Nació en Fuente Vaqueros, Granada, en 1898. Compartió amistades, actividades e inquietudes políticas y artísticas con los miembros de la denominada Generación del 27, a la que perteneció. Fue fusilado en agosto de 1936 por sus ideas políticas y su condición de homosexual, después del Alzamiento Nacional el 18 de julio de 1936.
A pesar de morir muy joven, tuvo una intensa actividad artística y, sobre todo, literaria. Con motivo de la festividad del apóstol Santiago, el 25 de julio de 1918, escribió el poema titulado Santiago (balada ingenua), en el que se describen dos visiones de Santiago en el cielo. En una aparece Santiago a lomos de un caballo blanco, pero no en actitud belicosa como en la batalla de Clavijo, sino más bien como en el milagro del capítulo IV del libro II del Códice Calixtino (s. XII), donde recoge a un peregrino muerto y a su compañero para que pueda ser enterrado al final de la meta de la peregrinación, en Santiago de Compostela: “Recorrida aquella noche la distancia de doce días de camino, antes de salir el sol, a menos de una milla de su catedral en el Monte do Gozo, bajó del caballo el Apóstol a los que había traído y mandó al vivo que invitase a los canónigos de la dicha basílica a dar sepultura al peregrino de Santiago”. Lorca lo describe así:
La segunda visión se corresponde con la imagen tradicional de Santiago peregrino, con el bordón en su mano, que ayuda a los pobres y se muestra generoso con ellos:
Con una estructura en la que la métrica pasa por el diálogo y la narración, el poeta introduce al lector en un mundo de fábula y tradición construyendo una historia, compuesta por rimas elaboradas con delicadeza, muy acorde con el espíritu jacobeo.
Posteriormente, en 1924, realizó un dibujo dedicado a Antonio de Luna en el que representa a un peregrino que camina a Santiago con sombrero, bordón y calabaza.
Además, publicó en 1935 Seis poemas gallegos, escritos en la lengua de Galicia. De ellos, tres tienen relación con la ciudad de Santiago o con el Camino de peregrinación. El Madrigal a cibdá de Santiago recoge el tópico de la belleza de la lluvia en Compostela al golpear suavemente sobre la piedra:
Este poema refleja el amor que Lorca sentía por Compostela, ciudad que recorrió con poetas gallegos como Guerra Dacal, Eduardo Blanco Amor o Ángel Casal.Lorca escribió la Canzón de cuna pra Rosalía de Castro, morta, con motivo de su viaje a Iria Flavia, donde visitó la tumba de esta escritora. En un barco vino desde tierras próximas a Belén, desde el puerto de Jaffa, el cuerpo muerto del apóstol Santiago hasta el puerto de Iria y desde allí fue trasladado para ser enterrado en el locus sancti Iacobi, que dio origen a Santiago de Compostela, y también un barco viene cargado con el dolor de Galicia para que Rosalía se levante y encarne el espíritu de su redención, como lo encarnó el Apóstol a través de los caminos de peregrinación.
Curiosamente, aunque Lorca lo desconocía, también los restos mortales de Rosalía serían trasladados años más tarde desde Iria a Santiago, como los del Apóstol. Hoy reposan en el Panteón de Gallegos Ilustres pertenenciente al convento santiagués de San Domingos de Bonaval:
En el locus sancti Iacobi sitúa García Lorca el poema Danza da lúa en Santiago. En el entorno de A Quintana dos Mortos, donde estuvo enterrado el cuerpo de Santiago hasta su descubrimiento por el eremita Paio y por donde entran a través de la Puerta Santa los peregrinos en los años jubilares, la luna baila su triste danza:
La leyenda de la Virgen de A Barca, según la cual la Madre de Dios se le apareció un día a bordo de un barco de piedra al apóstol Santiago en Muxía para animarlo en su misión evangelizadora por tierras hispanas, y que dejó como testigos la piedra de Abalar que representa la barca, y la piedra de Os Cadrís, que simboliza la vela, es también recordada por García Lorca en su poema Romaxe de Nosa Señora da Barca:
El espíritu universal que llevó al Camino de Santiago a ser considerado primer Itinerario Cultural Europeo, Bien Patrimonio de la Humanidad y Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, se anticipa ya en la obra y en el pensamiento de Federico García Lorca, hasta el punto de que llegó a afirmar: “Canto a España y la siento hasta la médula, pero antes que esto soy hombre del mundo y hermano de todos. Desde luego no creo en la frontera política”. Su amistad con José Antonio, Luis Rosales y otros miembros del llamado bando nacional muestra también su espíritu de concordia, aunque no impidió su asesinato en la lucha fratricida entre las “dos Españas” de las que hablaba Antonio Machado. [JS]