Ruta de peregrinación jacobea que recorre Portugal y el sur de Galicia hasta la ciudad de Santiago. Existen varios caminos alternativos, aunque el más reconocido y documentado es el que en Portugal se denomina Camino Central Portugués. Está recuperado y señalizado en su totalidad entre Lisboa y Santiago. Otras variantes son el Camino Portugués por la Costa y el Camino Portugués del Interior, más al este, además de numerosos ramales secundarios.
En Galicia se mantiene la designación ‘Camino Portugués’ para el trazado que desde la frontera de Valença do Minho y Tui se dirige a Compostela por O Porriño, Redondela, Pontevedra y Padrón. Este itinerario, entre Tui y Santiago, tiene 117 km y está dotado de una amplia red de albergues públicos.
La peregrinación jacobea desde Portugal, aunque ya existía en la Alta Edad Media, aumenta considerablemente a mediados siglo XII, cuando el país alcanza su independencia. Desde ese momento el culto jacobeo y las peregrinaciones a Compostela tuvieron en tierras lusitanas una destacada proyección. Durante siglos, una parte del pueblo portugués se echó a andar, en dirección a la tumba del apóstol Santiago, siendo partícipe de un fenómeno compartido por todo el viejo continente. Las motivaciones principales eran religiosas. A causa del ir y venir de personas por las viejas vías del occidente de la Península Ibérica, se ampliaron los cauces de intercambio cultural, económico y de pensamiento entre Portugal y el noroeste español.
Las hijas de Alfonso VI de Castilla y León, Urraca y Teresa, se casaron con dos nobles borgoñones, Raimundo de Borgoña y Enrique de Châlons, respectivamente. Urraca y Raimundo recibieron el título de condes de Galicia, mientras que Teresa y Enrique fueron nombrados condes de Portugal. El hijo de estos independizó el país, proclamándose rey de Portugal con el nombre de Alfonso Enríquez. Estas relaciones de parentesco entre reinos vecinos, características del equilibrio y alianzas de la geopolítica medieval, influirán también en el desarrollo de las peregrinaciones jacobeas.
El pueblo portugués continuó el ejemplo de los altos clérigos, de los nobles y de destacados miembros de su realeza, que viajaron como peregrinos a Santiago. Las célebres peregrinaciones de Isabel de Portugal -la Rainha Santa- en el siglo XIV forman parte de la conciencia colectiva portuguesa. No se sabe con certeza que itinerario siguió en 1325. La tradición apunta varios lugares de paso, como Águeda y Arrifada, situados al sur del río Duero. Al norte de Barcelos, en la serranía de São Gonzalo, hay un camino denominado Caminho da Rainha Santa.
Cerca de la frontera con Galicia está el lugar de Reguengo, en Valença do Minho, donde se asegura pasó la noche la reina peregrina. Santa Isabel ofreció ante el altar de Santiago su corona y sus ricos vestidos regios, llevándose como regalo de la Iglesia compostelana un bordón de peregrina rematado en tau, que apareció posteriormente en su sepulcro, en Santa Clara a Velha, Coimbra. Tan satisfactorio debió de ser su viaje a Compostela que en su testamento reservó una partida significativa para el mantenimiento de hospitales y albergues del Reino.
Hecho significativo fue también la peregrinación a Compostela que cruzados flamencos, ingleses y alemanes hicieron en 1147, poco antes de combatir en la toma de Lisboa. El apóstol Santiago intercedía simbólicamente en la lucha de Portugal y sus aliados contra el islam. Otro aspecto que influyó decisivamente en el aumento de las peregrinaciones lo constituye la presencia en Braga y Tomar de la Orden de los Caballeros de Santiago, creada en el siglo XII para defender la frontera extremeña, pero también dedicada años más tarde a la protección de los caminos jacobeos y al ejercicio de la hospitalidad.
