Ruta de peregrinación jacobea en España paralela al mar Cantábrico. También es conocida como Camino de la Costa, nombre que recibe para diferenciar este itinerario del Camino Primitivo, vía que parte de Oviedo y que algunos autores consideran un ramal del Camino del Norte, al que denominan Camino del Interior.
Parte de la localidad de Bayona, en el suroeste francés, y llega a España tras cruzar el emblemático puente de Santiago, en Irún. Atraviesa en España las comunidades autónomas de Euskadi y Cantabria y el Principado de Asturias, y se une al Camino Francés a la altura de la villa de Arzúa, en la provincia gallega de A Coruña. Abarca unos 832 km, de los cuales casi 800, discurren por suelo español.
Se trata de un itinerario con ciertas dificultades, sobre todo debido a la multitud de ríos que lo atraviesan, lo que obliga al peregrino a dar rodeos en busca de un puente o una embarcación. Los enlaces con el Camino Francés desde el trazado costero son, pues, frecuentes desde la Edad Media. A día de hoy el Camino del Norte se ha visto revitalizado y ha llegado a ser una de las rutas más utilizadas, con permiso del Camino Francés.
La antigüedad de este recorrido se remonta a los tiempos del descubrimiento del sepulcro del Apóstol. Básicamente costero, rivaliza con el Camino Francés sobre cuál de los dos itinerarios fue utilizado primero. Resultaba lógico pensar que, debido a la invasión musulmana, el Camino más seguro hasta Compostela sería este, por estar más alejado de las contiendas de la Reconquista. Sin embargo, en la actualidad casi todos los historiadores coinciden en señalar que el Camino de la Costa fue posterior, y menos frecuentado, debido principalmente a las dificultades orográficas. Por otra parte, la potenciación del Camino Francés por los monarcas navarro-aragoneses y leoneses, desde finales del siglo X, provocaría el abandono progresivo de esta ruta histórica. El avance de la Reconquista permitió la realización de este itinerario por Burgos y León, más accesible. Concretamente será durante los reinados de Sancho el Mayor de Navarra y Alfonso VI de León cuando se abra el nuevo camino por Estella y Logroño hasta León. La utilización de esta nueva vía estaba motivada por la urgencia de repoblación de los nuevos territorios anexionados a los musulmanes.
A pesar de esto, a los principales puertos del Cantábrico viajaban caminantes que enlazaban en otros puntos con el Camino Francés, como es el caso de los peregrinos que, desde los muelles de la costa asturiana, llegaban hasta Oviedo para seguir el Camino Primitivo. También desde Bayona, punto de inicio del Camino, partía una ruta que llegaba hasta Burgos, pasando por Vitoria-Gasteiz.
No será hasta el final del siglo XV, según López Alsina, cuando se vuelva a reavivar este trazado costero. Otros teóricos como Uría Riu, Lacarra y Vázquez de Parga, autores de Las peregrinaciones a Santiago de Compostela (1948), remontan su utilización a mediados del siglo XIII, al tiempo que nacen las principales ciudades cantábricas. Aducen que ya a partir del siglo XIV comienzan a ser evidentes las huellas jacobeas. Así sucede con la proliferación de hospitales de peregrinos, como los de San Vicente de la Barquera (ss. XIV-XVI), Llanes (s. XIV) o Colunga (s. XVI), la existencia de templos consagrados al Apóstol, o multitud de referencias toponímicas, como el río de los Romeros, en Caravia (Asturias), entre otras. Incluso la delincuencia, como el legendario robo perpetrado por Bartholomeus Cassanu en 1586, ayuda a documentar el paso de peregrinos por estos derroteros.
Con todo, el primer hospicio para los romeros del que se tiene constancia en esta ruta es anterior. Se trata del hospital de peregrinos de Pola de Siero, Asturias, que data del año 1141. Hechos como la muerte de peregrinos extranjeros en hospicios de los principales puertos del Camino, también ayudan a establecer la existencia de una ruta de paso por el litoral cantábrico.
Al igual que los otros trazados, el Camino del Norte experimentará un declive a partir de los siglos XV y XVI, debido a la crisis de fe que se vive en toda Europa y a la Reforma protestante.
