a punto de naufragar y se lanza al agua con su caballo para ayudar a los viajeros. En ese momento el mar se calma y el caballero y su caballo salen sanos y salvos del agua recubiertos de conchas. Uno de los escasos autores que sitúa el milagro frente a las costas gallegas es Carré Alvarellos (1869).
Se ha dicho más de una vez que en este milagro está el origen de la utilización de la concha de vieira como símbolo jacobeo. Casi todo indica que no es así. Todas las versiones del mismo -y son muchas y a veces muy diferentes en escenarios y personajes- son bajomedievales, cuando ya en el siglo XI y XII se utiliza la vieira como consolidado signo de la peregrinación a Santiago. Es muy significativo que un milagro del impacto que este tuvo, no aparezca en la relación de los incluidos en el Codex Calixtinus (s. XII).
En todo caso, el libro II de este códice aporta dos milagros que indirectamente pudieron influir en el surgimiento del que aquí nos ocupa. En el capítulo VI se narra como el marinero Frisono cae al mar intentando proteger a los peregrinos que van en su nave y el mismo Apóstol lo rescata del fondo del mar. En el capítulo X es un peregrino el que va a parar al agua desde su barca y reclama el auxilio de Santiago; un compañero le lanza un escudo y sobre el viaja sano y salvo hasta el siguiente puerto. No es difícil imaginar una cercana relación entre la forma del escudo y la concha de vieira, aunque no se cite.
El milagro del caballero de las conchas, vinculado con su acción a los nobles ideales de la caballería, fue utilizado por los genealogistas del siglo XVII para incorporarlo al tronco originario de ilustres familias y a sus escudos de armas, como explica Antonio López Ferreiro (1899) al referirse a esta leyenda. [MR]