Durante el renacimiento y el barroco, el Camino Portugués canalizó grandes cantidades de peregrinos lusitanos y extranjeros residentes en Portugal. Varios de los relatos y guías de los siglos XVI al XVIII son de peregrinos que llegaron a Santiago por esta ruta meridional. El rey portugués Manuel I, gran devoto del Apóstol, peregrinaría a Santiago en 1502 desde Lisboa, cuando contaba treinta y tres años de edad. Está documentado su paso por Azurara y Vila do Conde, al norte de Oporto, donde aportó donativos para la construcción de sus respectivas iglesias. También hay constancia de su visita a Tui. Ordenó que una lámpara de plata alumbrase día y noche el templo santiagués, asignando para ello una renta anual. En su viaje de vuelta estuvo en Braga y Oporto.
El siglo XIX fue el de menor afluencia de caminantes a Compostela, por los problemas derivados de la Revolución francesa y por la invasión de las tropas napoleónicas en España. Sin embargo, el Camino Portugués se convierte en esta época en la Ruta Jacobea más viva. Las estadísticas de peregrinos atendidos en el Hospital Real de Santiago -actual Hostal de los Reyes Católicos- en el periodo decimonónico son concluyentes: más del 80% de los romeros extranjeros eran portugueses.
Varios son los peregrinos ilustres que han dejado en forma de relato su experiencia jacobea por esta ruta. El barón León de Rozmithal, cuñado del rey Jorge de Bohemia -actual República Checa-, viajó por España y Portugal entre los años 1465 y 1467. Sus vivencias fueron recogidas en distintas narraciones, una escrita por Shaschek, su secretario, y otra redactada por Tetzel, patricio de Núremberg, que le acompañaron en el viaje. En distintos capítulos se habla de su peregrinaje a Santiago a través del Camino Portugués, realizado en el verano de 1466. Se sabe que entró en Portugal por Freixo de Espada a Cintra, localidad situada al noreste del país. Siguió en dirección oeste hasta Braga, donde tomó rumbo a Santiago por el trazado de la vieja vía romana que unía aquella ciudad portuguesa con Lugo.
El aventurero noble polaco, Nicolás de Popielovo, llegó a Compostela el 21 de julio de 1484. Completó el viaje desde Lisboa en barco. El regreso fue por tierra y a caballo. Hizo el trazado que se corresponde con el Camino Central Portugués hasta Oporto, pero a la inversa. Desde ahí siguió a Lisboa por mar. La última peregrinación conocida del siglo XV fue la realizada por el galeno alemán Jerónimo Münzer en el año 1495. Desde España, entró en Portugal por Serpa, localidad del Bajo Alentejo. A continuación alcanzó Lisboa. A partir de la capital lusa se dirigió a Compostela por el hoy conocido como Camino Central Portugués. Ya en el siglo XVI, el viajero italiano Nicolás Clenardo visitó la tumba del Ápostol en el año 1537. Comenzó el Camino en Évora. Avanzó sucesivamente hasta Coimbra, Oporto y Braga. Luego tomó el Camino Central hasta Compostela.
Merece la pena citar el itinerario que siguió en 1581 el militar polaco Erich Lassota von Steblovo. Había estado al servicio del rey español Felipe II. Formó parte de la expedición del marqués de Santa Cruz a la isla Terceira de las Azores. Realizó el viaje en barco y a pie. Inició el recorrido en Torres Novas, cerca de Santarém. A continuación visitó Coimbra y Vilanova de Gaia, en las proximidades de Oporto. Esta última ciudad no la pudo conocer porque sufría una grave epidemia de peste y tuvo que desviarse hacia Guimarães. Seguidamente se encaminó en dirección a Braga y Ponte de Lima, siguiendo hasta Santiago el itinerario habitual.
El sacerdote italiano Giovanni Battista Confalonieri describe de forma exhaustiva su peregrinación a Santiago en 1594. Es autor del conocido relato Memoria di alcune cose notabili occorse nel viaggio fatto da me Gio. Battista Confalonieri Sacerdote Romano da Romain Portogallo. Cuenta de manera precisa los lugares que visitó. Especifica dónde almorzó y dónde pasó la noche. Recorrió casi al pie de la letra el hoy denominado Camino Central Portugués. Entre sus comentarios destacan las alabanzas que dedicó a la ciudad de Coimbra, a la que definió como “ciudad de estudio” en alusión a su universidad y a los numerosos colegios religiosos que allí había. Sin embargo no deja en buen lugar a las mujeres gallegas, que define como feas y sucias.
