XacopediaKünig von Vach, Hermann

Monje alemán (s. XV). Autor de una famosísima guía de peregrinación escrita en el año 1495 en el monasterio de Vach (o Vacha) y destinada fundamentalmente a sus compatriotas. El texto alcanzó pronto gran éxito en sus numerosas reediciones, muchas de tirada limitada. Escrita en verso, tal vez para la mejor memorización de lugares y situaciones, la edición base (1495) señala el final de su redacción en el día de Santa Ana (26 de julio de ese mismo año).

Presidida por la sencillez y la practicidad e incidiendo, a veces machaconamente, en toda la problemática que puede encontrarse un peregrino -portazgos, malos pasos, alojamientos, aprovisionamientos, moneda y su cambio, distancias, etc.-, la obra de Künig es mucho más una guía práctica que un relato al uso, aunque de vez en cuando se incluyan notas claramente subjetivas. No extraña, dados los destinatarios de su trabajo, las continuas advertencias e indicaciones en el sentido de que los peregrinos alemanes busquen el amparo de sus compatriotas allí donde se hallen. Künig, en esa cuestión, no ahorra detalles: “Te aconsejo ir donde el mesonero alemán [en Ginebra], vive en la primera casa antes de la ciudad, allí hallas bastante de comer y de beber por un precio moderado y te trata atentamente, el cuida de ti en todos los asuntos, se llama Pedro de Fiburgo.”

Era muy habitual que los peregrinos germanos se dirigieran a sus compatriotas. Así, el médico alemán Hyeronimus Münzer -curiosamente en el mismo año en que Künig termina su guía- debe apelar a un compatriota alemán en Redondela (Camino Portugués) para que le aloje ante la falta de acogida en la villa.

La guía de Hermann Künig permite, a través de las continuas observaciones de todo tipo que el autor reseña a golpe de verso, acercarse a lo que representaban la peregrinación y el viaje, a finales de la Edad Media, para la gente sencilla, que era a quien iba dirigida básicamente la guía. En este sentido, los primeros versos de la obra son toda una declaración de intenciones que el autor intenta cumplir obstinadamente: “Yo, Hemann Künig von Vach, quiero, con la ayuda de Dios, hacer un pequeño libro que ha de llamarse Camino de Santiago. En él quiero describir caminos y sendas y cómo ha de procurarse comida y bebida cada uno de los hermanos de Santiago y también quiero citar las felonías de los taberneros.”

Comienza dirigiendo al peregrino, a través de Einsiendeln, en Suiza, por lo que denomina “vía alta”, que distingue claramente del camino de retorno por la “vía baja”, que hace culminar en Aquisgrán. A través de Suiza -con diversas interpretaciones acerca del paso, dada la diferente interpretación actual de algunas indicaciones o topónimos- el itinerario sigue a Francia con un torrente de localidades y una descripción exhaustiva del trazado: “[...] luego de una milla llegas a un hospital al lado de un puente. De nuevo una milla y luego debes entrar en Saint-Palais [Sankt Blasio en la guía]. Una milla más allá ves en lontananza un hospital, y después de otra milla encuentras cuatro ventas.”

La minuciosidad de Künig y los detalles prácticos -que sin duda debieron de agradecer centenares, cuando no miles, de peregrinos- son continuos: “[...] tras dos millas sigue una villa en la que se hacen clavos que los hermanos clavan en sus zapatos.”

El itinerario de Künig desde Alemania salva los Pirineos por Roncesvalles, alcanza Logroño y apenas da una leve indicación -al contrario de lo que suelen ser sus continuas claves de practicidad- del milagro del gallo y la gallina en Santo Domingo de la Calzada. Lo suyo es preocuparse de otras cuestiones, como señalar la ruindad de los hospitaleros de Nájera o los buenos treinta y dos hospitales de Burgos. Camino Francés adelante, todo son avisos (en Rabanal del Camino) con algún que otro alivio de los pocos que se permite, indicando que en Villafranca del Bierzo el vino se dejaba correr como un cirio. Siempre atento al trazado, indica como evitar los duros pasos invernales de Allefaber (La Faba) llegando a O Cebreiro y señala con exactitud la desviación a Lugo.

Rápidamente despacha Santiago de Compostela con una oración y orienta a los peregrinos al camino de vuelta por lo que denomina “vía baja”, desviándolos, desde Burgos, por el famoso túnel natural de San Adrián en el que actualmente se denomina Camino Vasco del Interior.

En Francia, el retorno se produce por Bayona y por la temible región de Las Landas, para seguir por Burdeos, Tours, Orleáns, París, Valenciennes, Lovaina y, por fin, Aquisgrán, donde da por finalizado el itinerario de vuelta. Küning culmina su obra con una aseveración y con un ruego: “Yo, Hermann Kunig, [...] he redactado este librito que lleva el nombre de Camino de Santiago. Que Dios permita que yo no muera nunca, si luego no puedo estar eternamente junto a él”. [JAR]


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