País del norte de Europa con tradición jacobea. La evangelización llevada a cabo durante los siglos VII-IX es en buena medida responsable de la existencia de una corriente de peregrinación desde multitud de enclaves suecos hacia Compostela. Destaca la del francés San Ansgar (801-865), conocido como “el Apóstol del Norte”, que predicó tanto en Suecia -estuvo en la ciudad de Birka en el año 830, donde fundó la primera iglesia católica de Escandinavia- como en Dinamarca. Enviado por el emperador Ludovico Pío, en un primer momento, consiguió la conversión al catolicismo de los reyes y principales representantes de la nobleza de estos países. Sin embargo, esta labor no tuvo continuidad tras la muerte del santo, y habría que esperar hasta el siglo XI para la generalización del nuevo culto. Con la Reforma protestante, los creyentes de la doctrina católica se convirtieron en una comunidad muy minoritaria en el país, tal y como acontece a día de hoy.
Tal y como afirma Vicente Almazán, las urbes hanseáticas de Lübeck y Bremen se postulaban como el punto de partida de multitud de peregrinos procedentes de Dinamarca y Suecia. El hecho de que Suecia, Noruega y Dinamarca se encontraran unidas por la llamada Unión de Kalmar hasta bien entrado el siglo XVI, facilitó el paso de gentes a través del país danés.
El primer peregrinaje conocido de un nativo a Compostela se sitúa en el siglo XII. Según A. Hillman “el primer sueco que hizo una peregrinación a Santiago de Compostela fue un clérigo familiar del obispo Eskil. No se conoce su nombre, pero parece que hizo el viaje hacia 1180”. Sin embargo, hasta el siglo XIII el culto a Santiago el Mayor no despierta tanto interés como el peregrinaje a Tierra Santa, que desde Suecia se realizaba a través de Europa del Este.
Otra peregrina de renombre fue Ingrid de Skännige, también conocida como Santa Ingrid Elovsdotter, nieta del rey Canuto. Esta princesa viajó en 1280 -dos años antes de su muerte- hasta Santiago, Roma y Jerusalén, acompañada de su amiga Melchtild y otras nobles jóvenes. También se la recuerda por ser la encargada de la fundación del monasterio de Skännige, el primer cenobio femenino de la orden dominica en Suecia.
Ningún otro periplo sueco ha alcanzado tanta relevancia como el de Santa Brígida (1303-1373). De cuna noble, lo de peregrina le venía de tradición familiar. Sus padres, el senescal Biger Person y su mujer Ingeborg, visitaron al Apóstol a principios del siglo XIV. Ella misma emprendió el viaje a Santiago en el año 1341, en compañía de su esposo Ulf Gudmarsson, varios de sus ocho hijos y un séquito de eclesiásticos entre los que destacaba el confesor de la santa, Alfonso Fernández Pecha. A la altura de la localidad francesa de Arras su marido cayó enfermo. San Dionisio se apareció en esa ocasión ante Brígida, prometiéndole la recuperación de su esposo. Visitaron entre otros enclaves los Santos Reyes Magos de Köln, y Santa María Magdalena de Tarascón. Desembarcaron en Marsella, desde donde emprendieron el viaje a pie hasta Compostela, se cree que por Zaragoza.
No sería hasta el siglo XIV cuando las cofradías suecas de Santiago en Visby, Upsala y Estocolmo documenten la existencia de esta ruta de peregrinaje. Sus escritos sirven también para localizar otros gremios o cofra-días enmarcadas antaño en el Reino de Dinamarca, y que pasaron a formar parte de la nación sueca tras la firma del tratado de Roskilde. Asimismo, sus estatutos ofertaban protección a los peregrinos. La más antigua de estas organizaciones es la de Santiago de Visby, en cuyo sello aparece la figura del Apóstol ataviado con las vestiduras y símbolos del peregrino. Con toda probabilidad la cofradía fue fundada por los comerciantes de Riga, capital de Letonia. También se tienen noticias de una cofradía de Santiago de Upsala desde 1409, aunque se cree que su existencia es anterior. Su sello fue reproducido en el año 1700. Por último, de la cofradía de Santiago de Estocolmo se conserva aún a día de hoy en el Museo del Estado de Estocolmo un sello de bronce del año 1310.
Tras su muerte, acontecida en Roma, el cuerpo de Santa Brígida fue trasladado hasta el convento de Vadstena. Fue canonizada el 7 de octubre de 1391 y desde 1396 es patrona de Suecia. Muchos años más tarde, en 1999, el papa Juan Pablo II la eleva a copatrona de Europa.
Suecia acoge varios enclaves que son punto de peregrinaje ya desde el medievo. Cabe mencionar los centros religiosos de Eskilstuna -su nombre proviene del mártir Eskil, quien fundó allí un monasterio-, Varnhem y sobre todo Vadstena, cuyo santuario custodia los restos de Santa Brígida.