Otra peregrinación destacada fue la de Cosme III de Medicis, gran duque de la Toscana. En su itinerario portugués hacia Compostela partió de Elvas en 1669. Su primer objetivo fue alcanzar Lisboa. Desde la capital portuguesa siguió por el interior hasta llegar a Oporto. Luego siguió a São Pedro de Rates. A partir de aquí fue muy próximo a la costa pasando por Viana de Castelo y Caminha. En esta última villa tomó un barco. A través del río Miño llegó a Tui, continuando viaje a Santiago por la ruta habitual. Otro distinguido peregrino fue el sacerdote Domenico Laffi que entre 1666 y 1673 hizo tres veces esta Ruta. En la última, recorrió el Camino Portugués entre Lisboa y Santiago. Atravesó localidades conocidas: Alcobaça, Batalha, Coimbra, Oporto, Viana do Castelo, Tui, etc.
Personaje habitual en las sendas de peregrinación fue también el napolitano Nicola Albani. Desde su ciudad natal viaja a Santiago. Llega en 1743. Un mes después parte hacia Lisboa siguiendo el itinerario Santiago, Pontevedra, Redondela, Tui, Valença do Minho, Ponte de Lima, Viana do Castelo, Oporto, Leiria, Batalha, Alcobaça, Sintra y Lisboa. Reside un tiempo en la capital lusa. En el Año Santo de 1745 vuelve a Compostela marchando por la ruta habitual de numerosos viajeros: Lisboa, Santarém, Coimbra y Oporto, Barcelos, Tui, Pontevedra y Santiago. Después de abrazar emocionado la imagen del apóstol Santiago retorna a Portugal. Va muy próximo a la costa tocando Padrón, Vigo, A Guarda, Viana do Castelo, Oporto, Braga, Coimbra, Torres Vedras y Lisboa. Cumplido el objetivo, regresa a Italia. Sus relatos, dotados de una gran fuerza descriptiva, están enriquecidos con artísticas ilustraciones.
Como acabamos de ver, existen desde Portugal varios itinerarios de peregrinación a Compostela. Por ello, muchos historiadores prefieren utilizar la expresión ‘Caminos Portugueses’ en vez de ‘Camino Portugués’.
Hay una variante que nace en Oporto, sigue hacia Braga y termina en Ponte de Lima. Otra opción que tiene el peregrino es utilizar el Camino Portugués por la Costa, que desde Oporto continúa inmediato a la franja marítima, entrando en Galicia, tras atravesar el río Miño, por A Guarda, para enlazar en Redondela con el Camino Central Portugués o simplemente Camino Portugués, tal y como se le conoce a su paso por tierras gallegas.
También es posible seguir el Camino Portugués del Interior que nace en el Algarve portugués, en el sur del país, cuyo punto de partida más habitual son las ciudades de Faro y Tavira. Avanza por Évora, Castelo Branco, Vila Real y Chaves. Entra en Galicia por su zona nordeste, a través de Verín. En esta ciudad de la provincia orensana se incorpora al Camino del Sudeste-Vía de la Plata.
Sin embargo, el más utilizado y documentado de los itinerarios jacobeos portugueses a largo de la historia ha sido el Camino Portugués Central, que recorre la distancia entre Lisboa y Santiago, atravesando ciudades como Coimbra, Oporto, Barcelos, Ponte de Lima y Valença do Minho, ya en la frontera.
El principal itinerario portugués de peregrinación entra en España y Galicia por la ciudad de Tui, desde donde recibe simplemente la denominación de Camino Portugués. Ya en territorio gallego pasa por las ciudades y localidades de O Porriño, Redondela, Pontevedra, Caldas de Reis y Padrón.
