Xacopediaorden religiosa

Es la comunidad religiosa reconocida por la Iglesia católica que, situada en la Ruta Jacobea o en sus aledaños, ofrecía hospitalidad a los peregrinos, a los pobres y a los enfermos. Los orígenes de la tradición hospitalaria monástica en España se remontan al siglo VIII en la Regla de San Fructuoso del Bierzo y en la Regula monachorum de San Isidoro de Sevilla, por la cual los cenobios tenían que destinar parte de su renta a las personas necesitadas y a los peregrinos. Con todo, la hospitalidad en la Ruta Jacobea se creó gracias a los privilegios que los reyes de Asturias prestaron al clero regular del reino, cuyo resultado fue la organización de comunidades monásticas que se encargaban de la señalización de los caminos asturianos entre los siglos IX y XI. No obstante, fue a posteriori y con la importante colaboración de los monasterios benedictinos dependientes de Cluny cuando se creó una significativa red hospitalaria de peregrinación que atraviesa los reinos de Aragón-Navarra y Castilla y León.

La incorporación a Cluny de los monasterios hispanos implicó un desarrollo más firme de la tradición hospitalaria, que se extendió por la mayor parte de Occidente. Con todo, su centro de poder estaba ubicado en Borgoña y registraba en el siglo XII gran número de monasterios. Sus miembros ocuparon todos los territorios que no quedaban al alcance de los monarcas occidentales y del Sacro Imperio Romano Germánico, arraigándose por tanto en las zonas más rurales.

La profesionalidad de los cluniacenses hizo posible que se hicieran con varias sedes episcopales y formaran parte de la curia pontificia, lo que les hizo ostentar una estructura de poder de carácter internacional. Además, la eficiencia y la fuerza política de Cluny fueron claves para hacerse mediante donaciones con la potestad de los diferentes monasterios y tierras procedentes de las monarquías y de la aristocracia hispánica.

Durante los siglos XI y XII los cluniacenses se instauraron en la Península Ibérica y contribuyeron de forma muy satisfactoria a la promoción del peregrinaje a Compostela y a la difusión de la arquitectura románica. De esta forma, crearon hospitales, hospederías, monasterios y abadías al servicio de los caminantes.

El desarrollo monástico benedictino estuvo muy relacionado con el avance de las relaciones feudo-vasalláticas entre monjes y comunidades campesinas. Así, gracias a las donaciones que recibieron de la monarquía, de la aristocracia y también de los ciudadanos, se hicieron con un importante patrimonio. En plena Europa del siglo XII y bajo el sistema de la señoría -por el cual se crearon redes vasalláticas donde los señores eran dueños de gran propiedad territorial y poseedores de derecho público-, los benedictinos llegaron a un acuerdo con el campesinado -contrato foral-, mediante el cual repoblaron y cultivaron las tierras infértiles. Con todo, la clara adaptación de Cluny a este sistema fue duramente criticado y durante los últimos años del siglo XI tuvo lugar una renovación monástica que pronto llegaría a España conocida como el Císter, cuyos monjes -al igual que los de Cluny- trabajaron y lucharon por la hospitalidad en las rutas jacobeas.

La Orden del Císter debe su nombre a la abadía francesa de Císter, donde se originó en el año 1098. Sus fundadores fueron Roberto de Molestes y Esteban Harding. En la Edad Media sus miembros eran conocidos como los monjes blancos, por el color de su hábito, en oposición a los benedictinos, los monjes negros.

El Císter llegó a la Península Ibérica en el siglo XII. El primer monasterio español en incorporarse a esta nueva Orden fue el de Santa María de Sobrado dos Monxes, ubicado en el Camino del Norte en Galicia. A partir de este momento, su expansión en las rutas jacobeas fue muy notable.

También en el siglo XII se desarrolla la hospitalidad de los canónigos regulares, que pretenden armonizar la austeridad de una vida en común con la práctica de la caridad. En la ciudad portuguesa de Coimbra (1130) se construye el convento agustino de Santa Cruz de Coimbra, que impulsa la creación de nuevas comunidades. La primera en Santiago se asentó fuera del núcleo urbano y se conoció como fundación de Santa María de Sar -por encontrarse a orillas de este río-, que, entre otras tareas, se encargó de dar hospitalidad a los peregrinos. [VCM]


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