Incluso en estos parajes, tan alejados de las escenas bíblicas, se han localizado varias reliquias jacobeas. Destaca una supuesta reliquia del brazo del Apóstol, en origen propiedad del rey Enrique de Suecia, y que circuló por Europa desde 1332. Se conserva en la catedral de Lund (s. XII) que llegó a ser el centro de la cristiandad de los países nórdicos. Esta urbe formó parte del Reino de Dinamarca hasta diciembre de 1676 con la sangrienta batalla de Lundm en la que este enclave estratégico pasó a manos de Suecia. También el Apóstol tiene su presencia en el patrimonio monumental de la capital, Estocolmo. Allí hay una iglesia consagrada a Santiago el Mayor, junto a una calle y una plaza que llevan su mismo nombre, cuya existencia está muy ligada a la de la cofradía de Santiago local. Los orígenes de este templo habría que ponerlos en relación con una capilla mencionada ya en 1311 en un testamento. Un escrito papal del 12 de febrero de 1421 reseña una gran afluencia de devotos en esta iglesia. También una de las numerosas islas suecas que salpican el mar Báltico, la isla de Gotland, llegó a albergar un templo bajo la misma advocación en la localidad de Visby, donde también había una cofradía.
La característica vieira o venera, emblema por antonomasia de los caminantes a Compostela, formó parte de la sigilografía de la monarquía sueca, así como de la danesa y noruega. Precisamente un sueco, Carl Linné (1707-1778), fue uno de los primeros investigadores interesados en el tema. En su categorización de los reinos animal y vegetal llegó a atribuir un nombre específico para la concha que los peregrinos a Santiago traían en su viaje de vuelta. En efecto, la denominó “vieira jacobea”, aunque tal y como demostraría el alemán Karl Köster en épocas posteriores, el sueco confundió en su clasificación la clásica venera gallega con otra especie que abunda a las orillas del Mediterráneo.
Tanto el mencionado Köster como otro sueco, Lars Andersson, publicaron estudios sobre las conchas de vieiras halladas en tumbas de peregrinos y excavaciones. El segundo de ellos llegó a localizar 122 en toda Escandinavia, la mayoría de ellas encontradas en Dinamarca o en territorios suecos que antaño habían formado parte de la Corona danesa, como es el caso de las provincias de Escania y Småland. Particularmente, en la ciudad de Lund se localizaron 39 de las vieiras, situándose así como el enclave jacobeo que concentra el mayor número de conchas de todos los que recorre el Camino de Santiago.
Incluso un estudio de la antroponimia sirve para corroborar la veneración al Apóstol. Así, el cronista sajón Adán de Bremen aseguró en una obra escrita en 1075 que la forma latina de Santiago, Iacobus, fue el primero nombre cristiano que se dio en el reino de Suecia.
Entre las pocas muestras de canciones populares destaca una originada en las Islas Feroe. Se trata del romance o canción de Santiago -Santa Jákups vísa- basado en temáticas originadas en Dinamarca y Suecia. El cántico relata el viaje del Apóstol hasta Galicia, así como los milagros allí ocurridos. También se han llevado a cabo traducciones a las lenguas nórdicas de diversas obras literarias centradas en la temática jacobea. Entre estas resultan dignas de mención la ‘Saga de los dos apóstoles Juan y Santiago’ -Tveggia Postola saba Jóns ok Jakobs- y la ‘Saga de Santiago el Mayor’ -Sankt Jakob den ladres saga-, ambas obras referidas a la vida, obra y martirio del Apóstol.
Los peregrinos medievales tomaban, entre otras rutas, la que partía de Uppsala hasta Göteborg o desde Estocolmo a Helsingborg. Tanto desde Göteborg como desde Helsinborg los caminantes marchaban en barco hacia los puertos daneses, entre ellos Aalborg. El camino denominado Haervej, “camino de la tropa” o “camino de los bueyes” continuaba por Shleswig hasta las urbes hanseáticas de Lübeck y Hamburgo.
Con el nuevo milenio, la llegada de caminantes de nacionalidad sueca ha experimentado un espectacular aumento. De los 411 que recibieron la compostela en 2006 se pasó a los 588 en 2007, a los 929 en 2008 y hasta los 1.034 en 2009. La pareja formada por Per-Olof y Elisabeth K. Andersson ha estudiado las rutas de peregrinación que cruzan Escandinavia, desde el Camino de Santa Brígida pasando por el de San Olaf y, de manera más general, los Caminos de Santiago. La mayor parte de estos itinerarios se unen a la conocida como Vía Turonense -la que atraviesa la ciudad franca de Tours- , una de las cuatro rutas principales de Francia. [SOB]