Xacopediacultura material

En una breve aproximación a la cultura material generada en y por la peregrinación, y en este caso, por la peregrinación jacobea, tenemos que mencionar en primer lugar los posibles acercamientos al estudio de la red viaria medieval, ora en su disposición, ora en su conformación: características y origen del Camino. Si fue ex novo o deriva de la red viaria preexistente, en nuestro caso la romana, las estructuras vinculadas a este, como los puentes, y la relación con la red viaria general. Todavía en el ámbito de las infraestructuras están los cambios de los planteamientos urbanísticos en el marco de la peregrinación, y en relación con estos cambios, la creación de edificios ex profeso para las necesidades de los peregrinos, o aquellos otros que surgen a su sombra, sin olvidar la propia formación y desarrollo del centro de peregrinación.

En los casos como el jacobeo, en los que la vía marítima era otra posible opción, bien total, bien parcial, para realizar la peregrinación, hemos de recordar el importante papel de la arqueología submarina, en tanto que posibilita un acercamiento a las características y condiciones en las que se efectuaban los desplazamientos: tipos de embarcación, puertos, elementos que acompañaban a los peregrinos o la relación muchas veces muy estrecha entre peregrinación y comercio.

Estos cambios en la construcción nos llevan a la cuestión de los propios templos, meta y/o etapa en los caminos de peregrinación. Nos estamos refiriendo a la posible incidencia en la definición estructural del edificio, caso de las llamadas iglesias de peregrinación, o en la difusión de técnicas y fórmulas artísticas que tiendan a galvanizar, al menos parcialmente, la producción artística en torno a una peregrinación, aunque sólo sea en una etapa determinada del desarrollo tanto geográfico como temporal de la misma, caso del llamado románico de peregrinación. Esta problemática ha sido ampliamente tratada desde la perspectiva de la historia del arte en lo que al Camino de Santiago se refiere, que la arqueología podría retomar en lo que atañe a la cuestión de la evolución y difusión de las técnicas aplicadas a la construcción, su significación para el conocimiento del desarrollo tecnológico general y sus implicaciones económico-sociales.

Dentro ya de un ámbito y tratamiento más estrictamente arqueológico, puesto que es necesario el propio método arqueológico para sacarlos a la luz, nos encontramos los objetos que podrían circular al abrigo del movimiento que caracteriza esencialmente a toda peregrinación. Las necesidades del viaje a través de los implementos necesarios para su ejecución, o sus consecuencias en la transmisión de maneras de hacer o entender distintos aspectos de lo cotidiano o lo religioso, se van a manifestar en la presencia de objetos fuera de su contexto cultural específico o en las semejanzas entre realidades culturales distantes. La intensidad del movimiento de personas y recursos de una peregrinación como la de Santiago repercute necesariamente en su incidencia en la vida de las regiones por donde discurre. Así, las concomitancias en el ámbito artístico, a las que nos referimos anteriormente, se trasladan al ámbito de lo doméstico, para reflejarse en la difusión de técnicas y objetos de uso común. Un ejemplo posible lo encontramos en la alfarería, con la aparición frecuente en Compostela de cerámicas de origen europeo, sin que siempre respondan a la condición de objetos de especial calidad o significación, sino que remitan a especies de relativo bajo valor y uso común; quizá tampoco sean ajenas a la peregrinación ciertas peculiaridades de la alfarería gallega medieval, que la apartan de las regiones limítrofes. Una parecida reflexión podríamos hacer en cuanto a los objetos de vidrio, metal o la misma vestimenta, aunque estas cuestiones resulten por ahora más esquivas a la investigación.

No obstante, en lo que se refiere a objetos ligados a la peregrinación, contamos con aquellos que resultan específicos de este fenómeno. Nos estamos refiriendo a los llamados reallia, las insignias identificadoras de los distintos santuarios y expresión de la peregrinación a ellos: generalmente adquiridas en el propio santuario y llevadas por el peregrino a su lugar de origen o, en su defecto, al lugar de su defunción. Se trata para Compostela de la famosa vieira, muy conocida gracias a la costumbre de acompañar al cadáver del peregrino en su tumba y por haber sido bien estudiada por autores como K. Koster y L. Andersson; pero es también el caso de múltiples insignias surgidas al abrigo de otros tantos santuarios, que aparecen a menudo dispersas por las distintas publicaciones de investigaciones históricas europeas. El valor de estos hallazgos no es meramente anecdótico, sino que supone una información precisa del significado, peso y difusión, de un determinado culto, tanto como del fenómeno peregrinatorio en general: es elocuente en este sentido la difusión, cada vez más amplia, de la vieira de Santiago.

