Título del más famoso romance de contenido jacobeo. Escrito en lengua gallega, narra la leyenda medieval de Don Gaiferos, que muere en Santiago al final de su peregrinación.
La música popular gallega, en contra de lo postulado en el pasado, es pródiga en romances. En tiempos en que no estaba suficientemente investigada esta tradición musical, se creía que esta composición poética era una forma inusual en Galicia. Incluso se llegó a considerar que no era un signo común de la poesía ni del pensamiento gallegos, sino una forma ajena o meramente importada, lo que parece más fruto de una querencia por definir una identidad histórica diferente que una realidad cultural. Los intercambios culturales eran muy habituales, precisamente a través del Camino de Santiago, entre Galicia y Europa y viceversa, por lo que la importación temática no debe entenderse como una negación del romance gallego. Se puede aceptar, eso sí, un matiz de estilo, más idealista en este, frente a uno más histórico y realista en el castellano. Hoy está fuera de duda, desde la publicación del Cancionero musical de Galicia reunido por Casto Sampedro Folgar y estudiado por Filgueira Valverde, que Galicia puede suministrar materiales para un copioso romancero.
El romance más antiguo en lengua gallega es el del compostelano Airas Nunes (s. XIII):
El debate de si el romance Canción do figueiral era gallego o portugués se resolvió hace mucho a favor de Galicia, por incuestionable argumentación del marqués de Figueroa. Su música, encontrada por Serrano Fortes en el archivo de Barcelona, es la misma que, tradicionalmente, aún se conserva en algunas comarcas de Galicia.
Un buen ejemplo deste tipo de composición es el de Dama Gelda, que Manuel Murguía reconoce como la Dama Holle germánica o Dama Branca. Se trata de una leyenda, ciertamente de personaje importado, pero asimilado lingüística y culturalmente a la tradición gallega, situada en la zona de Santo André de Teixido, sobre cosas encantadas en el camino al santuario, con un tema clásico gallego, como los cautivos por los musulmanes. Hay romances gallegos de diversas clases: históricos, amorosos, humorísticos, de cautivos (de ciclo carolingio y de ciclo bretón), de libros de caballería y novelescos (de asunto peninsular o gallego), etc.
El romance gallego más importante es Gaiferos de Mormaltán, con unos fragmentos paradigmáticos que nos hablan de la dureza del Camino que todo peregrino debe afrontar y superar no sin gran esfuerzo y sacrificio, atravesando largas distancias a través de campos, trochas y veredas. El romance, que rebosa galleguidad en su forma y en su espíritu, pertenece al ciclo carolingio (de origen germánico), cantado por juglares y más tarde por ciegos, durante muchos años, a las puertas de la basílica compostelana. Surgió de un hecho histórico, la muerte de Guillermo X, duque de Aquitania, un Viernes Santo de 1137, ante el altar del Apóstol, en Santiago de Compostela. Efectivamente, Guillermo, a mediados del siglo XII, ya en su senectud, decidió peregrinar a la tumba apostólica bajo el nombre caballeresco de Gaiferos de Mormaltán, probablemente por la necesidad espiritual de limpiar algún sentimiento de culpa y dejar en paz su alma. Falleció mientras se encontraba en la catedral, una vez concluida su peregrinación. Este hecho fue recogido e idealizado, muy en sintonía con el espíritu gallego, por algún trovador o juglar medieval, que compuso uno de los más bellos romances de tema jacobeo y, sin duda, el más famoso, el Romance de Don Gaiferos de Mormaltán. Queda latente la identidad del juglar que habla con Gaiferos, le acompaña y ayuda en su camino. No sería otro que el mismo apóstol Santiago.
El romance, cuya música y letra rescató del olvido Faustino Santalices, hoy vuelve a tener nueva popularidad en Galicia y en el mundo jacobeo. [AS]
V. Guillermo X