También Berenguer de Landoria o Landora, a partir del original francés Berengar de Landoire o Landore. General de los dominicos y arzobispo de Santiago de Compostela (Solmiez, Francia 1262-Andalucía? 1330). Arzobispo compostelano desde 1318 a 1330.
Este influyente dominico llegó a Compostela desde la corte papal francesa de Avignon, enviado expresamente por el pontífice Juan XXII, de quien era amigo. Su misión era poner orden en la Archidiócesis de Santiago, que vivía un tiempo muy conflictivo. En el momento de ser designado estaba participando en las negociaciones de paz entre Fancia y Flandes. Su nombramiento muestra la relevancia que Santiago tenía en aquel momento en el orbe cristiano.
El nuevo arzobispo vivió una de las épocas más convulsas de la ciudad y de su Iglesia. Llegó con el mandato de defender el poder eclesiástico local frente a las intenciones de los burgueses, que pretendían a otro prelado y limitar el poder arzobispal. Al impedirle los representantes de la ciudad, encabezados por el noble gallego Alfonso Suárez de Deza, instalarse en esta -llegaron a sitiarlo en la catedral-, residió en distintas fortalezas próximas desde su llegada en 1318 hasta finales de 1320. Este año, cansado de unas negociaciones interminables, los fieles a Landoira asesinaron a los cabecillas rebeldes durante una nueva reunión entre ambas partes en el castillo de A Rocha Forte, cerca de Santiago, donde residía el prelado.
Tras una concienzuda represión, el francés, hombre de gran cultura, inició un periodo de prestigio exterior de la archidiócesis. Su experiencia como maestro general de los dominicos le ayudó a afrontar su renovación y reorganización. Gran admirador de la labor de Diego Gelmírez (s. XII), el más decisivo arzobispo en la promoción exterior del santuario compostelano durante la Edad Media, reavivó la actividad cultural y peregrinatoria de Santiago, que pasaba por un periodo de abatimiento.
El latinista Díaz y Díaz, que lo considera uno de los hitos de la historia culta compostelana, ha destacado su labor de difusión del Codex Calixtinus (s. XII) y la activación del escritorio catedralicio. Mandó recopilar las gestas de su mandato, quizá para justificar su actuación para hacerse con el gobierno del Arzobispado, y, sobre todo, promovió la recopilación del Tumbo B y el Tumbo C de la catedral, que ofrecen numerosas noticias clave para entender el mundo jacobeo compostelano. Lo hizo bajo la dirección de su canciller y tesorero, el también francés Aymeric de Anteiac, que reunió a un notable grupo de copistas y expertos en la materia.
Serafín Moralejo señala que su mandato permitió volver a estrechar lazos con Francia, el país más decisivo en el afianzamiento de la peregrinación compostelana medieval, y de forma especial con Reims, cuyo arzobispo, Jean de Vienne, vino por aquel tiempo en peregrinación a Santiago. Durante su gobierno llegó también una de las peregrinas más recordadas de la historia compostelana: Isabel de Portugal, la llamada Rainha Santa, procedente de Coimbra. El arzobispo la obsequió con un bordón con el que la reina se haría enterrar.
Con la misma finalidad, Landoira promovió diversas mejoras en la catedral. Destaca la torre de la Trinidad o de la Berenguela, así conocida por la labor impulsora de esta obra por el prelado francés. Fue, hasta su futura transformación barroca con la imagen actual, una construcción defensiva.
Mandó realizar el famoso y bello relicario en plata y piedras preciosas que guarda la cabeza atribuida a Santiago el Menor, quizá la joya más valiosa del tesoro de la catedral compostelana en el presente. La iniciativa se integraba en su plan de relanzamiento del santuario: la cabeza de este Santiago bíblico era la reliquia más relevante de la basílica tras la del propio Santiago el Mayor.
El activo Berenguel de Landoira murió en 1330 en Andalucía, donde participaba en una campaña contra los musulmanes. Para la leyenda compostelana ha quedado su fama de prelado cruel. Puede que sólo fuese el fruto inevitable de un determinado momento histórico. [MR]