Durante los últimos años del siglo XX, así como en los albores del XXI, se observa una rápida recuperación de esta vía, gracias a la señalización del antaño abandonado itinerario. También está a la disposición del caminante una red de albergues, que si bien no es tan amplia como la del Camino Francés, es suficiente para un trazado más bien carente de aglomeraciones de peregrinos. La hospitalidad ofertada hace siglos goza de continuidad en centros tan emblemáticos como el monasterio de San Salvador de Valdediós o el cenobio de Sobrado dos Monxes. Entre los años 2006 y 2008, entre un 5,1% y un 5,6% de los peregrinos que visitaron Compostela utilizaron el recorrido de la costa. El punto álgido se localiza en 2008, año en el que un total de 7.035 personas obtuvieron la compostela siguiendo esta ruta.
El aeropuerto francés de Bayona es el destino para muchos peregrinos que en el presente inician el Camino en esta ciudad. La llanura litoral sobre la que se asienta la localidad, así como la cercana de Saint- Jean-de-Luz, impide presagiar las dificultades orográficas con las que se encontrarán los caminantes hasta llegar a Santiago. Los desvíos que permiten conectar con el itinerario francés comienzan ya tras pasar el puente de Santiago, en Irún, Guipúzcoa. Desde esta localidad parte un ramal del Camino Francés, denominado Camino Vasco del Interior, que visita las localidades de Tolosa, Vitoria-Gasteiz y Santo Domingo de la Calzada, donde ambas variantes se unen.
El Camino del Norte cruza en Euskadi las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya, pasando por las localidades de San Sebastián, Zumaia, Guernica y Bilbao, entre otras. En la vecina comunidad cántabra destacan Santander, Santillana del Mar, Cóbreces -población muy ligada a Sobrado por su abadía- y San Vicente de la Barquera.
Tras abandonar Unquera, el último pueblo que pisa el Camino en suelo cántabro, se llega hasta el Principado de Asturias. A su entrada, el peregrino se encuentra definitivamente con un emblema que lo acompañará hasta su llegada a Santiago. Se trata de la característica vieira amarilla sobre fondo azul. Es curiosa la lectura que se hace de este símbolo jacobeo por antonomasia. Mientras que en Asturias la unión de los nervios indica el Camino correcto, a partir de Ribadeo, en Galicia, es el extremo abierto de la concha el que lleva a Compostela.
En territorio astur se configura una intrincada red de caminos. Desde el mojón de Casquita, en el concejo de Villaviciosa, los caminantes pueden tomar la ruta que lleva a Gijón y Avilés, núcleos industriales por excelencia del Principado. La otra alternativa se desvía por Pola de Siero y el emblemático monasterio de San Salvador de Valdediós, hasta Oviedo. La capital asturiana, origen del Camino Primitivo, era visita obligada en la Edad Media tanto para los viajeros que seguían el itinerario de la Costa como para los que transitaban por el Camino Francés -estos últimos desviándose desde León-, tal y como atestigua un conocido cántico popular peregrino, allá por el siglo XVI:
El recorrido asturiano por la costa atraviesa las localidades de Soto del Barco y Muros de Nalón. A esta última llegaban peregrinos procedentes de Grado, en el Camino Primitivo. También Luarca, en el concejo de Valdés, recibía caminantes procedentes del itinerario primitivo, tomando un desvío desde Tineo.
Una última división se produce en Castropol. Desde aquí, los peregrinos pueden marchar hasta Vegadeo, donde el puente de Santiago de Abres vadea la desembocadura del río Eo y llega hasta Trabada, ya en Galicia. La alternativa más frecuente es la que prosigue por el moderno puente de Os Santos, en la boca de la ría de Ribadeo, visitando la villa homónima y la parroquia de Santiago de Arante. También es posible cruzar la ría en barca, tal y como lo hacían los peregrinos de antaño. Ambas alternativas, la de Trabada y la de Ribadeo, se unen poco antes de llegar a Vilanova, capital del municipio de Lourenzá, partiendo juntas en un único camino, ahora sí, hacia Mondoñedo, sede episcopal desde 1112. La rúa prosigue por la provincia de Lugo, con parada en Abadín, Vilalba, Baamonde y Miraz, entre otras.