La entrada en Galicia, por Tui, se realiza a través del histórico puente internacional, construido en 1884. Hasta ese momento los peregrinos cruzaban en barco. Ya en la histórica Tui, resulta de visita imprescindible la catedral románica y gótica de Santa María, principal monumento de este itinerario en Galicia. Su fachada marca, para algunos, el inicio de la escultura gótica española. En el interior cuenta con una capilla dedicada a Santiago, con un retablo (s. XVII) del matamoros. Se abandona Tui por el mítico lugar de A Ponte das Febres, vinculado a la tradición de San Telmo, desgraciado peregrino a Santiago.
Tras pasar la población de O Porriño y su hermoso edificio municipal, el Camino alcanza Redondela. En esta localidad sobresalen su restaurado albergue de peregrinos y la iglesia de Santiago, obra principal del siglo XVI, así como sus históricos puentes para el ferrocarril. El hermoso puente de Pontesampaio, sobre el río Verdugo, coloca al peregrino en dirección a la ciudad de Pontevedra. Destaca esta por su espléndido patrimonio y su cuidado casco histórico, en el que resulta de visita imprescindible para los peregrinos el santuario de A Virxe Peregrina (s. XVIII), de gran devoción y tradición caminera. Relevante es también la colección de azabaches jacobeos del Museo de la ciudad.
El Camino se aproxima a Compostela a través de la localidad de Caldas de Reis, con sus aguas termales y la iglesia (s. XIX) de Santo Tomás Beckett, único templo gallego dedicado al famoso arzobispo inglés de Canterbury. El siguiente gran destino es Padrón. Esta localidad, repleta de remotas tradiciones jacobeas, es la parada final antes de llegar a Compostela, a unos 20 km. Para el peregrino son espacios de referencia su iglesia de Santiago, en cuyo interior se conserva el Pedrón, una posible ara romana a la que se amarró, según la tradición, la barca procedente de Palestina con los restos del Apóstol, y el alto de O Santiaguiño do Monte, donde la leyenda sitúa uno de los más conocidos lugares de peregrinación de Santiago en España.
En junio del año 1992 la Xunta de Galicia comenzó la distribución de unos carteles promocionales de los distintos itinerarios jacobeos en su recorrido por la comunidad gallega, mientras se preparaban las actividades del inminente Xacobeo 93. Entre estas rutas estaba la correspondiente al Camino Portugués. Aunque no detallaban el trazado, te-nían un diseño atractivo con el que destacaban mediante unos artísticos dibujos los monumentos más emblemáticos de esta senda de peregrinación en Galicia. Muchos de ellos fueron utilizados en la decoración de edificios públicos -casas consistoriales, oficinas de turismo- y de establecimientos de hostelería. Para una buena parte de la población fue la primera noticia de la existencia de este Camino que llevaba más de un siglo olvidado.
Hasta ese año, la única localidad que recibía peregrinos de forma esporádica era Padrón. Provenían de Santiago. Seguían una antigua tradición que recomendaba, una vez venerada la tumba del Apóstol, continuar viaje hasta el lugar donde recaló la barca con los restos del Apóstol, y observar el legendario Pedrón donde supuestamente se amarró la nave.
Durante el verano del año 1992 la presencia de peregrinos fue testimonial, situación que se prolongó hasta la primavera del año siguiente. Sin embargo, a partir de esa fecha aumentó considerablemente el número de caminantes.
Dos fueron las causas del resurgimiento del Camino Portugués. Por un lado, la gran campaña de difusión realizada por la Xunta de Galicia con motivo del Xacobeo 93 y, por otro, la labor de un grupo de peregrinos pertenecientes a la Asociación Galega de Amigos do Camiño de Santiago (Agacs). Aunque la promoción, creación de infraestructuras y servicios realizados por la Administración autonómica gallega, se centró en el Camino Francés, el eco llegó al resto de los itinerarios de peregrinación de la comunidad. En este sentido, de vital importancia fue la tarea acometida por la Agacs, consistente sobre todo en la elaboración de la primera cartografía y la señalización con flechas amarillas de la Ruta. Dicha asociación fue convenciendo poco a poco a las autoridades públicas de la necesidad de sacar del ostracismo la otrora concurrida vía de peregrinación lusa.
