En español, torre del Reloj. Famosa torre de base gótica y culminación barroca de la catedral de Santiago de Compostela, donde se sitúa la campana principal del templo, muy vinculada a los peregrinos históricos y conocida popularmente como la Berenguela. Recibe esta denominación de la propia torre, por haber sido concluida como conjunto defensivo durante el mandato del arzobispo francés Berenguel de Landoira. Las obras las había iniciado su antecesor Rodrigo del Padrón, ambos en las primeras décadas del siglo XIV. Se ha conocido, además, como torre de la Trinidad. Su altura es de 72 m.
La actual estructura de la torre, que mira a las plazas de A Quintana y As Praterías, punto habitual de entrada en el templo de los peregrinos procedentes del sur de España, la levantó el gran arquitecto Domingo de Andrade entre los años 1676 y 1680 sobre la base gótica del siglo XIV. El resultado fue la que está consideraba como una de las torres más hermosas del mundo.
La torre se remata con una cúpula y una esbelta linterna, considerada el faro que indica en la noche a los peregrinos el lugar de la tumba de Santiago. Permanece encendida en los años santos compostelanos y su leve resplandor blanquecino es el signo externo más visible del jubileo. Se distingue desde distintos puntos de la ciudad, especialmente de noche. Durante su paso por el Camino Francés el peregrino puede admirar otra obra en gran parte inspirada en esta, la torre exenta de la catedral de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), del siglo XVIII. Las relaciones saltan a la vista.
En la torre compostelana se instalaron relojes visibles en cada cara solo con la aguja horaria y con mecanismos del siglo XIX. En 1738 se alzó hasta lo más alto una gran campana de 3 m de diámetro para anunciar las horas a la ciudad y a sus peregrinos y visitantes. Esta campana permaneció en activo hasta los años setenta del pasado siglo. Fue sustituida por la actual, fabricada en Holanda, en enero de 1999. La anterior, agrietada, se puede contemplar en el claustro de la catedral. La parte superior de la torre posee numerosos elementos decorativos relacionados con el culto jacobeo: estrellas, representaciones apostólicas, arcas de Santiago bajo la luminaria de la estrella, etc. También incorpora motivos frutales y vegetales típicos del barroco compostelano.
Siempre tuvo la Berenguela mucho de vida propia, de singularidad propia, en relación con el resto de la catedral. Es además, como ya hemos visto, la torre de la gran campana, que tanto impresionó a los peregrinos a lo largo del tiempo, mezclando en un sin parar historia reales y elaboradas invenciones.
Las primeras grandes campanas que tuvo la catedral compostelana y la propia Torre del Reloj fueron regalo del que fue quizás el rey francés más devoto de Santiago, Luis XI. Este envía en 1483 a tres peregrinos en su nombre -su maître y dos consejeros- para que gestionen la instalación de dos campanas costeadas por él en la catedral, que serán transportadas por mar. Se colocaron al año siguiente en esta torre, que desde ese momento también se conoció como “torre del Rey de Francia”. La ofrenda de Luis XI dio lugar a que surgieran varias leyendas. Las escucharon y las cuentan los propios peregrinos.
El italiano Domenico Laffi señala en 1670 que las campanas del rey de Francia eran tan grandes que se dejaron de tocar, ya que su estruendo hacía que las embarazadas diesen a luz de forma prematura. Afirma que sonaron solas cuando el rey Luis IX de Francia (s. XIII) peregrinó a Santiago, hecho que en realidad todo indica que nunca tuvo lugar. Además, lógicamente, tendrían que haber sido, en el posible origen de la leyenda, otras anteriores a las donadas por Luis Xl (s. XV).
Otro italiano, Nicola Albani, que visitó esta torre en 1743 ya con su estructura actual, dice que se necesitaban tres personas para tocar la gran campana, aunque añade que no se hace por ser su sonido extravagante. Asegura que “sonó por sí misma cuando Santiago hizo un milagro a un peregrino que se iba a colgar inocentemente en Santo Domingo de la Calzada”. Se refiere, por supuesto, al milagro medieval de gallo y la gallina, situado en dicha localidad riojana y, sin duda, el más famoso de los relacionados con el mundo jacobeo. Esta historia ya la habían narrado peregrinos anteriores vinculándola con las campanas del rey de Francia, aunque el legendario suceso surgiese antes del siglo XIV y pasase a convertirse en el más famoso de los relacionados con el mundo jacobeo peregrino, conocido en gran parte de la de Europa medieval.
El pícaro y al mismo tiempo devoto Albani cuenta que la campana de la torre hace diversos favores: “La persona que tenga dolor de cabeza toca con la frente la campana y le pasa el dolor”. Y añade: “Se conceden allí muchísimas indulgencias del papa Pascual II, pero no hay nada de particular”, aclarando a continuación que se estaban haciendo “dos campanarios nuevos en las dos esquinas de la iglesia de inmenso coste”. Sin duda, se refiere a las obras en aquel momento en curso que iban a dar lugar a la gran fachada barroca occidental de la basílica (O Obradoiro). [MR]