Nombre de la plaza de Santiago de Compostela que circunda la catedral por su cara este. Es en el presente -no en el pasado- la que posee el elemento jacobeo más visible, ya que en ella se encuentra la popular Puerta Santa, por la que acceden a la basílica miles de peregrinos y fieles cada día durante los años santos compostelanos.
Sin embargo, esta plaza, contigua a la cabecera de la basílica, no fue tal ni adquirió su carácter jacobeo hasta el siglo XVII. Hasta ese momento estuvo ocupada en gran parte por el cementerio de la ciudad, originado a finales del siglo XI, y por un abigarrado mundo de mercaderes y artesanos diversos situados en los escasos espacios libres.
Al amparo del afán de potenciación y prestigio del santuario compostelano surgido con la Contrarreforma, se decide potenciar esta zona para el uso público y el servicio a la catedral, al tiempo que se mejora su entorno. El hecho clave en esta remodelación es la decisión de situar en ella, en la primera mitad del siglo XVI, el acceso a la Puerta Santa de la catedral, destinada a actuar como el gran referente simbólico de los años santos, a imitación de una iniciativa semejante promovida en Roma en el Jubileo universal de 1500. Se ha defendido un origen anterior para esta simbólica puerta, pero parece muy difícil si entendemos, entre otros motivos, que la zona estaba ocupada por un camposanto.
Durante el siglo XVII irá menguando el cementerio y revalorizándose la naciente plaza con las obras de potenciación del encuadre exterior barroco de la Puerta Santa -los primeros trabajos concluyen en 1611-, el avance general de todo el frente este de la catedral y la construcción de nuevos y hermosos edificios que aún hoy se pueden contemplar. También se construye a principios del mismo siglo la gran escalinata -posteriormente remodelada-, que lleva a los compostelanos a dividir en dos partes la naciente plaza: A Quintana de Mortos era la zona baja, que aún seguía ocupada por parte del viejo cementerio, y A Quintana de Vivos, abierta en la parte alta de la escalinata y dedicada a variados servicios.
Bajo estas escaleras las excavaciones arqueológicas del siglo pasado pusieron al descubierto las formas góticas de una gigantesca cabecera para la catedral que al final no se construyó por diversos motivos, entre ellos los económicos. De haberse llevado a cabo, habría supuesto la inexistencia de la plaza actual, que también habría quedado muy reducida si se llega a realizar una monumental Puerta Santa neoclásica proyectada a finales del siglo XVIII.
Las puertas y el peregrino//// Tras la construcción de la fachada exterior de la Puerta Santa, cuyas obras de acabado se iban a prolongar hasta finales del XVII, y de las escaleras de acceso a la parte alta, el contorno constructivo del futuro zócalo sigue avanzando. La Puerta Real o Pórtico Real se construye hacia la zona sur-oeste en la segunda mitad del siglo XVII, con el fin de facilitar el acceso a la catedral desde la nueva plaza, ya que la Puerta Santa sólo se abría durante los años jubilares. Este nuevo conjunto se rematará con una escultura de Santiago matamoros posteriormente retirada. Contrastaba a todas luces con la imagen del recatado Santiago peregrino de la inmediata Puerta Santa, en una posición claramente inferior en comparación con su propia imagen caballeresca.
Entre ambas puertas, haciendo esquina, va a quedar un espacio utilizado para la recepción de la comunión de los peregrinos y fieles que se concentraban durante los años santos en A Quintana. A finales del siglo pasado se abrió en él la Oficina del Peregrino, hasta que la gran afluencia obligó a buscar en 1993 unas dependencias más amplias en la cercana casa del Deán. Actualmente el lugar está ocupado -como ya lo había estado en algún momento anterior- por la sede de la Archicofradía Universal del Apóstol Santiago, que agrupa a cofrades jacobeos de todo el mundo. Entre estas dependencias y el acceso por la Puerta Real, una de las imágenes míticas compostelanas: la de un pilote de granito de considerable altura construido hace años para sujetar los cables de un pararrayos de la catedral que por las noches se transforma, gracias a la magia de la luz y sus sombras, en un misterioso peregrino con bordón. Sorprende el efecto, impensable durante el día.
También es de la segunda mitad del siglo XVII la torre del Reloj -denominada de la Berenguela o de la Trinidad-, realizada entre 1676 y 1680 sobre una base del siglo XIV. La levantó el gran arquitecto gallego Domingo de Andrade. Esta hermosa y delicada obra se va a convertir en el excepcional punto de encuentro entre A Quintana y la plaza de As Praterías, culminando la fachada este de la catedral como hoy la conocemos. Destacan en ella diversos motivos jacobeos y, en su lado este, a media altura, las estatuas góticas de Santiago peregrino, su hermano Juan y San Pedro -los tres discípulos predilectos de Jesús, siempre resaltados por la cultura jacobea compostelana- a los que se unió una cuarta, la imagen de San Pablo. Casi en lo más alto, esta torre acoge la gran campana de la catedral. La actual fue fundida en Holanda a finales de los pasados años ochenta.
Culminan el diseño arquitectónico de A Quintana varias casas de gran interés construidas, como los ejemplos anteriores, en el XVII, y el gran muro del convento de las monjas benedictinas de San Paio de Antealtares, el cenobio más antiguo de la ciudad, dado que sus monjes -fue originalmente centro masculino- fueron los primeros encargados del culto y de la custodia del sepulcro apostólico.
En definitiva, la plaza de A Quintana -también llamada en otro tiempo de los Literarios, porque en ella se formó un batallón universitario para luchar contra las tropas napoleónicas a principios del siglo XIX- se consolidó en gran medida gracias al dinamismo generado por la Puerta Santa, convirtiéndose en uno de los lugares más apreciados de la ciudad para vecinos, turistas y peregrinos.
Es A Quintana la plaza por excelencia del asueto ciudadano y, sobre todo, cada nuevo año santo, el punto de confluencia de millares de peregrinos, fieles y turistas de todos los orígenes para entrar en la catedral por la simbólica puerta. En los años no jubilares lo hacen mayoritariamente por las puertas de las plazas de A Acibechería y O Obradoiro. [MR]
V. Puerta Santa de Santiago