Bayona
En francés, Bayonne. En euskera, Baiona. Localidad de 44.396 habitantes (3 m) que constituye el punto histórico de inicio del Camino del Norte o de la Costa, situada en el departamento de Pirineos Atlánticos, Francia. A 831 km de Santiago. Surcada por los ríos Nive y Adur, la ciudad fue fundada bajo el nombre de Bayona en el siglo XI, aunque ya existía en tiempos de los romanos bajo el nombre de Lapurdum. Su casco antiguo se divide en tres sectores: la Grand Bayonne o Bayona antigua, la Petit Bayonne y el barrio del Espíritu Santo.
Destaca como monumento más representativo del Camino, la catedral de Santa María, en la Bayona antigua, muestra arquitectónica que combina los estilos gótico rayonnant y flamígero. Comenzó a construirse en el siglo XIII y se terminó en el XVI, aunque a posteriori se incorporaron algunos elementos, entre ellos las agujas de 88 m de altura (s. XIX). A lo largo del deambulatorio se instalaron cinco capillas, sobre el templo románico primigenio. La más importante de sus tres naves es la central, rematada en el siglo XIV. Al sur del transepto destaca la decoración de la bóveda con la famosa nave bayonesa.
También cabe mencionar el claustro gótico del siglo XV. Pero si por algo es conocido el santuario es por acoger el sepulcro de San León, patrón de la ciudad. En 1998 fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco como monumento del Camino de Santiago en Francia.
Un mojón próximo al templo marca el principio del Camino de la Costa, pero también de dos ramales del trazado francés que parten hacia Roncesvalles y Baztan. Por la urbe también pasa el conocido como Camino Bajo, ruta de peregrinación procedente de Alemania y descrita por Hermann Künig von Vach en el siglo XV.
En el pasado contó con un hospital de peregrinos de la Orden de San Juan, tal y como estaba indicado en la Bula de Celestino III, del año 1194, que recopila las iglesias existentes en la Diócesis de Bayona. En el documento se menciona el “hospitale et oratorium extra muros civitatis Baione”, así como otros dos hospicios más. Acogía el de Bayona a los caminantes venidos por la Ruta Turonense, que preferían optar por el suave trazado de la costa francesa antes de acometer el duro viaje a través de los Pirineos. La unión de estos peregrinos con el Camino Francés tenía lugar en Santo Domingo de la Cazada o bien en Burgos. En la contigua localidad de Saint-Espirit, cerca del puente sobre el río Adur, también había otro hospital de la Orden de San Juan.
Al puerto de Bayona arribaban ya desde el siglo XII, y durante toda la Edad Media, multitud de peregrinos procedentes de Escandinavia, Bélgica, Países Bajos y Gran Bretaña. Uno de los itinerarios utilizados por aquel entonces es el que describe Al-Idrisi, geógrafo islámico de la corte del rey Roger II de Sicilia (1130-1154). Se trata de una ruta marítima de cabotaje que conectaba esta urbe con los principales apeaderos gallegos, entre ellos A Coruña, Ribadeo, Ferrol y Muros. Sin embargo, muchos de los romeros emprendían ya desde Bayona el viaje a pie.
Otro de los históricos caminantes que hizo escala en la ciudad fue el sastre picardo Guillermo Manier, que realizó la Ruta de Compostela en el año 1726 acompañado de tres amigos. Por último, un documento medieval conocido por el nombre de Itinerario de Purchas (ca. 1420), también menciona la ciudad. Fue escrito por un peregrino anónimo inglés, que llegó a Bayona a pie tras desembarcar cerca de Burdeos.
En la actualidad, el aeropuerto de Bayona es un enclave primordial que hace de la ciudad paraje peregrino por antonomasia, ya que en él se dan cita multitud de caminantes que seguirán, a partir de allí, el Camino hacia Compostela.
Bayona aparece citada cuatro veces en el Codex Calixtinus (s. XII): por dos ocasiones en el libro IV -Historia de Turpín- y otras dos en el libro V.
En primer lugar, el libro IV la recoge en su capítulo III -De los nombres de las ciudades de España- como villa española, ya que a pesar de pertenecer al ducado de Aquitania, Bayona fue regentada entre 1131 y 1134 por Alfonso el Batallador, rey de Aragón y Navarra.
Posteriormente, en el capítulo VII -Del ejemplo de la limosna del muerto (Myragre de Santiago) -se relata el mito de Romarico, un caballero del ejército de Carlomagno que en su lecho de muerte en Bayona encomendó a un pariente que vendiera su caballo y diese el dinero para repartirlo entre los pobres. Pero tras su fallecimiento, el pariente vendió el caballo y se apropió del dinero. De esta forma, pasados 30 días, Romarico se le apareció en sueños, advirtiéndole de que “como retuviste injustamente mi limosna, entiende que he padecido durante treinta días las penas infernales; y sabe, pues, que mañana serás colocado tú en el mismo lugar del infierno de donde yo he salido, y yo me sentaré en el paraíso”. A la mañana siguiente una horda de demonios se lo llevó, encontrándose su cuerpo 12 días después, despedazado, en un risco de la “desierta tierra de Navarra y Álava”. El capítulo culmina con una enseñanza “por lo cual sepan los que retienen injustamente las limosnas de los difuntos encomendadas a ellos para su reparto, que serán castigados eternamente”. Curiosamente, también en esta parte del Codex aparece citada Bayona como “ciudad de los vascos”.
En cuanto al libro V, aparece referenciado primero en el capítulo VII -De las cualidades de las tierras y gentes de este camino- nuevamente como una ciudad vasca, pero también como tierra “bárbara por su lengua, llena de bosques, montuosa, desolada de pan, vino y de todo alimento del cuerpo, salvo el consuelo de las manzanas, la sidra y la leche”. Vuelve a mencionarse la villa por último, en el mismo capítulo, como una de las ciudades españolas arrasadas por las tropas de Julio César a causa de su negativa a pagar tributos. [SOB]