El colofón de aquel año lo puso la publicación, en junio, de un tríptico realizado por este colectivo con el apoyo del Gobierno gallego. Abarcaba el tramo desde Tui a Santiago de Compostela. Ofrecía un exhaustivo mapa, muy útil para el peregrino, apoyado en una breve descripción del itinerario. Es sin duda una referencia y un símbolo de esta vía de peregrinación. El primer gran paso estaba dado. Había despertado el Camino Portugués de un largo sueño. A partir de aquí, hay que destacar el trabajo realizado por otras asociaciones, tanto gallegas como portuguesas, en el desarrollo de esta ruta.
El importante aumento de las peregrinaciones sorprendió a todos, no sólo a las distintas instituciones públicas, implicadas en la gestión, sino también a la gente de la calle que, asombrada, observaba a los grupos de personas caminando con su mochila a cuestas. La evocadora figura del peregrino volvía a surcar de sur a norte el occidente de la Península Ibérica, aunque ya con nueva imagen: la capa había dejado paso a modernas ropas de abrigo, la cantimplora había sustituido a la calabaza, etc. Esta afluencia provocó que hubiera que habilitar -casi improvisar sobre la marcha- espacios para que los peregrinos pudieran descansar, ante la ausencia de albergues públicos.
Pasado el año santo, el Camino siguió creciendo. La Agacs y la Associaçao de Valença do Minho dos Amigos do Camiño Portugués recuperaron y señalizaron en 1995 el trazado entre Ponte de Lima y Valença do Minho. Dos años más tarde la Associaçao dos Amigos do Caminho Portugués a Santiago de Ponte de Lima, investiga y señaliza el trazado entre Oporto y Ponte de Lima. Hubo que esperar hasta 2006 para ver completado el trazado y la señalización entre Lisboa y Santiago de Compostela, gracias al trabajo de los miembros de la Agacs y las asociaciones portuguesas, dirigidos por Alexandre dos Santos Rato. En quince años la gran obra estaba realizada. Este estudioso y peregrino finalizó ese mismo año una guía de todo el itinerario completo, editada por la Agacs y patrocinada por la Xunta de Galicia.
Hasta el año 1999 los caminantes se hospedaban en los escasos locales provisionales que ponían a su disposición los ayuntamientos y las parroquias. Muy común era la utilización de pabellones polideportivos, con el consiguiente trastorno para los vecinos, que querían usar las instalaciones con el fin para las que fueron concebidas. También se alojaban en hostales y pensiones. En el caso de Padrón pernoctaban en el pabellón polideportivo, en el convento de los Padres Franciscanos de Herbón y también en algunas estancias habilitadas del convento del Carmen. Este último fue el primer albergue creado en la Ruta. Funcionó hasta 1998, año en el que inicia su actividad el actual, en un edificio muy próximo al convento. Como complemento, el Ejército habilitó tiendas de campaña en los meses de julio y agosto en las proximidades del edificio religioso.
Entre 1999 y 2006 se construyeron los albergues públicos de Tui, Redondela, Pontevedra, Rúa de Francos (Teo), O Porriño, Mos y Briallos (Portas). En agosto de 2009 abrió sus puertas un albergue en el convento de Herbón, en Padrón, gestionado por la Agacs.
En el año 2010, el tramo gallego del Camino Portugués aparece como el segundo mejor dotado en número de plazas de alojamiento público para peregrinos. Sólo lo supera el Itinerario Francés.
En Portugal existen albergues de peregrinos entre Oporto y la frontera española, como son el de Rates, Rubiães, Valença do Minho y Ponte de Lima, aunque la dotación de espacios dedicados al descanso del peregrino sigue siendo menor. En el país vecino -mientras no se disponga de más infraestructuras- los caminantes se hospedan en posadas juveniles y en estancias que gentilmente les ceden los Bombeiros Voluntarios en diversas villas y ciudades, situadas en plena Ruta Jacobea.
El Camino Portugués es el segundo más transitado de todos, sólo superado ampliamente por el Itinerario Francés. En el año 2008 recibieron la compostela unos 10.000 peregrinos llegados por esta vía; en 2009 fueron unos 12.000. [MGR]