Tras alcanzar la cota máxima del Camino gallego en los montes do Corno do Boi (710 m), cordillera enmarcada en la Dorsal Gallega que atraviesa la comunidad de norte a sur, el recorrido continúa por la provincia de A Coruña. Visita obligada es el monasterio de Sobrado, donde los religiosos aún a día de hoy ofrecen su hospitalidad. Los casi 23 km que separan Sobrado de Arzúa constituyen el último tramo del Camino de la Costa, puesto que es allí, en Arzúa, donde esta ruta enlaza con el Camino Francés. Sin embargo, existe la posibilidad de un último desvío antes de llegar a la villa arzuana. Se trata del ramal que desde Boimorto se dirige a O Pino, enlazando en Santa Irene con el Camino Francés.
Las referencias históricas a este trazado son sucintas. Entre las obras que cabe destacar se encuentra el diario del obispo armenio Mártir de Arzendjan, relato de su peregrinaje de Roma a Santiago por la Ruta de la Costa, que efectuó en 1489 tanto a la ida como a su vuelta. Su importancia se debe más al hecho de que constituye la primera guía sobre el Camino del Norte que al detalle de sus datos. De hecho, se trata de una enumeración de lugares y villas que el prelado visitó, en la que se pueden observar omisiones y errores notables, hasta el punto de confundir Portugalete con Bilbao.
Hubo que esperar hasta finales del siglo XVIII (1790) para ver otra descripción del Camino del Norte. Es el diario de Jean Pierre Racq, un peregrino de Brujas que tras adentrarse en España siguiendo el Camino Francés hasta León, se desvió por el puerto de Pajares hasta Oviedo, enlazando con la ruta costera en Navia. También parca en detalles, esta guía recoge datos como las localidades donde recibió atención hospitalaria o la distancia en días entre una población y otra.
Otros documentos que hacen referencia a la existencia de este trazado son el Repertorio de todos los caminos de España, atlas publicado por el valenciano Juan Villuga en 1547 y que recoge el paso del Camino por las ciudades de San Sebastián, Bilbao, Laredo, Santander y Llanes.
También existen referencias en forma de relatos, el más antiguo de ellos el de Antoine de Lalaing, señor de Montigny. Lalaing acompañó a Felipe el Hermoso en su peregrinar (1502), visitando las urbes gallegas de Ribadeo, Mondoñedo y Betanzos. Resulta de especial mención el peregrinaje llevado a cabo por el sastre francés Guillermo Manier en 1726. Asediado por las deudas, Manier realizó la ruta hasta Compostela acompañado por sus amistades siguiendo el Camino Francés, pero el viaje de vuelta lo hizo siguiendo el litoral, por lo que describe el itinerario como ruta de regreso.
Otro peregrino famoso que eligió este trazado fue Jacobo Sobieski (1611), padre del rey Juan III de Polonia, que siguió el Camino Francés hasta León, y tras tomar un desvió hacia Oviedo, prosiguió su marcha por Ribadeo. También el italiano Sebastián Gatti inició su andadura en Ribadeo en 1698, tras recalar en su puerto.
Como se ha reseñado antes, a partir sobre todo del siglo XIV, los vestigios de la existencia de una ruta costera cantábrica de peregrinaje hacia Santiago se tornan evidentes. El patrimonio arquitectónico, por ejemplo, goza de muestras representativas en la catedral de Santiago en Bilbao, la única junto con la de Compostela consagrada al Apóstol, erigida probablemente sobre una anterior ermita del siglo XI. Otro monumento emblemático del Camino es la catedral de Santa María de Bayona, reconocida en 1998 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO como parte del Camino de Santiago en Francia.
Ya en España, numerosos templos consagrados a la figura del Apóstol pueblan el Camino. Cabe mencionar la ermita de Santiagotxo de Hondarribia, la de Santiago -Santiago Baseliza- de Munitibar, una de las capillas de la catedral de Nuestra Señora de Santander, la iglesia de Santiago en Polanco (s. X), el templo de Santiago de Caravia, otro prerrománico en Colunga (s. X), la iglesia de Santiago de Arlós, la iglesia Nova de Mondoñedo y la iglesia parroquial de Santiago de Goiriz. Algunas de estas edificaciones son construcciones prerrománicas. Algunos de los puentes más famosos del Camino del Norte llevan el nombre del Apóstol, como es el caso del que une Francia con Irún, o el paso que antiguamente se alzaba entre Vegadeo y Trabada. [SOB]