Un nuevo impulso que ayudó a consolidar la importancia de las rutas ultramarinas de los Caminos de Santiago fue el decreto promulgado en 1478 por el papa Sixto IV, en el que se citaba a Jerusalén, Roma y Santiago como los tres centros principales de peregrinación del cristianismo, por el que se dispensaba un voto en favor de las peregrinationes ultramarinae, et visitationis ad liminum Apostolorum Petri e Pauli, in Compostella.
Las peregrinaciones marítimas vivieron momentos de esplendor durante el siglo XV y en los primeros años del XVI. Sin embargo, un acontecimiento inesperado puso fin a este periodo álgido. Las desavenencias del rey Enrique VIII de Inglaterra (1509-1547) y su esposa, la española Catalina de Aragón, hicieron que el arzobispo de Canterbury, Thomas Cranmer, en 1533, declarase nulo el matrimonio y legitimase la boda entre el rey y Ana Bolena. El papa respondió al desafío con la excomunión del monarca y al año siguiente el Parlamento inglés confirmó al rey como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra. Todo ello trajo consigo la separación de los ingleses de la Iglesia católica, la persecución de los disidentes y el declive definitivo de la afluencia de peregrinos llegados desde allí. Desaparecieron, en primer lugar, los grandes contingentes de devotos ingleses, que arribaban por mar al puerto de A Coruña, y también en notable proporción los grupos de alemanes, gentes humildes en su mayoría, que, según las fuentes, pedían limosna cantando. Los recelos y desconfianzas de la Inquisición contribuyeron también al declive y debilitaron durante mucho tiempo la dimensión europea de la peregrinación marítima a la tumba apostólica, que sufrió una profunda recesión, como la peregrinación en general.
Como consecuencia de la Reforma anglicana y de la persecución del catolicismo resistente en Inglaterra, se destruyeron muchas obras de arte religioso que había en los templos, por lo que comerciantes, hombres piadosos o tratantes de arte trajeron a Galicia muchas piezas inglesas para salvarlas y para que pudieran seguir siendo veneradas en otras tierras. Esto sucedió a raíz del edicto de 1550, por el que los más recalcitrantes reformadores protestantes pusieron en práctica la masiva destrucción de imágenes, con la consiguiente y dramática merma del patrimonio del país. Galicia atesora imágenes, relieves sueltos y conjuntos de relicarios muy notables, que delatan la extraordinaria incidencia de la escultura inglesa en alabastro y madera. Un gran número de barcos ingleses arribaban cada año al puerto de A Coruña y traían obras de arte gracias a que las reducidas dimensiones de las piezas facilitaban enormemente su transporte.
Entre estas imágenes podemos citar las tallas en madera de Nuestra Señora la Inglesa y de Santa Ana enseñando a leer a la Virgen, que fueron vendidas en el puerto de Ferrol, más tarde llevadas al monasterio de San Martiño de Xubia y luego donadas a la catedral de Mondoñedo, donde hoy se veneran. También vino con ellas una imagen del Crucificado, que actualmente se aloja en la iglesia de Santa María de Neda. Asimismo, se conservan una Virgen inglesa en madera y un relieve de alabastro en el que se representa la escena de la Natividad y la Epifanía en el monasterio de San Martiño Pinario, una estatua en alabastro de Santa Catalina en el Museo Provincial de Lugo y un relieve en alabastro de la Trinidad en el Museo Provincial de Pontevedra, entre otras muchas piezas.
Una leyenda cuenta que una imagen de la Virgen del Rosario fue arrojada al río Támesis, en Londres, para que no fuera destruida y que desde allí llegó flotando a Galicia y fue venerada en la iglesia conventual de San Domingos, en Viveiro.
En 1669, el príncipe Cosme III de Médicis concluyó su segundo viaje por Europa con la visita a la tumba del Apóstol en Santiago de Compostela, a través de la ruta del Camino Portugués. Desde Compostela se dirigió al puerto de A Coruña, por el trazado del Camino Inglés, para hacer por mar el viaje de regreso. Las relazioni de Lorenzo Magalotti, Filippo Corsini, Jacopo Cinti y Giovambattista Gornia y las láminas de Pier Maria Baldi así lo atestiguan.
Otra de las peregrinas ilustres que llegó por mar a Galicia y visitó la tumba del apóstol Santiago fue la reina Mariana de Neoburgo. Sobre este viaje se realizaron también muchas relaciones de sucesos, hoy conservadas en diferentes bibliotecas de Madrid, Lisboa, Barcelona y Santiago de Compostela.
Aunque estaba previsto que la reina llegara a España por Santander, hubo que cambiar los planes y trasladar el desembarco al puerto de A Coruña, pero una fuerte tormenta obligó de nuevo a variar el recorrido y atracar el barco en la ría de Ferrol.
El 16 de abril de 1690 la reina entró en la catedral de Santiago bajo palio y visitó la tumba del Apóstol. Según cuenta Diego de Muros, “en el momento en que la reina admiraba el Botafumeiro, este se soltó y fue a caer a sus pies, sin causar daño a nadie”. Los siglos XVII y XVIII fueron de una decadencia casi total de las peregrinaciones por mar, pese a la llegada esporádica de visitas destacadas como la citada.
Los dos puertos más relevantes de Galicia en los que desembarcaban los viajeros procedentes de Inglaterra, los principales peregrinos marítimos, fueron Ferrol y A Coruña, por lo que la ruta se denominó Camino Inglés, y son hoy también los puntos de partida de esta vía de peregrinación al sepulcro apostólico. Por el trazado que partía de la ciudad de Ferrol también se dirigían para realizar el Camino hacia Compostela los habitantes de la llamada Mariña Alta, que comprende los municipios de Ortigueira, Cedeira, As Pontes de García Rodríguez, As Somozas, Valdoviño e, incluso, Viveiro. Los viajeros llegaban también por mar a Ribadeo y a otros puertos próximos y desde ellos realizaban su romería a través del llamado Camino del Norte.
Desde principios de los pasados años noventa la peregrinación por mar ha comenzado a recuperar poco a poco su presencia, y ha sido especialmente visible en los últimos años santos. A los puertos de A Coruña y Ferrol llegaron barcos con peregrinos procedentes, en su mayoría, de Reino Unido e Irlanda. En todo caso, sigue siendo excepcional y sin el vigor de la peregrinación terrestre. [JS]
V. Coruña, A / Ferrol / Inglés, Camino / Lübeck / Reino Unido