El significado de los reallia no se agota en el objeto en sí, ni en sus implicaciones inmediatas, sino que conlleva todo un entramado histórico de carácter socioeconómico, en el que encontramos cuestiones como la extracción y adquisición de la materia prima de las insignias, a veces de gran valor intrínseco: oro, plata, azabache, etc., así como también el desarrollo de su producción o su introducción en el mercado. Además están ligados a un soporte más complejo, como pueden ser distintos elementos de la vestimenta o complementos para el viaje, y tampoco son ajenos al desarrollo general de un artesanado y un comercio en el que a través de los objetos y la vestimenta se van a introducir toda una amplia gama de productos que irán desde lo necesario hasta la ostentación, desde los avatares al actual particular hasta lo exótico.

Un ejemplo claro de la relevancia que pueden adquirir estos pequeños objetos lo tenemos en Compostela, con el amplio desarrollo de las actividades artesanales ligadas directa o indirectamente a estos ahora múltiples objetos: desde los concheiros, acibecheiros o plateiros, a los cintureiros, picheleiros etc., una activación del mercado que necesita de la concurrencia de los medios de pago, es decir de la moneda, que también se ve inmersa en la circulación humana y de mercancías vinculadas a la peregrinación, adquiriendo la intensidad y variedad que esta contenga, de ahí la importancia que cobra en Compostela el gremio de cambiadores.

Como expresión de lo que estamos exponiendo tenemos las principales piezas de origen compostelana que a través de la peregrinación alcanzaron las más dispares regiones europeas. Es el caso del azabache, una de las producciones más conocidas de Compostela, quizá por específica, y sin duda la más estudiada. Ligada estrictamente a la peregrinación, por la cual parece surgir, recoge toda la simbología propia del fenómeno, desde las sencillas vieiras a representaciones del Apóstol en bulto redondo y pequeño tamaño de cronología de la Baja Edad Media (ss. XIII-XV), que están en el origen de las grandes obras de los siglos XVI, XVII ó XVIII. Al mismo tiempo, surgirán los objetos de uso litúrgico, por lo general cruces, pero también los amuletos, como el caso de la figa, que incidirán en el carácter taumatúrgico de la simbología jacobea. Una de las piezas más sobresalientes es un rosario conformado por cuentas en forma de vieira y tres representaciones del Apóstol de cuerpo entero o en busto, cuyo origen se sitúa en Noruega de donde pasó después de diversos avatares al Museo Nacional de Antigüedades de Dinamarca.

Frente a la abundancia de muestras del trabajo de los azabacheros, tenemos la parquedad de muestras de la labor de los ourives, en especial en su proyección fuera de Compostela. Destaca el báculo que el arzobispo Berenguel de Landoira regala en 1326 a Isabel de Portugal, a rainha santa, que hoy conocemos gracias a que se enterró con los atributos de peregrina jacobea, ese bordón en forma de báculo y la escarcela. La escarcela, que estaba decorada con conchas sobre chapas de cobre o plata dorados, y la vara del báculo se perdieron, pero de este último aún se conserva la parte superior en la catedral de Coimbra.

De los concheiros [vendedores de conchas del peregrino] tenemos la gran cantidad que se ha recogido en tumbas de peregrinos a lo largo de toda la geografía europea, pero con una especial incidencia en la Europa nórdica. Como ejemplo excepcional por su significado es la presencia de una vieira de peregrino hallada en el fondo de un pozo de agua potable en la ciudad checa de Most. Hallazgo que quienes lo dan a conocer vinculan a los problemas de potabilidad que tenían las aguas en el Most medieval, por lo que esta vieira sería depositada intencionalmente en el pozo para que aquella potencialidad taumatúrgica, que se le atribuye en uno de los milagros de Santiago, ejerza su influencia en la calidad para el consumo humano de unas aguas con problemas. Por otra parte, aunque todavía en ambiente nórdico, la arqueología urbana en el norte de Alemania nos ha proporcionado el primer ejemplo completo de la producción de los cintureiros. Concretamente en las excavaciones realizadas en una cloaca medieval de la ciudad de Wismar, a orillas del Báltico y en el estado alemán de Meklenburg, apareció en un contexto del siglo XV una correa de cinturón decorada con pequeñas conchas de plata.

Finalmente, una de las más espectaculares, sin duda, piezas surgidas de la peregrinación es el sombrero y capa de peregrino de un patricio de la ciudad alemana de Nüremberg (Franconia) llamado Stephan III Praun y que en la actualidad se conserva en el Germanisches Nationalmuseum de esa misma ciudad. Si atendemos al sombrero, que debió ser adquirido en Santiago con motivo de la peregrinación que este personaje realiza en el año 1571, vemos que está profusamente adornado.

En esta ornamentación, además de las típicas conchas y una tampoco extraña figura del Apóstol en azabache, encontramos una amplia variedad de bordoncillos realizados en hueso y que nos remiten a trabajos de artesanos menos conocidos, pero seguramente también importantes en Compostela, como serían los llamados bordoneros y con ellos la artesanía en hueso o madera, prácticamente desconocida y de la que quedan escasos ejemplos. [JSO]


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