XacopediaSan Martiño de Xuvia, monasterio de

En el Camino Inglés que parte de Ferrol, a 105 kilómetros de Santiago de Compostela, se encuentra la iglesia románica de San Martiño de Xuvia, llamada también de O Couto, en el municipio coruñés de Narón.

Se entra en el término municipal por el polígono de A Gándara y se continúa por la rúa da Pena hasta llegar al cenobio de San Martiño de Xuvia. El monasterio fue fundado en el siglo VIII, se incorporó a la Orden de Cluny como priorato en el XII y bajo el poder cluniacense vivió sus momentos de máximo esplendor.

Hasta el siglo XVI fue un monasterio dúplice, pero las monjas tuvieron que marcharse al compostelano cenobio de San Paio de Antealtares, tan vinculado siempre al Camino de Santiago, porque se prohibió que pudieran vivir religiosos y religiosas en el mismo centro monástico.

La Orden de Cluny, tanto en España como en tierras francesas, apoyó siempre, proporcionándoles asistencia espiritual y material, a los que peregrinaban a Santiago. Además, el patrocinio de San Martín de Tours muestra su carácter hospitalario.

Hay en el Camino Inglés numerosos edificios religiosos bajo la advocación de San Martín, entre los que cabe destacar la iglesia de San Martiño de Porto, en el municipio de Cabanas, por su cercanía a la de Xuvia, y el monasterio de San Martiño Pinario, en Santiago de Compostela, porque se encuentra en la meta del Camino Inglés, frente a la puerta del Paraíso de la catedral por la que entran los peregrinos que llegan desde Ferrol y A Coruña, y por su importante relación con el mundo jacobeo y el fenómeno de las peregrinaciones a la tumba apostólica. Tanto en la iglesia de San Martiño de Porto como en el monasterio de Pinario está representada la escena del santo, rasgando su capa con la espada para compartirla con el pobre, lo que es una magnífica imagen de la importancia que tienen la hospitalidad y la asistencia a los peregrinos.

En el siglo XVI se incorporó el monasterio de San Martiño de Xuvia a la orden benedictina, como priorato dependiente de San Salvador de Lourenzá, y, aunque en estos tiempos el Camino de Santiago ya no vivía su época de mayor esplendor, sus monjes se siguieron ocupando de proporcionar atención hospitalaria a los peregrinos, como los demás cenobios de la orden.

Como consecuencia de la Reforma anglicana y de la persecución del catolicismo resistente en Inglaterra, debidas a la ruptura matrimonial entre el rey Enrique VIII y Catalina de Aragón en 1533, que provocó la separación de Inglaterra de la Iglesia de Roma, se destruyeron muchas obras de arte religioso que había en los templos, por lo que comerciantes, hombres piadosos o tratantes de arte trajeron a Galicia bastantes piezas inglesas para salvarlas y que pudieran seguir siendo veneradas en otras tierras. Entre estas imágenes estaban las tallas en madera de Nuestra Señora la Inglesa y de santa Ana enseñando a leer a la Virgen, que fueron vendidas en el puerto de Ferrol, más tarde llevadas al monasterio de San Martiño de Xuvia y luego donadas a la catedral de Mondoñedo, donde hoy se veneran.

Con la Desamortización vino en el siglo XIX la exclaustración, y el último intento de recuperar en las viejas dependencias la vida monástica, a principios de la actual centuria, no acabó cuajando.

En la actualidad, se conserva la iglesia románica, con algunos añadidos entre los que destaca la torre del campanario, del siglo XVIII. El templo presenta planta basilical, con tres naves y tres ábsides semicirculares, en cuyos canecillos exteriores están representados algunos de los siete pecados capitales, decorados con motivos antropomórficos y elementos animales y vegetales; destacan también por su valor artístico los capiteles del interior del templo. Tanto en su decoración como en su estructura resulta uno de los mejores ejemplos del románico gallego en el Camino y muestra también las características del estilo compostelano.

Su retablo mayor, de 1745, está presidido por San Benito, vestido de pontifical, con el báculo en su mano izquierda y el Libro en la derecha, y a sus pies se disponen la mitra y el cuervo taumatúrgico con el pedazo de pan en su pico. A su derecha, se aloja la imagen de san Roque, santo de gran tradición jacobea, ataviado con ropaje de peregrino, con capa y esclavina adornadas con conchas de vieira, lo mismo que el sombrero con el que está tocado; en su mano izquierda porta el bordón con la calabaza y a sus pies aparecen el perro nutricio y el ángel sanador. La presencia de San Benito y de San Roque en el retablo recoge, probablemente, la tradición hospitalaria con los peregrinos a Santiago de Compostela ejercida por los monjes del monasterio, que respondía a los principios de la Regla benedictina, y a la labor asistencial del de Montpellier, que le valió que en su honor y bajo su patrocinio se levantaran muchos hospitales a lo largo del Camino.

Una vez abandonado el viejo cenobio, la ruta de peregrinación continúa por Camiño do Salto y llega hasta el molino de As Aceas, una vieja construcción que en el siglo XVIII aprovechó el caudal del río en la pleamar para moler el trigo y se convirtió en una importante fábrica de harina. Hoy conserva la represa, el molino, vivienda, almacenes y casa de recreo adosada. Hay que atravesar el puente del molino y ya muy cerca está el puente de Os Andrade, que une el municipio de Narón con el de Neda.

Una leyenda habla de un túnel bajo el agua situado en las inmediaciones de la desembocadura del río, que hacía de pasadizo secreto entre las poblaciones de Xuvia y Narón. Era como un laberinto de oscuras galerías en el que habitaban seres encantados. Cuentan que en la Edad Media fue utilizado por los frailes del monasterio de San Martiño de Xuvia cuando querían ir a Neda sin ser vistos. También se dice que fue empleado como refugio o como pasadizo secreto por los escapados durante la Guerra Civil. [JS]


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