Historiador, medievalista insigne y de reconocido prestigio internacional, fue uno de los grandes estudiosos de los orígenes del Camino de Santiago (Estella, Navarra 1907-1987). Su gran obra en relación a este tema es el clásico compartido con Vázquez de Parga y Uría Ríu, Las peregrinaciones a Santiago de Compostela, de 1948-1949.
Lacarra desarrolló su labor docente e investigadora en Zaragoza, en cuya Universidad fue catedrático de Historia Medieval durante cuarenta años. Realizó estudios de Historia y Derecho en Madrid. En 1930 ingresa en el cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, con destino en el Archivo Histórico Nacional. Durante el curso 1933-34 trabaja en París, adonde llega comisionado por la Junta de Ampliación de Estudios. En 1940 gana la cátedra de Historia Medieval de España en la Universidad de Zaragoza. En 1941 funda el Centro de Estudios Medievales de Aragón y en 1945 crea los Estudios de Edad Media de la Corona de Aragón. Entremedio había organizado en Pamplona la Institución Príncipe de Viana. Participó en numerosos congresos y reuniones internacionales, y fue miembro de prestigiosas instituciones como la Academia de la Historia desde 1972, la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis desde 1981 y la Medieval Academy of America.
Sus principales investigaciones sobre el Camino de Santiago versaron en torno a la economía, urbanismo y cultura de este. En el libro Las peregrinaciones a Santiago de Compostela incluye buena parte de ellas, entre las que son de especial interés las referidas a la trascendencia económica y social de la repoblación de las ciudades por las que discurre el Camino, de las nuevas poblaciones de francos en la ruta y las que tratan sobre la historia artística y cultural. También a él se le deben los capítulos relativos a la protección jurídica del peregrino, que se veía amparado por las mismas normas que regulaban a los mercaderes ambulantes. Creación suya son, además, los capítulos en los que se trata el origen del Camino de Santiago, la fijación del itinerario en el siglo XI, las diversas rutas seguidas por los peregrinos en su viaje y, muy especialmente, la del Camino Francés, en primer lugar el itinerario que va de Ostabat a Roncesvalles y de Burguete a Pamplona, Estella, Nájera, Burgos y Sahún y, secundariamente, las rutas peregrinas desde los puertos de Aspe a Puente la Reina y el Camino de Bayona a Burgos.
Lacarra hizo el Camino de Santiago a principios de la segunda mitad del siglo XX, un momento en el que la peregrinación pasaba, quizá, por la etapa más crítica de su historia. Junto a él iban los también historiadores Vázquez de Parga y Pepe Giner, por lo que se convirtió en uno de los principales peregrinos del siglo XX.
Partieron desde Roncesvalles y siguieron el Camino Francés. Por aquel entonces no existía la actual infraestructura viaria y de albergues, e incluso el paso de algún “despistado” caminante provocaba la desconfianza de la Guardia Civil.
Con su viaje “no trataba de hacer una peregrinación, ni de cumplir ningún voto; tampoco de batir ningún record”, asegura, sino de disfrutar con “el placer de andar, de ver tierras y paisajes que nos evocaban muchas cosas, de ver monumentos”. Sobre “cómo se gestó la idea” de recorrer el Camino, explica que surgió en sus charlas con Giner, con quien trabajaba en el Archivo Histórico Nacional y que estuvo muy relacionada con el hecho de haber nacido y vivido en una ciudad monumental de la Ruta compostelana como es Estella.
Para realizar el Camino, Lacarra estudió previamente las rutas medievales y su acomodación a las vías de aquel entonces y los posibles alojamientos. Algunos de los más emblemáticos fueron los monasterios de San Millán y Samos, las dependencias de la Fundación Sierra de Pambley de León y la Fundación en Hospital de Órbigo, que había servido en otro tiempo de hospital de caminantes. Una vez en Santiago fueron reconocidos como peregrinos y el deán de la catedral los invitó a sentarse en el coro alto de los canónigos y presenciar el vaivén del botafumeiro. Desde Santiago se dirigieron hacia A Coruña, donde iniciaron el camino de regreso.
Al margen del Camino de Santiago, Lacarra publicó numerosos libros en los que trató temas como la reconquista y repoblación del valle del Ebro, los orígenes del condado de Aragón, la conquista y repoblación de Zaragoza por Alfonso I, el desarrollo urbano de las ciudades aragonesas y en particular de Jaca, la formación del señorío de Albarracín, etc. Entre los más relevantes se encuentran Historia política del reino de Navarra, 1972; Aragón en el pasado, 1972; Zaragoza en la Alta Edad Media, 1976; Alfonso I el Batallador, 1978; Colonización, parias, repoblación y otros estudios, 1981; Documentos para el estudio de la Reconquista y repoblación del valle del Ebro, 1981-1985; Investigaciones de Historia Navarra, 1983 y Estudios dedicados a Aragón, 1987.
Por su extensa y trascendente trayectoria como historiador recibió numerosos reconocimientos. Fue investido doctor honoris causa por las universidades de Toulouse, Deusto, Zaragoza y Navarra. Obtuvo el preciado título académico de número de la Real Academia de Historia. La ciudad de Zaragoza lo declaró Hijo Adoptivo y la de Estella Hijo Predilecto y ambas le concedieron la Medalla de Oro. La Diputación General de Aragón le otorgó el Premio de las Letras y las Humanidades y el Gobierno de Navarra lo distinguió con la Medalla de Oro de Navarra y le dedicó un conjunto de estudios a través de la Institución Príncipe de Viana, que llevaban el título de Homenaje a José María Lacarra. [XIV]